Política

El desafío independentista

Rajoy pide a Mas «respeto» a la Ley y le ofrece diálogo con lealtad

Mide el «no» a la consulta para contener la actitud victimista del líder de la Generalitat. Reivindica el trabajo conjunto por el interés general y el de los catalanes

La Razón
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Mide el «no» a la consulta para contener la actitud victimista del líder de la Generalitat. Reivindica el trabajo conjunto por el interés general y el de los catalanes

Moncloa formalizó ayer por la tarde la respuesta del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al presidente de la Generalitat, Artur Mas. Estaba pendiente desde finales de julio, cuando este último le remitió una misiva en la que le emplazaba a empezar cuanto antes la negociación para convocar una consulta por el «derecho a decidir». Exigencia que acompañó de un prolijo informe elaborado por el Consejo de Transición Nacional, el órgano encargado de diseñar la hoja de ruta hacia el soberanismo.

La respuesta de Rajoy se ajusta a las líneas generales del discurso que está manteniendo en relación al problema catalán, tanto en el fondo como en la forma. Es una contestación en la que, además, mide muy bien la presentación del «no» a la consulta para tratar de contener en la medida de lo posible la utilización victimista por parte de Mas, según precisaban por la tarde fuentes de La Moncloa. Aunque esa «manipulación» sea «inevitable», en cualquier caso, como ya ayer quedó en evidencia. En ese sentido, Rajoy incluso envuelve su «no» a romper el marco jurídico vigente en una «oferta de diálogo» sin fecha de caducidad para atender el interés general de los españoles y de todos los catalanes.

La carta no es sino un formalismo, que Rajoy estaba obligado a cumplimentar más de cara a la opinión pública que por su repercusión en la relación con Mas. En ella no se dice nada que entre los dos no se hayan dicho ya en los contactos privados que mantienen, y que se sustanciaron el pasado día 29 de agosto en una reunión en Moncloa. De hecho, en esas conversaciones privadas han ido más allá de las líneas generales que ayer se solemnizaron por escrito. No obstante, el clima de opinión y el contexto hacen que esta ratificación por parte de Rajoy de sus «líneas rojas» adquiera especial valor. Sobre todo al hilo de la «cadena» por la independencia con la que se celebró la Diada y por las especulaciones que se han hecho sobre lo que supuestamente podría estar negociando bajo cuerda con Mas.

El presidente ratifica su compromiso con el marco jurídico «que a todos nos protege y que a todos nos vincula». Curiosamente, no cita expresamente la consulta ni tampoco la Constitución, aunque sí advierte a Mas de que el marco jurídico actual es el que le da legitimidad y el que garantiza la «convivencia y la concordia». En paralelo, Rajoy incide en presentarse ante los catalanes como un presidente dispuesto al diálogo: de hecho, es la idea sobre la que pivota toda su respuesta. Pero esta disposición a la negociación con la Generalitat la limita con la exigencia de lealtad institucional y respeto a las leyes. La caricatura nacionalista intenta hacer calar en el imaginario catalán la idea de que Madrid les cierra las puertas y mantiene una actitud obstruccionista con todos sus planteamientos. Rajoy contraataca con otro retrato de sí mismo y tendiendo puentes entre Cataluña y España. Es un mensaje más dirigido a los catalanes que a la propia Generalitat: juntos somos fuertes y no se pueden desatar los vínculos que nos mantienen unidos «sin enormes costes afectivos, económicos, políticos y sociales». Sostiene que «hemos de trabajar en el fortalecimiento de esos vínculos y huir de los enfrentamientos». El presidente no entra en detalles sobre las cuestiones que deben centrar el diálogo entre las dos partes. No habla de financiación ni de los demás problemas económicos y financieros de la Generalitat, sino que se queda en la filosofía de lo que debería ser la relación entre Cataluña y España. «Juntos ganamos todos y separados todos perdemos», precisa. «Es una carta de mano tendida a Mas si respeta las reglas de juego. Por nosotros no va a quedar. Si da el salto, el que rompe es él, no nosotros, que le estamos ofreciendo una salida política y económica del laberinto en el que se ha metido», explicaban ayer por la tarde desde Moncloa para poner en contexto la literalidad de la respuesta del presidente del Gobierno. «Quedo a su disposición para trabajar conjuntamente y ofrecer así la mejor respuesta a las necesidades reales de todos los ciudadanos», concluye la misiva. En el entorno de Rajoy siguen confiando en que el líder de CiU se atenga a la razón, siga ganando tiempo, y evite el choque en 2014 con una consulta ilegal. Dicen que Mas sabe que es el camino para evitar el suicidio político, pero que no sabe cómo salir del lío en el que se ha metido. Y dicen que su obligación, por sentido de Estado, es no cerrarle más puertas de las que él mismo se ha cerrado. Aquí tiene una mano tendida, «firme» y con «la Ley por delante», subrayan.

ESCRITA ANTES DE LA DIADA

Moncloa ha esperado a que se celebrase la Diada para formalizar la respuesta al presidente de la Generalitat. Pero la letra de la carta que ayer le remitieron estaba ya decidida desde antes. La «cadena» por la Vía Catalana de la independencia no ha variado ni un punto ni una coma de una misiva para la que se han medido los tiempos en consonancia con los contactos privados de Mariano Rajoy con Artur Mas. Explican en Moncloa que el presidente de la Generalitat conoce al detalle las «líneas rojas» del presidente del Gobierno, porque éste así se lo ha trasladado personalmente «sin estridencias ni en el discurso ni en las formas».

«Rajoy es una persona dialogante, que sabe escuchar, y ésta es la actitud que mantiene con todos los presidentes autonómicos, también con Artur Mas. Pero dialogar no quiere decir ceder», puntualizan las mismas fuentes.