Crisis del PSOE
y Chacón al acecho
No es un congreso, sino una concentración de socialistas que se proponen abordar una amplia reflexión política en un momento especialmente complejo para el país y su partido. Una reflexión, dicen, «serena y abierta», alejada de las tensiones orgánicas que acompañan a los congresos federales y organizada sobre la base de un amplio proceso de participación social. 500 expertos han colaborado en el último año en la redacción de textos sobre democracia, fiscalidad, empleo, reformas constitucionales y bienestar que serán allí discutidos y enmendados. Hablamos de la Conferencia Política, una gran cita en la que la dirección federal del PSOE ha trabajado con el objetivo de poner a punto su proyecto ideológico y que algunas federaciones ven, sobre todo como el principio del fin del mandato de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Si el cónclave que se celebra el próximo fin de semana no elabora resoluciones, ni sus textos serán mandatos imperativos, ni se trata de redactar un programa electoral, ¿qué espera el PSOE de esta cita? Pues depende de a quién se pregunte. Si es a la dirección, la respuesta es rotunda: soluciones a los problemas del país y una revisión profunda de la socialdemocracia española que oriente al partido para los próximos diez años.
Si la respuesta viene de los territorios, la cosa cambia. Para unos, un desfile de «estrellas emergentes»; para otros, el pistoletazo de salida para las primarias; para alguno, una ocasión perfecta para ver en acción a quienes se preparan para el baile de aspirantes... Un mero trámite antes de adentrarse en el verdadero cambio que necesita el PSOE, el del liderazgo.
Así que atentos a los actores que desfilarán por el Palacio de Congresos del Campo de las Naciones porque más de uno va dispuesto a marcar el terreno de juego, y la dirección federal cuenta con ello. Rubalcaba, que será el encargado de clausurar el cónclave, busca enderezar el rumbo torcido del PSOE, pero sobre todo evitar que la conferencia sea un debate sobre primarias y que los aspirantes la utilicen de calentamiento. La dirección sabe, no obstante, que se le agotan los tiempos y que su enorme capacidad dilatoria para poner fecha a la elección del próximo candidato ha acabado con la paciencia de los barones y ha hecho del asunto el «monotema» de la resignada militancia . Y es que las bases presionan como nunca a sus dirigentes territoriales para que aceleren el cambio en el timón de la nave y éstos presionan al secretario general para que lo facilite. Tienen la palabra de Rubalcaba de que del Comité Federal de diciembre saldrá la fecha, y que antes tratará de consensuarla con todos ellos. Pero ya no se fían. Creen que el acuerdo entre barones, dada la disparidad de intereses, sea imposible y que esta circunstancia permita al secretario general una nueva demora. Por eso buscan el entendimiento con Andalucía, que tiene la llave que puede abrir la puerta de salida de un Rubalcaba que nadie sabe –ni siquiera sus más allegados– si está dispuesto a pujar de nuevo por el liderazgo. Hubo un tiempo en que algunos defendieron que si en la Conferencia Política no se iba a fijar fecha para las primarias, al menos Rubalcaba debía aprovechar su discurso para despejar esa incógnita, la de si aspira o no a volver a ser candidato, y abrir así definitivamente la espita del cambio. No parece, sin embargo, que esté en el ánimo del secretario general hacer un discurso de despedida, pese a que muchos son los que en los últimos días han creído ver en él un hartazgo colosal por las pugnas internas que podría llevarle a tirar la toalla.
Haya o no señales de despedida en la clausura de la conferencia, lo que se da por descontado es que habrá signos de quienes están preparados para saltar al terreno de juego. Carme Chacón lleva meses de calentamiento, pero no es la única. La reaparición de la catalana, tras su retiro a Miami, será sin duda lo más analizado. Y quienes la conocen saben que llegará, no para pasar desapercibida ni para aportar ideas al proyecto ideológico, sino para buscar los focos y postularse de nuevo como alternativa.
Enfrente se puede encontrar con el muro de Andalucía, quien la apoyó en el 38 Congreso Federal frente a Rubalcaba, pero cuyos planes no pasan hoy por la catalana. El relevo de Griñán por Susana Díaz ha hecho de esta última una «estrella emergente» que se ha propuesto liderar el discurso nacional que abandonó el PSOE hace años. La andaluza se ha convertido, por su responsabilidad institucional y por estar a frente de la mayor y más influyente federación, en la dirigente socialista con más poder. Su federación da por descontado que será una de las protagonistas del cónclave. Muchos la ven como el símbolo del cambio.
Además de Chacón y Díaz, los socialistas no se perderán ni un detalle del papel que desempeñe Patxi López, quien hace meses que viene soltando lastre y se ha desprendido del cordón umbilical que le unía a Rubalcaba. El vasco se ha sentido engañado por un supuesto acuerdo con el secretario general, a quien ofreció su apoyo en el Congreso de Sevilla a cambio de recibir el testigo de sus propias manos. Pocos confían en sus posibilidades, más remotas aún si, como todo indica, otro vasco, Eduardo Madina, se decide a dar el paso. De todos ellos, si hay uno que evitará micrófonos y focos es él. Lo último que desea es que, como al secretario general del PSE, se le tache de precipitación y deslealtad.
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