Política exterior
Sánchez blanquea el régimen cubano
Reconoce el «impulso reformista» de Díaz-Canel y reprocha la anterior «dejadez» del PP con la isla.
Reconoce el «impulso reformista» de Díaz-Canel y reprocha la anterior «dejadez» del PP con la isla.
La visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Cuba nació con la vocación de «romper el hielo», normalizando y armonizando la relegada relación entre España y la isla caribeña, una forma de dar –a su vez– un impulso a los intereses de las empresas patrias en un país en plena expansión global y con suculentos contratos en juego. Esta expansión no se circunscribe a todos los ámbitos y, a pesar de la paulatina apertura, todavía existen notables deficiencias democráticas. Sin embargo, Sánchez ha pasado de puntillas sobre estos asuntos durante su visita, alabando y blanqueando la gestión de un casi debutante Manuel Díaz-Canel, relevo de la saga Castro, al que solo le ha arrancado el compromiso anual de examinar los avances en Derechos Humanos a través de un marco de consultas bilaterales permanente. Prácticamente el único reproche que el presidente español ha verbalizado en suelo cubano durante su visita relámpago ha sido para los gobiernos precedentes del Partido Popular que con su «dejadez» permitieron que España perdiera la posición privilegiada de la que partía en el ámbito empresarial. Sánchez ha priorizado las oportunidades a los empresarios sobre sus compromisos con los Derechos Humanos. «Hemos venido a defender sus intereses y es lo más importante que nos llevamos de esta visita», señaló el presidente. Entre estos intereses están el acuerdo para que Aena entre en la gestión de cuatro aeropuertos cubanos, que Telefónica conecte el país con la red de cable submarino de banda ancha que está desplegando en el Caribe o las redes ferroviarias de corta distancia.
Estas afirmaciones las realizó ayer el presidente en un foro con empresarios en el que trasladó algunas de las impresiones que le generó su encuentro político del jueves con el presidente del país, Miguel Díaz-Canel. El jefe del Ejecutivo español alabó el «impulso reformista» de su homólogo cubano en relación al debate constitucional en el que se encuentra inmerso el país y la clarificación de cuestiones económicas, ante las que España se encuentra «expectante», en concreto, en lo relativo a los pagos pendientes a empresas españolas, que Díaz-Canel se comprometió a «agilizar». «El Gobierno va a llevar a la política y a las relaciones institucionales la renovación que se palpa en el país», señaló Sánchez. El presidente mostró además su satisfacción por el «reconocimiento» que había encontrado en la otra parte, a la que respondió con un compromiso de «interlocución máxima». Sánchez también observó en Díaz-Canel una «voluntad de estrechar lazos con la sociedad española» en ámbitos como el cultural o el económico. Un escenario en el que el Gobierno mostró la «disposición y preparación de España para estar presente en un gran proyecto que se ponga en marcha en el futuro» en la isla, dado que existe una «alineación entre los objetivos políticos de Cuba a medio plazo y las áreas en las que España es líder». En concreto, el presidente reivindicó la solvencia española en renovables, infraestructuras, gestión aeroportuaria, turismo o industria agroalimentaria.
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