El desafío independentista

Puigdemont vuela el PDeCAT

El ex president presentará su nuevo partido para desvincularse de los neoconvergentes

Carles Puigdemont, en una imagen de archivo / Efe
Carles Puigdemont, en una imagen de archivo / Efelarazon

El ex president presentará su nuevo partido para desvincularse de los neoconvergentes.

El independentismo está intentando reformularse ante el escenario sobrevenido del gobierno de Sánchez. A corto plazo, tras la reunión del día 9, y a largo plazo, reenfocar la estrategia, sin perder de vista el medio plazo que tiene fecha: 26 de mayo de 2019, elecciones municipales. Con estos escenarios, andan a la greña disputándose la hegemonía, al tiempo que procuran mantener un lenguaje inflamado para no desmotivar a sus bases y evitar ser acusados de autonomistas, la nueva versión de botiflers –traidores–, mientras busca desesperadamente un «reset» tras el fracaso de la declaración unilateral de independencia.

ERC lo ejemplificó en su asamblea. La ponencia presentada renunciaba a la unilateralidad y las bases se rebelaron. Al final una solución salomónica, la de cal, no rechazando «ninguna vía pacífica y democrática» para alcanzar la independencia al tiempo que el presidente del Parlament daba la de arena «que nadie nos pida gestos simbólicos... No los haremos a menos que sirvan para llegar al final». De fondo, el mensaje de Oriol Junqueras desde Estremera «eficacia, menos ruido y más eficiencia». El destinatario era Joaquim Torra, el presidente catalán, pero el PDeCAT salió en su defensa porque si los republicanos, mal que bien, han pasado su prueba de fuego, ahora debe pasarla el PDeCAT que ha convocado asamblea para el 20, 21 y 22 de julio.

«El primer objetivo es que esta asamblea no se parezca en nada al congreso fundacional del PDeCAT», que acabó como el rosario de la aurora. Ni el nombre ni la dirección del nuevo partido fueron los previstos. En todo este tiempo las crisis se han ido repitiendo, sobre todo por el papel de Puigdemont. Marta Pascal, coordinadora general, evitó el «golpe de estado» de los críticos, dirigidos por el omnipresente Carles Puigdemont, anunciándoles que les daría entrada en la ejecutiva en la asamblea.

En estos días se han intensificado las reuniones, pero lo que se da por hecho es que Puigdemont rechazará cualquier invitación a convertirse en el nuevo presidente del partido, tal y como confirma su entorno. El ex presidente de la Generalitat tiene en mente forzar al PDeCAT a disolverse como un azucarillo en Junts per Catalunya. Esta acción no se ha olvidado en el PDeCAT que miran con recelo la formación registrada por el oráculo de Puigdemont, Agustí Colominas, «Moviment 1 d’octubre» y la registrada por la diputada Aurora Madaula «Junts per la República», liderada por Jordi Sánchez. Ambas opciones persiguen que en el seno de Junts per Catalunya no sólo exista un partido como tal –sino que se adhieran el PDeCat, Demòcrates o incluso ERC, es decir, que aglutine a todas las fuerzas separatistas– y ambas opciones podrían echar a andar hoy, aunque bajo las siglas de «Crida Nacional», al estar previsto un acto para presentar un nuevo proyecto político con esa marca, que podría desembocar en un Congreso fundacional en otoño. El sábado, horas antes de que se celebrara la manifestación por los políticos presos, Puigdemont reunió a los 135 miembros que formaron parte de su candidatura para informarles de este paso.

Para compensar estos movimientos, Pascal registró Junts per Catalunya de cara a las municipales. Ambas propuestas son antagónicas. En la primera, el PDeCAT volvería a estar diluido. En la segunda, tendría un papel protagonista, pero ambas persiguen un objetivo: que las municipales se conviertan en un nuevo plebiscito e intentar una lista única del independentismo para fagocitar a ERC. Los republicanos lo rechazan, hoy por hoy, de plano, y la CUP simplemente hace caso omiso.

De momento, Pascal ha puesto sobre la mesa ampliar la ejecutiva de 12 a 25 miembros. Ante la negativa de Puigdemont a presidir el partido, se piensa en la figura de Xavier Trias «que está por encima del bien y del mal», y es un hombre respetado en el partido. Le acompañarían tres vicepresidentes que son los que hoy están en prisión: Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn. En teoría, tras ellos figuraría la secretaría general, recuperando la vieja denominación en lugar de coordinadora general, que teóricamente sería ocupada por la actual coordinadora general, Marta Pascal aunque fuentes de la formación son taxativos y aseguran que «está todo muy abierto y no se puede dar nada por cerrado».

Lo que sí parece meridianamente claro es que se incorporarán a la ejecutiva el núcleo duro de los críticos con Joan María Canals, alcalde de Molins de Rei a la cabeza, y los consejeros Damià Calvet –Territori– y Miquel Buch –Interior–. También se da por segura la incorporación de Marc Solsona, alcalde de Mollerusa, aliado de Pascal.