La coalición, en precampaña

Hasta el PSOE asume que el CIS «trabaja» a su favor

El objetivo de Ferraz es volver a colocar al país en «alerta ultra» para el ciclo electoral

Reunión de la Ejecutiva del PSOE
Reunión de la Ejecutiva del PSOEPSOEAgencia EFE

El PSOE asume que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) cocina los datos de las encuestas a su favor, según cuentan a LA RAZÓN fuentes socialistas. Eso sí, en Ferraz, en cualquier caso, sí creen que los datos brutos del organismo, que dirige su compañero José Félix Tezanos, están libres de sospecha.

«Los datos brutos del CIS siempre son buenos. Luego está la interpretación que se haga de esos datos. Cómo se pondere el recuento de voto o cómo se hagan las imputaciones al no sabe, no contesta», explica una fuente que estuvo integrada en la maquinaria demoscópica socialista.

Lo cierto es que más allá del CIS, los principales sondeos que están en la mesa noble de Ferraz apuntan a un empate técnico entre el PSOE y el PP y un auge de Vox que, precisamente, amplifican las propias encuestas. Por eso, hay quien apunta dentro del partido que Tezanos puede estar jugando con los resultados que muestra para modificar la percepción social.

En plata: la eclosión de Vox que perciben las encuestas se retroalimenta. Y ese efecto contribuye a la estrategia de Moncloa de aupar a Vox frente al PP. El objetivo de los socialistas es volver a poner al país en «alerta ultra», como hicieron en 2023, nada más perder las elecciones municipales y autonómicas. Como ya contó este diario, Moncloa ha diseñado un plan con el que alimentar al partido de Santiago Abascal y hacer daño al PP.

El propio jefe de Génova, Alberto Núñez Feijóo, se refiere ya a una pinza entre ambos partidos para horadar a su partido. En Moncloa están encantados de recibir todo el voto útil posible de la izquierda sociológica del país. El problema es que los colaboradores más estrechos del presidente saben que, llegado el momento de pactar, el coste de no tener al lado a un partido con el que coaligarse para seguir en Moncloa es ruinoso.

Hace más de un mes que el líder socialista se deja ver de nuevo ante los españoles tras meses ausente, encerrado en el «búnker» de Moncloa, y en el de La Mareta durante sus vacaciones de verano. Sánchez encargó al ministro Albares que atendiera la agenda internacional.

El presidente quiere hacer política para España desde fuera de ella. Por eso, el presidente del Gobierno está encantado de confrontar con su homólogo estadounidense, Donald Trump, y de crear líos diplomáticos que marquen la agenda y la saquen del calendario judicial, de las revelaciones del caso Koldo y del juzgado de instrucción número 41 de Madrid, donde se investiga a su mujer por la comisión de hasta cinco supuestos delitos.

Lo más sorprendente de todo, para algunos socialistas consultados, es que al PSOE, a tenor del CIS, no le penalizan los escándalos que asedian al presidente. Mientras, Sánchez ha sacado del armario la capa de invisibilidad que se puso tras la publicación del demoledor informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que colocó contra las cuerdas a Santos Cerdán, su ex mano derecha en el PSOE, en prisión provisional desde el 30 de junio.

Desde ese día, Sánchez y su equipo en Moncloa controlaron la exposición mediática al máximo. En todo este tiempo, tanto la imagen del presidente como su estado de salud se han convertido en temas de conversación pública. El PSOE admite que el presidente ha engrasado al partido para lo que pueda pasar.

En caso de que el PP quiera asestarle un golpe, lo dará él, cuentan varios socialistas. La intención del líder sigue siendo resistir hasta 2027, pero si encuentra el momento sociológico proclive, a base de encuestas, para convocar elecciones, lo hará. En el partido están a la espera hasta nueva orden: hay demasiado embrollo judicial y político.