Pactos electorales
Rajoy espera a que Sánchez renuncie a la presidencia para llamarle
Sólo le ve sentido si se confirma que no hay más reuniones del PSOE con Iglesias y Rivera
Sólo le ve sentido si se confirma que no hay más reuniones del PSOE con Iglesias y Rivera.
Llegó la semana «decisiva», la del 18 de abril, como fijó la propia vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, a principios de mes en una de las tantas ocasiones en las que ha tenido que responder a la pregunta de si el jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, iba a llamar al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, para insistirle en su oferta de negociar un acuerdo de gran coalición.
Ayer hubo reunión del Comité de Dirección del PP. Y ya se conocen los resultados del referéndum que Podemos ha organizado entre sus bases para que avalen mayoritariamente el rechazo de Pablo Iglesias al acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos. Es decir, que ya estaban sobre la mesa todos los elementos de juicio que el líder popular quería tener a su disposición antes de tomar una decisión definitiva sobre la conveniencia de hacer un nuevo intento con el secretario general de los socialistas. Si bien Ferraz lleva cuatro meses negando sentido al diálogo con los populares.
El acuerdo de Sánchez con Rivera fue «tumbado» por la mayoría del Congreso y ha vuelto a ser enterrado por la formación naranja, como ayer se formalizó. Y, de momento, el PSOE también mantiene su negativa a una negociación de un Gobierno «a la valenciana» con Podemos en coalición, como exige Iglesias. Este bloqueo sólo deja en teoría la salida del acuerdo entre el PP y el PSOE, que Rajoy, por cierto, cree que seguirá siendo necesario después de otras elecciones.
Pero, sin embargo, la impresión que ayer trasladó Rajoy a su cúpula es que sigue sin verle sentido a contactar con Sánchez o a proponerle nada porque sabe por adelantado que le va a decir que «no». Ahora bien, se deja la puerta abierta a hacer ese gesto si se confirma que no va a haber más reuniones del PSOE con Ciudadanos y Podemos, y si Sánchez renuncia a la presidencia del Gobierno. Entretanto, la dirección popular se queda simplemente a la espera de que se confirme la previsión de la disolución de las Cortes Generales y unas nuevas elecciones en junio.
Por cierto, ante esos nuevos comicios, y en respuesta al ruido más externo que interno, Génova se ve obligada una vez más a ratificar la candidatura de Rajoy de acuerdo a lo que dicen «los Estatutos» del PP y porque también es «lo que quiere el PP», según explicó el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maíllo.
«El presidente es el candidato porque así lo dicen los Estatutos y porque es lo que quiere el PP. En el PP nadie cuestiona la figura de Mariano Rajoy, va a ser el candidato», sentenció. Estos pronunciamiento oficiales son obligados y entran dentro del argumentario de precampaña, pero realmente en el PP no hay un serio debate abierto sobre el liderazgo de Rajoy. Otra cosa es que sí especulen sobre el interrogante de cuál será la actitud de Albert Rivera después de unas nuevas elecciones y si mantendrá su negativa a negociar con el PP en tanto el candidato a La Moncloa sea Rajoy. Los resultados electorales determinarán la fortaleza de Rivera para mantener algunos de los vetos que en estos cuatro meses le han servido para justificar su acuerdo con el PSOE, pese a que en campaña se comprometió a respaldar a la lista más votada. «Es erróneo y antidemocrático que pretenda cuestionar quién es el líder de los demás», advirtió el «número tres» del PP al ser preguntado por la posibilidad de que Ciudadanos insista en condicionar su apoyo a un Gobierno popular a la renuncia de Rajoy. Martínez-Maíllo también resaltó tras el Comité de Dirección que siguen esperando un gesto por parte de Sánchez que dé sentido a una llamada de Rajoy. «Hay tiempo suficiente para hacer una o varias llamadas, las que sean necesarias» si ese gesto se produce. Respecto a la consulta de Podemos a sus bases, Génova subraya que «todo es un gran paripé, como la consulta del PSOE». En la recta final hacia unas elecciones que parecen cada día más cercanas, el PP incide en subrayar el fracaso de Sánchez y Rivera. «El PP mantendrá su oferta de gran coalición hasta el último minuto, pero no se prestará a participar en ningún teatro o amago de reunión que sirva para que no se elija a un presidente del Gobierno». Y el PP también insiste en responsabilizar a Sánchez de esos comicios por no haberse sentado a dialogar con ellos. La campaña del PP ya está hecha en lo que afecta a las principales líneas argumentales. La preocupación interna gira sobre si la corrupción y el desgaste que ésta ha provocado en la imagen de Rajoy y del partido seguirá cortando su margen de mejoría electoral.
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