Opinión

Puigdemont le hace la cobra

El acuerdo PSOE-Sumar tiene el mismo valor como compromiso vinculante que un billete de Monopoly en una gasolinera

PSOE y Sumar han alcanzado un acuerdo para un gobierno de progreso en coalición. Para intentar formarlo, al menos. Lo anuncian como si hubiese habido, en algún momento, la más mínima duda al respecto. Que el acuerdo se alcanzaría, que alcanzado estaba y daba igual en qué términos, no entraba dentro de las quinielas siquiera de puro obvio. Sumar, como aquello que se dio en llamar Podemos en su momento, amaga emborricamiento pero poco más. Como la madre que grita «cojo la puerta y me voy» tras cada berrinche, pero no se va nunca.

Lo sabe el hijo, lo sabe el marido y lo sabe hasta la portera. Sumar es esa madre, la que el día menos pensado se va y ese día os come a todos la mierda. Sánchez es el crío que no volverá a hacerlo, te lo juro, esta vez va en serio. Y los dos saben que él volverá a hacerlo y que ella volverá a gritar que, esta vez sí, se larga y no le vuelven a ver el pelo. Por eso el acuerdo alcanzado tiene el mismo valor como compromiso vinculante que un billete de Monopoly en una gasolinera. Su horizonte: el desempleo cero. Ahí es nada. Y el fin del hambre y la paz en el mundo. He visto a niños de ocho años negociando una hora extra de Nintendo con más sentido de la realidad que a estos dos adultos.

El acuerdo se ha alcanzado, digo, pero seguimos sin fecha de investidura. Sin presionar. Sobre la marcha. No se vaya a torcer algo y, por precipitarse en los plazos, no haya margen de maniobra. Que a la base de pizza con todas las sobras que tengas que es Sumar ya lo tienen, ya lo tenían, en el bote. Pero ahora faltaba el «sí quiero» de Puigdemont, y las bases le dicen que no, que bloquee la investidura. El 74,9%, ni más ni menos. No es un «casi», no. Es un NO (así en mayúsculas) que no se lo salta un gitano. La participación, hay que decirlo, ha sido de no llega a un 5%, también hay que decirlo. Cosa que yo interpreto, llámenme espabilada, como que tampoco les importa tanto la cosa. Veremos si la consulta del Consell de la República (parece que hablamos de la Guerra de las Galaxias, pero no, aunque sigue siendo ficción) es vinculante. Por saber lo que podemos esperar de un futuro referéndum, más que nada.

Se le complica la investidura a Sánchez, parece. Tendrá que acelerar lo de la amnistía que es amnistía, que es desjudicialización de los conflictos políticos, y el referéndum que no es referéndum, que es consulta sobre una consulta. Eso o lo mismo se queda sin novias. Pero atentos porque esto no es más que un anticipo de lo que se nos podría venir encima. Si todo este cirio es para la investidura (que ni fecha tiene, insisto) imaginen sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado. Imagina poner de acuerdo a Izquierda Unida, Catalunya En Comú, Más Madrid, Más País, Compromís, Xunta Aragonesiste , Més per Mallorca, Més per Menorca, Verdes Equo, Alianza Verde, Batzarre, Proyecto Drago, Izquierda Asturiana, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Bildu, JuntsxCat, aquello que se llamaba Podemos o Unidas Podemos, ERC, PNV, tres ujieres, dos asociaciones culturales, un señor con fular y la Rondalla Vora Sequía.

De todos modos, yo no hago quiniela. He apostado tantas veces a que de esta no salía, que me siento como la prota de una peli de miedo cuando le agarra el tobillo el psicópata que creía muerto en el último minuto. Tan capaz es de sacarlo adelante como de vendernos que si vamos a elecciones es por su responsabilidad de Estado y porque no cede a chantajes. Veamos.