Partidos Políticos
Rubalcaba logra el aval de los barones para fijar rumbo y calendario
Tomás Gómez se queda solo en su petición de que la dirección «ceda el testigo» y convoque un congreso
Se habló de Educación, de Sanidad, de política fiscal, de Constitución, de modelo de Estado, de sentar las bases de un proyecto político para volver a ser alternativa de Gobierno... Pero todo pasó a un segundo plano cuando el madrileño Tomás Gómez se descolgó con un nuevo órdago a Alfredo Pérez Rubalcaba y le pidió generosidad para «ceder el testigo a personas nuevas con ideas nuevas»... La dirección federal del PSOE y los barones, reunidos ayer en el Consejo Territorial, entendieron a la primera el mensaje del azote de Ferraz: un congreso extraordinario. Él lo verbalizó del siguiente modo: «Esto no funciona. La solución no pasa por unas primarias y tampoco por una Conferencia Política, sino por una nueva cultura de partido». Sus palabras convulsionaron por unas horas la sede federal del PSOE porque nadie desde el Congreso de Sevilla del pasado febrero había pedido con tanta contundencia y claridad al secretario general que se fuera.
Todo quedó en nada, pues uno tras otro todos los barones se desmarcaron del madrileño. Ni Andalucía, ni Valencia, ni Cataluña, ni Navarra –federaciones todas alineadas con Carme Chacón en el Congreso de Sevilla– secundaron la propuesta de un Gómez al que Rubalcaba respondió, según versión de los allí presentes, con «un exceso de crudeza». El número uno del PSM había lamentado que los socialistas salieran divididos del cónclave de Sevilla y un año después siguieran divididos y añadió que hablaba desde la «lealtad» para no caer en los errores del pasado en los que el PSOE se quejó de haber sido cómplice de los errores de Zapatero e intentó después acabar de forma dramática con su dirección. ¿Lealtad?, le espetó Rubalcaba. «No ha habido día desde el Congreso Federal en que esta dirección y yo mismo no hayamos sido cuestionados por los que perdieron», le contestó antes de poner de ejemplo de fidelidad y adhesión a José Bono cuando perdió frente a Zapatero el congreso de 2000. Y lo hizo con el siguiente recordatorio: «Yo voté a Bono, estuve en su equipo de campaña y al día siguiente de aquel proceso nos reunió a todos y nos dijo que desde ese instante nos quería trabajando para el nuevo secretario general».
Recordatorios aparte, lo cierto es que el órdago de Tomás Gómez no encontró un solo apoyo. Es más recibió el rechazo unánime de todos los secretarios generales, que calificaron su propuesta de «extemporánea, ridícula, incoherente y dañina» para el PSOE. Sólo el número dos de Andalucía, Mario Jiménez, pediría «lealtad en doble dirección: de Ferraz a las federaciones y viceversa». Todo esto ocurría en un Consejo Territorial en el que Rubalcaba logró el aval de los barones para fijar el rumbo y el calendario del partido tanto en lo político como en lo orgánico, ya que se aceptó también la propuesta del secretario general de no poner fecha concreta a las primarias, sino fijarlas, como ayer adelantó LA RAZÓN, en un horizonte temporal entre las europeas de junio de 2014 y las autonómicas de mayo de 2015. Por cierto, que ya en rueda de Prensa, Rubalcaba no desveló si aspira o no a ser de nuevo cartel electoral: «Dios dirá».
Hoja de ruta
Lo que sí detalló fue el calendario con el que el PSOE iniciará el próximo 12 de enero con el Comité Federal un proceso de revisión completo de su proyecto político, que culminará con una «gran conferencia» en octubre de 2013. Hasta entonces, los socialistas celebrarán cinco «miniconferencias»: fiscalidad, Estado social, empleo, Europa y democracia. Todas ellas abiertas a los ciudadanos progresistas a fin de que formulen sus propuestas para la reforma constitucional o la nueva estructura federal del Estado.
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