Los pactos

Puigdemont tiene la llave del Gobierno ante la igualdad de los dos bloques

La abstención de JxCat es determinante en segunda vuelta para forzar el bloqueo y abocar a nuevas elecciones

El ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, en una rueda de prensa en Bruselas
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, líder de JxCatRiccardo PeriggianiAgencia AP

Los ciudadanos han hablado y ahora toca sacar la calculadora. La cita con las urnas deja una aritmética caprichosa –ninguno de los dos bloques consigue sumar mayoría absoluta– con un árbitro inesperado, Junts per Catalunya (JxCat). La formación que lidera el fugado Carles Puigdemont será decisiva en la investidura y tiene en su mano desbaratar las políticas de pactos tanto de Alberto Núñez Feijóo como de Pedro Sánchez y abocar a una nueva convocatoria electoral.

PP y Vox no alcanzan la mayoría absoluta que anticipaban casi todas las encuestas. Juntos suman 169, e incluso arañando el apoyo de los dos escaños de UPN y Coalición Canaria llegarían a 171, a seis de esos 176 que garantizan la elección en primera votación. Investidura fallida, por tanto, en caso de que Felipe VI proponga proponga a Feijóo como ganador de las elecciones.

A Sánchez no le iría mucho mejor. Lejos de la mayoría absoluta el bloque PSOE-Sumar, con 153, necesita de nuevo a sus socios de investidura –ERC, Bildu, PNV y BNG–. Pero con ellos tampoco le salen las cuentas. Aglutinaría 172 votos a favor, a cuatro de la línea roja que abre la puerta a la Moncloa.

Todo se jugará, por tanto, en segunda votación, cuando el candidato únicamente necesita una mayoría simple para auparse a la Presidencia (más síes que noes). Y ahí es donde irrumpe la formación independentista de Puigdemont como determinante, con sus siete diputados.

A la búsqueda de la mayoría simple

Si quien requiere la confianza de la Cámara Baja es Feijóo, tan solo puede reunir 171 respaldos, frente a los 172 que aúna Sánchez siempre y cuando sus socios de investidura en 2019 se mantengan fieles, EH Bildu incluido. El líder del PP podría echar el resto para lograr el apoyo, o la abstención del PNV, que le harían presidente... con permiso de Puigdemont. El voto en contra de los parlamentarios de Junts elevaría a 179 los noes al líder del PP, llevando de nuevo a las urnas a los españoles.

Y si el candidato a la investidura es Sánchez, el líder del PSOE estaría sin duda en manos de Puigdemont en una hipotética segunda votación. Con sus 172 apoyos tendría suficientes para conseguir más votos favorables que desfavorables (PP y Vox solo suman 169, dos más con CC y UPN). En ese escenario, JxCat desequilibraría la balanza. Puigdemont ha dicho por activa y por pasiva que los votos de su formación no servirán para hacer presidente a Sánchez. Y el veredicto de las urnas le ha brindado muy pronto la oportunidad de demostrarlo: una mera abstención de los diputados de Junts es suficiente para tumbar la investidura del candidato socialista, abocando a unas nuevas elecciones. Un escenario de inestabilidad política que abonaría la cruzada del líder independentista contra España.

Tras la estela de las encuestas que le señalaban como vencedor de las elecciones, Feijóo planteó a Pedro Sánchez en el cara a cara de Atresmedia la otra posibilidad que le garantiza la elección en segunda ronda: la abstención de los diputados socialistas para dejar formar gobierno al candidato de la lista más votada. Pero el PSOE no parece estar por la labor de repetir lo sucedido en octubre de 2016, cuando 66 parlamentarios socialistas se abstuvieron para facilitar la investidura de Mariano Rajoy y evitar así la convocatoria de unas terceras elecciones generales en un año. Y más después de que en 2019 el PSOE reclamara sin éxito al PP de Pablo Casado, apelando a «la cultura política que hizo posible la Transición», que hiciera lo mismo para que Sánchez saliera elegido presidente en segunda votación.

Pedro Sánchez fue finalmente investido en segunda votación el 7 de enero de 2020, casi dos meses después de las elecciones celebradas el 10 de noviembre del año anterior. Con los votos en contra del PP, un menguante Ciudadanos (tras perder 47 diputados y más de dos millones y medio de votos) y los independentistas de JxCat, el líder socialista tuvo que recurrir a una alambicada aritmética parlamentaria para llegar a Moncloa, lo que logró por un ajustado margen de 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones.

Aunque Sánchez prefería auparse a la Presidencia de la mano de Cs, el candidato socialista terminó pactando con Podemos, pero los 155 escaños entre ambos hacían necesario sumar además el voto favorable de otras formaciones. PNV (6) , Más País (2) y los cuatro escaños (a razón de uno cada uno) de BNG, Nueva Canarias, Teruel Existe y Compromís le brindaron su respaldo, elevando a 167 sus apoyos parlamentarios. La abstención del independentismo –ERC y EH Bildu– resultó decisiva. Ahora, será la de JxCat.