Contra todos

Sánchez anticipa que gobernará «con o sin apoyo» del Parlamento

Se muestra decidido a resistir sin el aval del legislativo y evita concretar el concierto catalán, ofreciendo un cupo para todas las CC AA «que lo deseen»

Pedro Sánchez se prepara para resistir. Los últimos movimientos en clave interna dentro del partido –con la convocatoria del 41º Congreso federal para hacer cambios en la dirección y en los liderazgos territoriales– y en el Gobierno –reforzando la línea de defensa del Gabinete, situando a Óscar López en la trinchera de la pugna política como ministro– dan muestra de que el presidente se está pertrechando para afrontar una legislatura incierta, de desgaste y con diversas dificultades en el horizonte. Contra todo y contra todos.

Su determinación es seguir adelante y ya anticipa que lo hará, aunque no cuente con mayoría para gobernar ni para sacar adelante sus políticas. Pese a que el próximo martes el Consejo de Ministros aprobará de nuevo la senda de déficit, paso previo para la elaboración de los Presupuestos, esta iniciativa solo busca mantener la ficción de que aprobar unas nuevas cuentas públicas es posible. En el Gobierno son ya conscientes de que con un otoño caliente de congresos orgánicos en dos de los socios clave en el Congreso –ERC y Junts– las posibilidades de dar luz verde a los Presupuestos para 2025 son prácticamente nulas.

Y esto que se asume en privado comienza ya a verbalizarse también en público. Uno de los mensajes que Sánchez dirigió ayer a los suyos en el Comité Federal es que «hay Gobierno para largo» y que su intención es aguantar «con o sin apoyo de la oposición» –a quien pidió que abandonase su actitud destructiva–, pero también «con o sin apoyo de un poder legislativo que tiene que ser más constructivo y menos restrictivo». Con esta afirmación Sánchez reconoce que hoy por hoy no cuenta con el aval del Parlamento.

Si las cuentas no salen adelante, la legislatura quedaría herida de muerte y el líder socialista, consciente de ello –él mismo tiene una nutrida hemeroteca pronunciándose en este sentido cuando era Rajoy quien prorrogaba los Presupuesto– se anticipó a quienes ya le critican, también dentro de su partido. «Quienes piensan que el objetivo es resistir se equivocan. El objetivo es transformar», dijo. Pero incluso en el PSOE se instala la reflexión de que no se puede «gobernar a cualquier precio» y que, si bien nadie quiere ceder el paso a PP y Vox, tampoco se pueden «vender los principios del PSOE» para impedirlo.

El patio interno está revuelto y Sánchez encaraba ayer uno de los comités federales más tensos desde que recuperó las riendas del PSOE. Hasta ahora el nivel de crítica a la dirección había sido mínimo, sin un cuestionamiento abierto de decisiones tan controvertidas como la concesión de los indultos, la eliminación del delito de sedición, la reforma de la malversación o la amnistía. Las cesiones a los independentistas han ido haciendo mella en el partido, pero han sido asumidas con resignación, hasta que se ha tocado un tema profundamente sensible: la financiación autonómica.

En plena polémica por el trato singular a Cataluña, Sánchez no utilizó ayer su intervención para arrojar luz sobre el acuerdo con ERC. No se refirió explícitamente al mismo ni defendió el contenido ante unas huestes ávidas de explicaciones. El ejercicio de «pedagogía» del Gobierno se está limitando a ofrecer a otras autonomías un modelo similar o asimilable al que ya se ha concedido a Cataluña para tratar de aplacar el malestar generado por esta concesión.

En este sentido, Sánchez trasladó su disposición «de reconocer singularidades» a otras regiones, esto es, «permitir que todas las comunidades autónomas que lo deseen recauden y gestionen más gravámenes, porque es algo coherente con nuestro estado federal. Algo que, por cierto, ya hacen con éxito países como Alemania y como Canadá», dijo. Del café para todos al cupo para todos. Esto supone avanzar un paso más en la oferta de «más recursos» y de reconocer «singularidades» a otros territorios y supone también una concreción en la órbita de la independencia fiscal, aunque sin especificar qué impuestos serían y si se alcanzaría el 100% de los gravámenes como se ha firmado con ERC.

«Si se diseña bien esta nueva etapa autonómica, nos puede ayudar a crear un sistema más justo, que garantice la suficiencia del gasto público y que exija la corresponsabilidad con los gobiernos autonómicos», dijo Sánchez por toda explicación. Desde algunas federaciones desacreditaron la propuesta inmediatamente, señalando que quebraría la viabilidad del sistema, no solo prescindir de Cataluña, que ya lo comprometería, sino si otras autonomías como la Comunidad de Madrid se adhirieran a la misma.

En privado, Sánchez también pidió a lo suyos «lealtad» y les recordó que «el mayor activo del PSOE para las elecciones de 2027 es el Gobierno», animando a los dirigentes socialistas a huir de las polémicas, que puedan desgastarle, y enfocarse en lo «positivo». Desde el entorno del presidente se echa en falta una mayor defensa de la gestión del Ejecutivo, en lugar de entrar en «los marcos que impone la derecha». Sin embargo, desde varios sectores del PSOE se lamenta que, precisamente, sea el Gobierno el que está dificultando la tarea que tienen en sus territorios para volver a recuperar el poder. Se quejan de que no se les dan argumentos de peso para contrarrestar los ataques del PP y que sea el propio Ejecutivo quien compromete su relato al asumir días o meses después lo que se negó que se asumiría nunca. «No sabemos a qué atenernos», se lamentan.