
"Acoso judicial"
Sánchez critica la connivencia entre el PP y los jueces: "Juegan con las cartas marcadas"
El presidente muestra su "preocupación" por que la oposición le anticipe sus decisiones y un "calvario judicial"

El presidente del Gobierno sigue abonando el discurso del «acoso judicial» a su Gabinete y a su familia como palanca de movilización electoral. En Moncloa consideran que esta situación puede generar un revulsivo en las urnas similar al que ya se produjo en 2023 y que permitió que Pedro Sánchez retuviera el poder pese a perder las elecciones. Apelando al victimismo, se denuncia una ofensiva «por tierra, mar y aire», que obedece, según ya ha sostenido en varias ocasiones, a un intento indisimulado de hacer caer al Gobierno. Esta operación «desde la esfera mediática, política y judicial», «este acoso, se volverá en contra de los acosadores», auguró el presidente el Día de la Constitución en una conversación informal con periodistas. Otras fuentes gubernamentales consultadas señalan que la estrategia es «demasiado obscena» y que, por tanto, provocará el efecto contrario, logrará movilizar a los progresistas.
El Ejecutivo está dispuesto a llevar estos ataques a los jueces hasta el final, ya no de forma tangencial, en una crítica conjunta a los medios y los partidos de la oposición, sino lanzando una carga de profundidad específica contra el tercer poder del Estado. No en vano, desde el entorno del presidente del Gobierno argumentan que la separación de poderes no es obstáculo para que exista «interacción» entre ellos. «El Ejecutivo puede criticar a los jueces, igual que los jueces critican al Gobierno», señalan en Moncloa. Sin embargo, Sánchez decidió ayer escalar el choque institucional y deslizar que existe una connivencia entre los jueces y el PP para hacer oposición al Gobierno.
En una conversación informal con periodistas en la tradicional copa navideña de La Moncloa, Sánchez compartió hoy su «sensación de que la oposición juega con las cartas marcadas», esto es, con información privilegiada, cuando el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo o la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anticipan que a Sánchez y a su entorno les espera un «calvario judicial». También cuando el jefe de Gabinete de esta última, Miguel Ángel Rodríguez, adelanta en tu cuenta de X –antiguo Twitter– las imputaciones o investigaciones que se van a iniciar o producir de manera inminente con su ya coloquial «va pa’lante». Sánchez sostiene que existe un «frente mediático» dentro de la política de la oposición –en referencia a las tertulias y programas de «prime time»– y la «novedad», dice, es que ahora también hay «algún juez que contribuye a esa oposición».
Esta palanca de movilización ya se ha probado con éxito en el 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla. El partido utilizó los ataques externos como pegamento para mantener prietas las filas y destilar una imagen de unidad en el momento de mayor debilidad que atraviesa el liderazgo de Sánchez desde que recuperase las riendas de la formación en 2017. El presidente reduce los frentes que tiene abiertos el Gobierno a una conjunción de «fango» y «bulos» que pretenden derrocar al Ejecutivo: «No van a poder... No nos van a quebrar», repite insistentemente, recordando la retórica de la carta en la que anunció su periodo de reflexión. En este sentido, Sánchez cree que «el acoso de la derecha política, mediática y judicial» genera «un vínculo de empatía e identificación muy importante» en la ciudadanía y se ve capaz de vehicularlo en las urnas en la próxima convocatoria electoral, que sigue ubicando en 2027.
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