Sesión de control

Sánchez pide "disculpas" pero no da explicaciones por el "caso Ábalos"

El Gobierno confía en que sus socios impidan que Sánchez tenga que comparecer en un pleno monográfico sobre la trama corrupta

Pedro Sánchez da un paso más en la asunción de responsabilidades por el "caso Koldo" ya escalado hasta el "caso Ábalos" en lo que afecta a Ferraz y a la Moncloa. El pasado viernes desde Roma, después de ser recibido en audiencia por el Papa Francisco, el presidente del Gobierno ya admitió que existen indicios de corrupción en su gobierno, una vez el cerco se ha estrechado al máximo sobre la figura del que fuera su mano derecha en el partido y ministro de Transportes, José Luis Ábalos.

El presidente aseguró que se actuaría para evitar la "impunidad" y con "absoluta contundencia ante cualquier atisbo de corrupción que se haya podido producir desgraciadamente en mi gobierno". Esta mañana, el jefe del Ejecutivo ha ido más allá pidiendo disculpas por ello, pero sin abrirse a la rendición de cuentas que se reclama desde el principal partido de la oposición. Esto, pese a que Sánchez se vanaglorie de responder con "total transparencia".

Aprovechando la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, Sánchez se ha referido al "caso Ábalos", en una interpelación de Podemos que no tenía que ver con el fondo de la cuestión, de este modo, se refirió al mismo como "un caso de corrupción que lamento y pido disculpas a la ciudadanía". Así ha cerrado su intervención antes de salir precipitadamente del hemiciclo rumbo a Bruselas.

Sánchez está dispuesto a pedir perdón pero no a dar explicaciones. En Moncloa han levantado un cortafuegos en torno a la figura del presidente del Gobierno y, por el momento, cuentan con la connivencia de sus socios para que este siga en pie. El Ejecutivo quiere evitar que se materialice la reivindicación del principal partido de la oposición, forzar un debate monográfico en el Congreso de los Diputados en el que Sánchez tenga que comparecer para explicar los pormenores del escándalo y clarificar las diferentes versiones sobre la visita de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, y la intermediación de Ábalos en la misma.

En un primer momento, el presidente despachó el asunto como una incipiente "crisis diplomática" que el entonces ministro de Transportes logró evitar, pero en los últimos días ha reconocido que Ábalos sí le informó de la visita, como así lo recoge el informe de la UCO en un intercambio de mensajes. Desde Moncloa puntualizan que se trató de "una visita privada" y que, en cuanto el Gobierno tuvo conocimiento de que Rodríguez estaba sometida a las sanciones de la Unión Europea, por las que no podía entrar en territorio comunitario, se le negó la entrada. A partir de ahí, Sánchez se desvinculó del asunto, asegurando que serán otros -en alusión a Ábalos- quienes deban responder a "supuestas prácticas delictivas".