Caso Bárcenas
Rajoy mantiene intacta su versión sobre Bárcenas y evita el «y tú más» con los ERE
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado en el Congreso que no tiene "nada que rectificar"en sus declaraciones sobre el caso Bárcenas el pasado 1 de agosto porque, ha dicho, «nada ni nadie las ha desmentido».
... Y el curso, salvo por el aguacero del hemiciclo, comenzó igual que acabó en julio: con Bárcenas en el Parlamento. La oposición aprovechó el arranque del nuevo periodo de sesiones para preguntar al presidente por el ex tesorero del PP y las versiones que durante el verano se han dado sobre el caso. Un imperturbable Mariano Rajoy se ratificó punto por punto, coma por coma, en el relato que ofreció el 1 de agosto ante la Cámara Baja, esto es, que Luis Bárcenas no estaba en el PP cuando él llegó al Palacio de la Moncloa, a finales de 2011. Es más, se regocijó en que «nada ni nadie» haya «desmentido» sus manifestaciones en sede parlamentaria, a pesar de que se esté utilizando la declaración ante el juez de Dolores de Cospedal para mentir. Luego, afirmó que en la declaración de Cospedal «no aparece» lo que ha insinuado el PSOE, por lo que se dirigió a Rublacaba: «Le ruego que la lea y no falte a la verdad porque aquí quien miente es usted». Esto lo dijo antes de reprocharle que la «presunción de inocencia» sólo le sirva cuando le «conviene» al PSOE. El revuelo se apoderó en ese instante del hemiciclo, desde donde se escucharon gritos de «pero cobraba, pero cobraba». Y, ajeno a la jarana, el presidente emplazó al PSOE a llevar el «caso Bárcenas» al Parlamento tantas veces como estime conveniente, pero avisó de que él no entraría en el «y tú más», en referencia a las posibles imputaciones de Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el «caso de los ERE». «Y fíjese que tendría oportunidades para hacerlo, más en el día de hoy», concluyó arropado por un fuerte aplauso del PP.
Tanto Alfredo Pérez Rubalcaba, por el PSOE, como Cayo Lara, por IU, habían aprovechado para pedir por enésima vez al jefe de Gobierno que se vaya. El primero lo hizo no sin antes recordar que Cospedal dijo este verano ante el juez Pablo Ruz que fue Rajoy el que «pactó» un «acuerdo de protección, de ayuda y de silencio» con «coches, secretaria, sueldos y abogados» para el ex tesorero. Y todo porque Bárcenas «era su amigo y protegido», le espetó. También recurrió a la declaración de Cristóbal Páez, el sustituto de Bárcenas en la Tesorería del PP, en la que afirmó haber «cobrado dinero en negro procedente de donaciones ilegales», al tiempo que agregó que Cospedal decidió «romper a martillazos» los discos duros del ordenador del ex tesorero. Un comportamiento que calificó de «obstrucción a la Justicia». Dicho esto, el líder de la oposición situó al presidente en el «epicentro de la trama irregular» del PP y advirtió de que el PSOE no cejará en su empeño de pedir explicaciones. Sus últimas palabras fueron una cita de Winston Churchill: «Su historia es una patraña envuelta en una mentira que finalmente desemboca en un embuste».
En parecidos términos se expresó Cayo Lara al recordar que en aquella comparecencia del 1 de agosto, Rajoy había admitido sus mensajes de ánimo a Bárcenas cuando ya se conocía que tenían cuentas en Suiza, por lo que le acusó de faltar a la verdad al afirmar que el tesorero llevaba tres años sin militar en el PP. «Después –siguió– se supo que pagó la cuota hasta 2012 y la señora De Cospedal, su auténtica prima de riesgo, declaró al juez que usted y Arenas negociaron la supuesta salida de Bárcenas del partido en marzo de 2010 con un contrato y alta en la Seguridad Social hasta principios de este año». También quiso dejar claro que «colaborar con la Justicia» no es «borrar y destruir» discos duros, agendas y libros de las visitas a Génova, sino buscar «tapar la trama de corrupción» de un partido «dopado» que «gana elecciones con fondos ilegales» y que afecta al Gobierno, sobre el que pesa una «losa de ilegitimidad y sospecha permanente». Su recomendación: que Rajoy emule al primer presidente del Gobierno de la I República, Estanislado Figueras, quien en 1873 convocó al Consejo de Ministros y dijo: «Ya no aguanto más, voy a serles franco, estoy hasta los cojones de todos nosotros». «Fin de la cita», remachó el líder de IU.
Llegó la segunda entrega con el dueto de Sorayas y la vicepresidenta sí fue más explícita que Rajoy para afear al PSOE su doble rasero al hablar de corrupción. Se dirigió a Rubalcaba para preguntarle si no creía que «debería haber sido un poquito más prudente, hoy y siempre».
✕
Accede a tu cuenta para comentar