Desarme de ETA

Rajoy se blinda con Francia para minimizar el acto de ETA

Los diputados del PP Vasco Carmelo Barrio y Alfonso Alonso, poco antes de que comenzara el Pleno de ayer en Vitoria
Los diputados del PP Vasco Carmelo Barrio y Alfonso Alonso, poco antes de que comenzara el Pleno de ayer en Vitorialarazon

Rebaja el alcance del acto de mañana hasta que la Policía lo supervise y a la espera de que los terroristas oficialicen su disolución

El Gobierno ha tejido en estos días con mucha reserva una amplia estrategia política y diplomática, con conversaciones con Francia y con el principal partido de la oposición y otros actores de primer nivel, para restar alcance al acto de desarme que ETA ha anunciado para este sábado. «Pirotecnia propagandística sin espectáculo», sentencian en Moncloa.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha conseguido unificar «en lo principal» su discurso con el del PSOE, con la decisiva ayuda de referentes en la lucha antiterrorista como el ex ministro del Interior y ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Las declaraciones de Rubalcaba tras el anuncio de ETA de su desarme no han hecho sino apuntalar el mensaje del Ejecutivo popular y despejar así el camino a la posición del PSOE en esta situación de interinidad «ante un debate delicado y en el que la unidad de acción entre quienes siguen siendo las dos principales fuerzas políticas de este país es más necesaria que nunca al haber un Gobierno en minoría», sentencian en el entorno de Rajoy.

Moncloa da por controlado este «frente» de la unidad con el PSOE, y también cree que no tendrá problemas de entidad con el PNV por este asunto. Al margen de las diferencias que se visualizan en los discursos, porque «cada uno trabajamos escenarios y graneros distintos», desde el Gobierno aseguran que en lo sustancial hay acuerdo para que no se abran debates que «den aire» al objetivo de ETA «de intentar conseguir algo por certificar que fue derrotada por las Fuerzas de Seguridad del Estado y los demócratas».

En el Gobierno no se visualiza temor a que ETA interfiera en la negociación que avanza poco a poco con los nacionalistas vascos en materia de Presupuestos, y de la que están excluidas las cuestiones relacionadas con las demandas etarras y otras reivindicaciones identitarias que siempre han marcado el mensaje del PNV. Esto no quiere decir que este partido no siga siendo fiel a sus demandas y a su posición tradicional, pero «esa coherencia no interferirá en la negociación para las cuentas de 2017». Hasta ahora los mensajes que han salido de las filas peneuvistas han apuntalado este discurso del Gobierno. En estas conversaciones con el PNV está ejerciendo un papel muy importante la vicepresidenta y ministra para las Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría. Aunque también Rajoy ha intervenido personalmente.

Además de atar flecos en clave doméstica, el Gobierno cuenta a su favor con el blindaje que supone saber que Francia no cambiará una coma de su estrategia. La entrega de las armas no es suficiente para que el Gobierno francés modifique su postura, y «todo se está preparando de manera concertada». Este escenario fortalece al Ejecutivo de Rajoy para negarse a hacer ningún cambio en política penitenciaria sin que las Fuerzas de Seguridad del Estado españolas y francesas verifiquen el alcance del acto del sábado y, además, ETA oficialice también su disolución.

Si la Policía española comprueba que ETA ha entregado todo lo que tiene, y los terroristas se disuelven, el Gobierno de Rajoy podría plantearse hacer alguna revisión de manera consensuada con los demás partidos en materia de política penitenciaria. Pero dentro de la legalidad vigente y sin perder de referente la exigencia de que los etarras contribuyan a esclarecer los crímenes pendientes de resolución, resarzan a las víctimas y cumplan las demás condiciones establecidas para acogerse a beneficios penitenciarios. La llamada «vía Nanclares» sigue siendo plenamente válida, sentencian en Moncloa. «No habrá amnistías ni salidas de presos». El único punto donde hay margen para que pueda haber algún gesto, si ETA se disuelve, es en el acercamiento de presos etarras al País Vasco, pero en estos momentos el discurso del Gobierno ni siquiera confirma que esté trabajando en este escenario. Aunque es evidente que la disolución sí obligaría a abrir el debate. La dispersión se justifica por la existencia de una organización cuya cohesión se ha combatido a través de esta medida penitenciaria. «ETA tiene que renunciar a lo poco que le queda. Desaparecer, aunque ya haya sido derrotada. En ese escenario, la política penitenciaria de dispersión puede ser revisada caso a caso. Pero hoy no estamos en eso», sostienen fuentes gubernamentales. El Gobierno no se moverá el sábado de esta posición. Sin disolución, todo sigue igual. Y ETA, además de entregar las armas y disolverse, «tiene que seguir el camino del arrepentimiento y del resarcimiento del daño causado». En esta línea apuntará hoy el mensaje del portavoz del Ejecutivo, Íñigo Méndez de Vigo, tras el Consejo de Ministros.