Sánchez e Iglesias: 96 horas de guerra fría

No hablan desde el viernes y sólo se han mandado unos WhatsApp pese a que Patxi López fijará la próxima semana la fecha de investidura.

Comienza la cuenta atrás. El presidente del Congreso, Patxi López, se comprometió ayer ante la Mesa de la Cámara a que en su próxima reunión, el martes que viene, «intentará llevar» fijada la fecha de la investidura del candidato Pedro Sánchez. Una vez se conozca, el contador comenzará a avanzar hacia un momento concreto, lejos de la indefinición de las «tres o cuatro semanas» que aseguró necesitar el líder del PSOE para articular una mayoría suficiente, cuando le fue realizado el encargo. Sin embargo y ante lo acuciante del calendario, las cuentas de Sánchez siguen sin cuadrar si no incorpora a su aritmética parlamentaria un apoyo activo o pasivo de Podemos. El líder de su formación, Pablo Iglesias, y el del PSOE no han vuelto a ponerse en contacto desde su primera y última reunión en el Congreso, una cita marcada por el ultimátum que le lanzó Iglesias a Sánchez. «Tendrá que elegir entre Podemos o Ciudadanos», dijo entonces. El eco de esas palabras, que desbarataban los planes inmediatos del líder socialista, siguen resonando y su eco se mantiene 96 horas después, ya que no han avanzado ni un ápice en su acercamiento. ¿O quizá sí?

Ambos líderes apenas han intercambiado unos mensajes por WhatsApp, según desveló el líder de la formación morada ayer. Si bien la comunicación está rota, mientras Sánchez siga mirando a Ciudadanos –con quien su «equipo negociador» avanza en las conversaciones–, los guiños que se dedican ambas formaciones apuntan a que los de Iglesias podrían abandonar sus posiciones de bloqueo. El último, el pacto alcanzado por unanimidad para sacar a Podemos del «gallinero» del Congreso en su ubicación parlamentaria. Un hito, apoyado por el PSOE –que fue, a su vez, el principal impulsor de la polémica ubicación anterior–, que podría marcar la pauta de futuros entendimientos. Al menos, así lo señaló la vicepresidenta tercera de la Mesa, Gloria Elizo (Podemos), que ante la pregunta de los periodistas de si este acuerdo puede augurar alguno más, respondió con un risueño: «Espero que sí, sinceramente».

Desde el PSOE existe la misma predisposición al diálogo que desde el primer día. Fuentes cercanas al líder socialista señalaban que el «pacto del gallinero» demuestra que «si se quiere, se puede» y el propio Sánchez reiteraba su ofrecimiento en un acto en Madrid con representantes del sector de la cultura: «Las fuerzas del cambio deben dejar atrás las líneas rojas, los vetos y las exclusiones, porque el cambio al final es que haya un gobierno progresista y reformista en beneficio de la mayoría de los españoles». En la misma línea se expresó la secretaria adjunta del Grupo Parlamentario Socialista, Isabel Rodríguez, que una vez superado «el problema de los escaños» llamó a Podemos a «hablar de los problemas de la gente». En esto, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no tienen un diagnóstico dispar y prueba de ello es que en los últimos días están llevando una agenda paralela. Ayer, representantes de ambas formaciones políticas coincidieron en las movilizaciones por «los ocho de Airbus» y el líder de la formación morada se reunió por la tarde con los líderes de los sindicatos UGT, Cándido Méndez, y Comisiones Obreras, José Ignacio Fernández Toxo. Hoy lo hará también el líder socialista, que asimismo se verá con el presidente de la CEOE, Juan Rosell, y de la Cepyme, Antonio Garamendi.

A pesar de contar con el veto de Podemos, por el momento, el PSOE no desiste y mantiene su frenética agenda de contactos con otros partidos. Hoy su «equipo negociador» se reunirá por primera vez con el del PNV y Sánchez se verá con el presidente en funciones, Mariano Rajoy, finalmente el viernes. Además, el partido ha lanzado también una página web en la que dan cuenta de toda la información relativa a las negociaciones y donde animan a los ciudadanos a opinar y a conocer sus avances en el marco de las conversaciones establecidas para intentar formar Gobierno.