Alianza Atlántica
Robles se planta ante la OTAN y bloqueará el Plan de Producción en Defensa por excluir a las empresas españolas
España no dará luz verde a este programa hasta que la Alianza “reconsidere” esta decisión. La ministra se ha reunido hoy con Stoltenberg al que le ha reiterado el malestar español
España ha decidido bloquear el nuevo Plan de Acción de Producción en Defensa de la OTAN en protesta por la exclusión de empresas armamentísticas españolas en una primera reunión de carácter informal. La ministra de Defensa española, Margarita Robles, no ha asistido este jueves a un encuentro en la sede de la OTAN en Bruselas destinada a mejorar el incremento de la producción de la industria defensa. Según ha declarado Robles ante los medios de comunicación, España no dará luz verde a este plan hasta que la Alianza “reconsidere” escuchar a las empresas españolas. “Es evidente que España tiene que estar, alguna empresa española debe estar representada porque la industria de defensa española es muy buena, crea mucha innovación y tecnología y muchos puestos de trabajo” ha explicado Robles.
Aunque éste es un primer contacto y se espera que empresas españolas sean incluidas en posteriores encuentros de este tipo, fuentes aliadas explican que el proceso de selección ha resultado poco claro y que ha sido llevado a cabo por el núcleo duro del secretario general, Jens Stoltenberg, sin demasiadas consultas con el resto de miembros de la organización multilateral. Ante estas circunstancias, para España, este primer encuentro supone un “mal punto de partida” difícil de entender para el noveno aliado en términos absolutos y el quinto mayor contribuyente en operaciones y misiones. Fuentes aliadas ya habían adelantado el plantón de Robles a la reunión de este jueves que se celebra en el marco del encuentro de los ministros de Defensa de la Alianza.
Esta primera lista oficial está formada por 25 empresas de 18 países, lo que ha generado malestar en el resto de los aliados de la organización militar que cuenta con 31 socios. La ministra de Defensa española ha explicado que este jueves ha mantenido un encuentro con Stoltenberg en el que le ha reiterado el malestar español por la ausencia de compañías españolas. Al ser preguntado por esta cuestión el miércoles, el político danés quitó hierro a la situación: “Varios aliados no están representados, pero es como tiene que ser esta reunión porque es un evento pequeño y hay tanto empresas grandes como pequeñas”, respondió el político danés. La Alianza no ha publicado la lista de empresas que han participado en la reunión de este jueves ni los criterios elegidos en esta primera criba.
Los aliados están negociando la compra conjunta de 1.000 millones de dólares de munición de 155 milímetros, en aras de seguir suministrando armamento a Ucrania y de luchar contra el desabastecimiento de los arsenales de los propios miembros de la organización militar. La luz verde final se producirá en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Vilna (Lituania) los próximos 11 y 12 de julio, aunque por el momento España veta este plan hasta que todas sus dudas sean resueltas. “Entendemos que tiene que seguir elaborándose y no puede darse por aprobado hasta que sea más preciso”, ha declarado Robles. La ministra también ha aclarado que esto no supone que el compromiso de España con la Alianza Atlántica sea menor que hasta ahora.
Estos planes de la OTAN coinciden con las reticencias mostradas por algunos aliados por las compras conjuntas llevadas a cabo por los Veintisiete, sin contar con otras potencias como EEUU o Reino Unido. Aunque las autoridades comunitarias aseguran una y otra vez que se trata de iniciativas complementarias, fuentes aliadas reconocen que algunos miembros de la Alianza quieren el “sello OTAN” en la producción militar. El programa de la Unión Europea tan sólo incluye a empresas de los Veintisiete y Noruega. Francia incluso llegó a exigir durante las negociaciones que el “Made in Europe” estuviera también presente en todas las fases de la cadena de producción al cien por cien. El acuerdo final exige que partes importantes sean europeas, si bien deja la puerta abierta a que algunas piezas, propietarios de empresas o accionistas no lo sean.
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