Estrasburgo

Rajoy critica a Goioaga por hablar de torturas cuando sólo ETA las ha cometido

Mariano Rajoy y Alberto Ruiz-Gallardón, durante la sesión de control al Ejecutivo celebrada esta tarde en el pleno del Senado.
Mariano Rajoy y Alberto Ruiz-Gallardón, durante la sesión de control al Ejecutivo celebrada esta tarde en el pleno del Senado.larazon

El presidente del Ejecutivo pide a la banda que se disuelva y matiza que el Comité Europeo de Prevención de la Tortura no cita en su informe «ni un solo caso de torturas probado por sentencia firme»

Vaya por delante que «este senador no va a entrar en ningún tipo de provocación ni la va a crear». Pues nada más lejos de la realidad. La primera intervención del parlamentario de EH Bildu, Iñaki Goioaga, fue de todo menos «pacífica». Llegó con la intención de interpelar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sobre derechos humanos y torturas... y terminó hablando de lo de siempre, de ETA y lo que su entorno denomina «conflicto doloroso».

El abogado de etarras comenzó su alocución diciendo que «no son tiempos de provocaciones» sino «tiempos de reconocimiento de una serie de realidades, tiempos de ver cuáles san sido las consecuencias de un conflicto doloroso en el que hemos estado inmersos, tiempos de soluciones y de cierres». Pero por su discurso posterior parece que lo de cerrar no lo tienen muy en mente. Así, aludió al informe del Comité Europeo de Prevención de la Tortura (CPT) para dejar caer que en ese documento se dan por ciertas una serie de torturas cometidas en suelo español.

«Ni un solo caso de torturas»

Y llegó el turno de Rajoy. «Presido el Gobierno de una democracia asentada. En España se garantizan los derechos y libertades de todos los ciudadanos», incluidos los que estén inmersos en un proceso penal o hayan sido detenidos y estén por la comisión de delitos muy graves, atajó con semblante duro el jefe del Gobierno. Sin apartar la mirada de los papeles para no olvidarse ningún punto, recordó que nuestro país es signatario de la Convención Europea para la prevención de la tortura, que España es un Estado de Derecho y que «sólo desde la mala fe puede dudarse de él», en clara alusión a las insinuaciones del senador de EH Bildu. Y un último apunte, dijo Rajoy: «El Comité Europeo no cita en su informe, ni un solo caso de torturas probado por sentencia firme. Ni uno».

Pero las insinuaciones del abogado de etarras se tornaron en graves acusaciones. Y para ello tiró de hemeroteca y aludió a tres resoluciones del tribunal de Estrasburgo dictadas entre 2010 y 2012 en las que se decía que no se «investiga suficientemente los casos de tortura en el Estado español». Y fue más allá. Aseguró que otro informe, esta vez de la Coordinadora para la tortura, señala la presencia documentada de 288 casos de agresiones y malos tratos que afectarían a 851 personas.

Nervioso y tembloroso, Goioaga, que no dudó en presumir de sus 28 años de experiencia como letrado, denunció que la «incomunicación genera espacios oscuros, ausentes de control judicial» y que cientos de personas, del pueblo vasco, lo han sufrido. Dicho esto, cambió de rumbo y fue al punto al que quería llegar desde un principio. «Ni usted, ni su grupo, ni seguramente yo tenemos la verdad absoluta ni el monopolio del sufrimiento», avanzó el senador ante una nueva tanda de abucheos, que no evitó que prosiguiese con su guión.

En este punto, merece la pena recordar aquella primera frase de la alocución de Goioaga, en la que conciliador dijo que su intención no era «provocar». Una declaración de intenciones que pierde toda su razón de ser justo cuando el abogado de etarras le espetó a Rajoy que la única verdad es que «ha habido detenidos que han muerto en dependencias policiales: Miren Gurutze Yanci, Mikel Zabalza o Xabier Caparsoro», curiosamente, todos etarras. Y acto seguido, como si acabase de hablar del tiempo, pidió un «nuevo marco de normalización y conviviencia». Eso sí, exigió un suelo ético que no sea «pisoteado por botas militares» ni sirva de «lecho para violaciones». Y finalizó recordando que los familiares de los etarras detenidos hoy en Francia dirán «al menos allí no les van a torturar».

«Falta de autoridad»

Así, terminada su nada provocativa intervención -entiéndase la ironía-, el presidente del Gobierno tomó las riendas. Lo primero que quiso dejar patente es la falta de «autoridad de algunos para hablar agresiones, malos tratos y torturas», en clara alusión al abogado de etarras. También quiso dejar claro que el Ejecutivo no va a hablar de nuevos marcos de convivencia porque el único que necesitamos es aquel que surja de «la disolución de la organización terrorista que ha cometido agresiones, malos tratos, torturas y ha privado de la vida a muchos seres inocentes».

No cejó ahí. El presidente del Gobierno le recordó a Goioaga la «práctica» de denunciar malos tratos como estrategia que aplican «sistemáticamente los miembros de ETA» con el objetivo de tener repercusión mediática y revelar la identidad de los agentes encargados de la lucha antiterrorista. Y no es una especulación, reiteró Rajoy, sino un hecho con valor probatorio recogido en varias sentencias de los tribunales. Y por si el senador de EH Bildu ponía en duda algunas sentencias, el jefe del Ejecutivo se encargo de apuntar que, precisamente, es gracias a ellas, que «nosotros respetamos y acatamos» por lo que «algunos hoy están aquí»... sobra decir que se refería al propio Goioaga y sus compañeros de Amaiur.

En definitiva: «España es una democracia, un Estado de Derecho. En España rige la ley. Todos estamos sometidos al imperio de la Ley y quienes no son demócratas son, precisamente, los que han torturado y los que se han saltado la normativa», argumentó Rajoy, no sin antes pedir una vez más a ETA que se disuelva para crear un nuevo marco de convivencia en nuestro país.