Política

El desafío independentista

Puigdemont busca el estatus de refugiado para volver a España

Quiere convencer a alguna de las embajadas acreditadas en nuestro país, como las de Croacia o Eslovenia, para cruzar la frontera sin ser detenido. Por ahora no ha tenido suerte

Carles Puigdemont / Reuters
Carles Puigdemont / Reuterslarazon

Quiere convencer a alguna de las embajadas acreditadas en nuestro país, como las de Croacia o Eslovenia, para cruzar la frontera sin ser detenido. Por ahora no ha tenido suerte.

Lo ha intentado, pero hasta el momento ha pinchado en hueso. Tras obtener su escaño en el Parlamento Europeo, Carles Puigdemont y su equipo jurídico han desplegado toda una ofensiva en algunas embajadas acreditadas en Madrid para obtener un estatus de refugiado político que le permita viajar a España para formalizar su credencial como diputado. Según fuentes de su entorno, las gestiones se hicieron en las delegaciones diplomáticas de Croacia y Eslovenia, con un resultado negativo. «Prevalece el derecho del país de origen», fue la respuesta obtenida a tenor de la jurisdicción imperante en la Unión Europea. No obstante, el prófugo no decae y, sabedor de que si pone un pie en España será de inmediato detenido, prepara toda una campaña de denuncia internacional que ha empezado en el Reino Unido con una conferencia en la Universidad de Oxford. «Me daré la vuelta al mundo», asegura Puigdemont, que puede moverse libremente por todos los países a excepción del suyo propio como huido de la Justicia española.

Otro portazo más a sus pretensiones, tras la negativa del Parlamento de Bruselas a que accediera a sus instalaciones para acreditarse como eurodiputado electo. La Eurocámara cerró el paso a Puigdemont y su número dos, Toni Comín, con una decisión rotunda de su presidente, el italiano Antonio Tajani, para suspender las acreditaciones provisionales de los eurodiputados españoles hasta que no haya una lista oficial proclamada por la Junta Electoral Central. Precisamente, la JEC les ha citado en Madrid el próximo día 17 de junio para recoger sus actas y acatar la Constitución, un requisito imprescindible. En el entorno del ex presidente prófugo afirman que no entra en sus planes viajar a la capital de España ese día, dado que sería detenido, pero no descartan acciones exteriores de todo tipo. «Es un atropello y un trato discriminatorio por parte de un Estado opresor», advierten en el núcleo duro del fugitivo afincado en Waterloo.

Además de viajar por toda Europa, Carles Puigdemont tiene previsto hacerlo a Nueva York, a la sede de Naciones Unidas, donde un llamado grupo de trabajo sobre detenciones arbitrarias ha criticado las detenciones y el juicio de los presos separatistas por el «procés», a petición del presidente de la Generalitat, Quim Torra. Un informe contrario al Tribunal de Estrasburgo, que avaló la decisión del Tribunal Constitucional español contra el pleno del Parlament de Cataluña que declaró la independencia. Un jarro de agua fría que en sectores soberanistas intentan paliar con este informe de la ONU, a donde también acudirá Torra para reclamar la libertad de los presos y exigir a la Fiscalía la retirada de todas las acusaciones. Pero la diplomacia española también se ha movido, el ministro de Exteriores en funciones, Josep Borrel, ya ha conversado con la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, la ex presidenta chilena Michel Bachelet, para informarle de la crisis latente en Cataluña.

«Se ha cogido un globo de campeonato». Así definen en su entorno la reacción del prófugo Carles Puigdemont ante el portazo del Parlamento Europeo para solicitar su acreditación provisional. Sus abogados presentaron un escrito de protesta ante el presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, un hombre que conoce muy bien España y el conflicto catalán, y la defensora del Pueblo Europeo, Emily O, Reilly, sin ningún éxito. Tajani frenó en seco las credenciales hasta una proclamación oficial de la Junta Electoral Central, una vez que todos los diputados electos acudan a Madrid y acaten la Constitución. El único modo que Puigdemont tendría es lograr un estatus de refugiado político a través de alguna Embajada, aunque fuentes diplomáticas y jurídicas tampoco lo ven nada claro. De momento, sus planes pasan por incentivar el victimismo y la presión internacional, en consonancia con Quim Torra a la espera de la sentencia del «procés», cuyo juicio en el Tribunal Supremo entra ya este mes de junio en su fase final.

La pasada semana, durante una conferencia en la Universidad de Oxford, invitado por un grupo escocés, lanzó una soflama tremenda contra la España opresora, y en próximos días tiene previsto otros actos similares bajo el lema «Cataluña, la gran víctima ante el mundo». Ello ha provocado la reacción del presidente del Parlamento Europeo decretando la suspensión de las credenciales provisionales por entender que Puigdemont es un prófugo en rebeldía y no puede presentarse en la sede parlamentaria de Bruselas. Las movidas europeas de Puigdemont, en gira permanente por diversas capitales, están siendo apoyadas por dirigentes nacionalistas flamencos y eslovenos, y cuentan, según su círculo más próximo, con la total complicidad del actual presidente de La Generalitat, Quim Torra. «Puigdemont es el rey del mambo y Torra su agente comercial», dicen en el mundo independentista sobre las arengas y actos previstos hasta que acabe el juicio contra el «procés». Mientras este dure, nadie duda de que los dos radicalizarán sus posturas al máximo.

En el PDeCaT reconocen que «Puigdemont está encendido», ya que ha ganado dos escaños en el Parlamento Europeo, por encima incluso de su eterno rival, el republicano Oriol Junqueras. Según estas fuentes, el ex presidente fugitivo se ha dedicado en estos meses a manejar las riendas de la Generalitat y sus diputados en el Congreso, liderados ahora por su mano derecha, la radical Mirián Nogueras.

Nadie duda de que, con su escaño en la mano, aunque no pueda oficializarlo, Puigdemont piensa seguir con sus desafíos por toda Europa. En lo que él llama su «exilio político», teledirige la línea dura de confrontación con el Estado, maneja a su antojo a Torra, amenaza a cuadros regionales que le hagan frente, y asegura que jamás dará un paso atrás en la vía unilateral hacia la independencia. En tanto dure el juicio contra el «procés», Puigdemont y Torra harán «todos los numeritos que puedan», admiten fuentes soberanistas.

Envalentonado por ese informe del grupo de trabajo de detenciones arbitrarias de ONU, que pide la libertad de los presos separatistas, y bajo su paraguas de «eurodiputado y preso político», Puigdemont prepara una gran gira internacional y tacha de «farsa» el juicio contra el «procés». Sus abogados están elaborando un informe sobre lo que consideran «una infame vulneración de los derechos europeos», para presentarlo en la ONU y otros foros internacionales. El bofetón del Tribunal de Estrasburgo y el portazo del Parlamento Europeo les tiene sin cuidado.