PSOE

Sánchez e Iglesias se reunirán para explorar un gobierno sin Rivera

La negativa de Ciudadanos obliga al líder del PSOE a mirar hacia Podemos y los soberanistas

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante su intervención en un acto de campaña celebrado ayer en Vitoria
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante su intervención en un acto de campaña celebrado ayer en Vitorialarazon

La negativa de Ciudadanos obliga al líder del PSOE a mirar hacia Podemos y los soberanistas

Hace una semana Pedro Sánchez resucitaba la ficción de articular una mayoría alternativa a Mariano Rajoy. Lo hacía iniciando una ronda de contactos con el presidente en funciones y con Pablo Iglesias, que no generó –a priori– más resultados que el compromiso hacia el secretario general morado de «seguir en contacto en los próximos días». Pues bien, ese contacto se materializará en una reunión «el jueves o el viernes» de esta semana, según apuntan fuentes del entorno de Sánchez consultadas por LA RAZÓN, que reconocen –no obstante– que el encuentro «no está cerrado» y que los equipos de ambos líderes están «cuadrando agendas» para acomodarlo entre los múltiples actos de campaña en los que participan en el marco de las contiendas electorales vasca y gallega. Sánchez estará hoy y mañana en Galicia y el fin de semana volverá a echarse a la carretera. La «liebre» de una posible reunión entre los primeros espadas de ambos partidos la levantaba ayer el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, después de la Ejecutiva del partido, cuando reconocía que los socialistas les habían transmitido informalmente su deseo de mantener un «contacto sustantivo» y «presencial» que no se limitase a una conversación de «cinco minutos».

La inconcreción en la fecha también es extrapolable al lugar del encuentro. Aunque tampoco se ha fijado,estas mismas fuentes vuelven a apuntar al Congreso de los Diputados como el escenario óptimo para llevar a cabo este tipo de reuniones, descartando la sede de Ferraz y otros lugares menos institucionales. Lo que también desechan los portavoces autorizados del PSOE es que a ese paso adelante que suponen las reuniones cara a cara se vaya a invitar a participar a Rajoy. «No tiene sentido. Para que uno diga a todo que ‘‘no’’ y el otro defienda la gran coalición, mejor nos lo ahorramos», reconocen con franqueza. Pero sin duda el principal desplazado de la descafeinada ronda de contactos de Sánchez es Albert Rivera. Como ayer informaba este diario, desde Ferraz se está intentando postergar al máximo la negativa oficial del líder de Ciudadanos y se remiten a que ambos dirigentes están «muy ocupados» para descolgar el teléfono y hablar. Aunque eviten oficializarlo, el «no» de la formación naranja entra ya dentro del cúmulo de contingencias que surgen a cada paso que el líder socialista da hacia La Moncloa y le obliga a mirar a Podemos y a los partidos independentistas para, quizá no llegar al Gobierno, pero sí mantener la ficción de una alternativa hasta que las elecciones sean un punto de no retorno. Una forma de perpetuarse como candidato y burlar las presiones internas de los barones territoriales.

«Gobierno Frankenstein»

Si Rivera se mantiene firme en su negativa a participar del «gobierno regeneracionista» que defiende Sánchez y sigue abogando por un Ejecutivo del PP en minoría, la única alternativa del líder socialista para dar viabilidad a sus opciones presidenciales es apoyarse en los partidos de corte soberanista y cambiar la regeneración por el maridaje imposible de «Frankenstein» –así se refirió Alfredo Pérez Rubalcaba a la unión de partidos de signos tan contradictorios bajo un mismo gobierno–. Una tesis que desde Ferraz rechazan de plano en público y que no tendría cabida en un contexto, tras la Diada, en el que desde Cataluña sólo anuncian pasos hacia la desconexión y ubican en el referéndum negociado el umbral para facilitar su apoyos. Sin embargo, Sánchez ya exploró estos apoyos en marzo y podría hacerlo ahora a través de personas interpuestas. Lo inviable de su apuesta no convence de puertas hacia adentro ni hacia fuera, ni en el seno de su partido ni en los de sus interlocutores, que restan credibilidad a las opciones de descabalgar de La Moncloa a Rajoy sin pasar de nuevo por las urnas. Fuentes de la dirección lamentaban, en conversación con este diario, que «las fuerzas del cambio siguieran manteniendo sus vetos» y añadían que, hasta ahora, este era el único resultado que Sánchez había extraído de sus infructuosos contactos para su candidatura alternativa.