PSOE-Junts

Puigdemont valora tumbar el escudo social del Gobierno

El miércoles se vota el «decreto ómnibus». Será otra prueba de fuego para el PSOE a la espera de Suiza

PLASENCIA (CÁCERES), 19/01/2025.- El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), durante su intervención en la clausura el XV Congreso del PSOE de Extremadura, que refrenda a su líder regional, Miguel Ángel Gallardo (2º dcha). EFE/JERO MORALES
Sánchez en la clausura el XV Congreso del PSOE de ExtremaduraJero MoralesAgencia EFE

Moncloa ha aplaudido el anuncio del viernes del ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont por el que exigía la convocatoria de una reunión urgente de la mesa internacional de negociación en Suiza, en la que participe el mediador.

Si Puigdemont pretendió vender su anuncio de que rompía todos los foros de negociación, y la convocatoria de esa mesa internacional, como un órdago, la maquinaria del relato de Moncloa le ha dado la vuelta para presentarlo como la confirmación de que en realidad todo sigue prácticamente igual, con negociaciones pendientes, sobre todo en relación con el uso del catalán, la inmigración e incluso otras cuestiones más domésticas de la vida de Puigdemont en Waterloo, como su servicio de escolta.

Ninguna de las dos partes está contenta con la relación. A Sánchez le encantaría poder prescindir de Puigdemont, pero eso reafirmaría su imagen de debilidad.

Y Puigdemont tampoco quiere tener nada que ver con el PSOE, pero no puede permitirse unas elecciones. Esto les ha colocado en ese campo de juego de regate en corto en el que están condenados a seguir explorando cosas en común.

En este mes se celebrará la reunión de la mesa internacional, con participación del mediador, y esta semana vuelve a celebrarse una de esas votaciones de infarto en el Congreso.

Junts se niega a anticipar cuál será el sentido de su voto en el último «decreto ómnibus», después de que este viernes anunciara la suspensión de las negociaciones sectoriales con el PSOE por los incumplimientos reiterados de Sánchez.

Este Real Decreto contiene medidas clave como la prolongación de las bonificaciones al transporte en ferrocarril y autocar, facilidades financieras para la Generalitat valenciana ante los gastos causados por la DANA o la subida anual de las pensiones.

El Ejecutivo también tiene pendiente de convalidar otros dos reales decretos. La tercera pata de las pensiones, que ya cuenta con el apoyo del PP, según han anunciado los de Génova.

Y la prórroga del gravamen a las empresas energéticas, que Sánchez aprobó para hacer como que cumplía sus compromisos con la izquierda, pero sabiendo de antemano que no pasaría el corte del Congreso.

Para el Gobierno, el «no» de Junts al «decreto ómnibus» sería otro duro golpe porque incluye medidas clave del escudo social y otras actuaciones en materia de vivienda social, entre otras medidas, es decir, temas que para la izquierda son eje central de su discurso político.

El mismo viernes, después de que Puigdemont anunciara que rompía las negociaciones sectoriales, se difundió que habrá una reunión extraordinaria en Suiza esta misma semana, con el verificador internacional, para juzgar el grado de cumplimiento del acuerdo entre Junts y PSOE. La cita ya tocaba porque se celebra una cada mes desde el pacto de investidura. La última, según las dos partes, no fue bien.

Además de los agravios conocidos ya pendientes, en Junts también están molestos con la celeridad obscena con la que el Gobierno está movilizando todas sus piezas para defender judicialmente a la esposa del presidente, Begoña Gómez, mientras que no ha hecho lo mismo con la amnistía.

Más bien, al contrario, la sensación que tienen es que intencionadamente Moncloa la ha dejado adormecer porque cree que es el instrumento que tiene en su mano para seguir manteniendo atado a Puigdemont. Lo mismo que Puigdemont piensa con respecto a los Presupuestos.