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Santamaría rechaza la integración y no acude al Comité Ejecutivo del PP

Después de varias horas de negociaciones en persona y por teléfono, el equipo de Sáenz de Santamaría decidió romper el diálogo porque lo que se les ofrecía por parte de Casado no se acercaba "para nada"a la representación proporcional y "digna"que ellos pedían

Soraya y Pablo Casado, al inicio de la reunión/ Efe
Soraya y Pablo Casado, al inicio de la reunión/ Efelarazon

Después de varias horas de negociaciones en persona y por teléfono, el equipo de Sáenz de Santamaría decidió romper el diálogo porque lo que se les ofrecía por parte de Casado no se acercaba "para nada"a la representación proporcional y "digna"que ellos pedían.

El nuevo presidente del PP, Pablo Casado, presenta hoy en Barcelona el nuevo organigrama del partido y también la cúpula que le acompañará en esta nueva andadura, y no habrá entre esos nombres, en principio, nadie del núcleo duro de su rival en las primarias, Soraya Sáenz de Santamaría.

El equipo de Soraya Sáenz de Santamaría rompió a última hora de ayer las negociaciones con el presidente del PP, Pablo Casado, por considerar que no les ofrecieron una representación "digna"en la dirección, a la que se incorporarán seis personas del entorno de la exvicepresidenta, negociadas individualmente. Las dos partes se acusaban del fracaso.

Después de varias horas de negociaciones en persona y por teléfono, el equipo de Sáenz de Santamaría decidió romper el diálogo porque lo que se les ofrecía por parte de Casado no se acercaba "para nada"a la representación proporcional y "digna"que ellos pedían.

Fuentes del equipo de Sáenz de Santamaría explicaron a Efe que por parte de Casado les han hablado de incorporar a dos secretarías de área a los ex ministros Fátima Báñez e Íñigo de la Serna, ambos valedores de la ex vicepresidenta desde el primer día de la campaña para suceder a Mariano Rajoy al frente de la Presidencia del PP.

Dos puestos medios en la ejecutiva que, además, no suponían poder acceder al comité de dirección, el núcleo duro del partido que suele reunirse los lunes. "No cumple para nada con lo que habíamos hablado", se han quejado desde el entorno de Santamaría.

Sobre esto último, fuentes del entorno de Casado han recordado a Efe que las personas del comité de dirección -que componen presidente secretario general vicesecretarios y portavoces- tienen que ser de la máxima confianza del nuevo líder.

Fuentes del equipo de Casado han señalado que se han ofrecido nueve cargos a personas que apoyaron a Sáenz de Santamaría en la carrera por la sucesión y que seis de ellas han aceptado. Ha sido una negociación individual y no en bloque, como, según estas fuentes, pretendían desde el equipo de Santamaría. Aún así, han precisado que la estructura sigue sin estar cerrada por completo y que puede haber cambios hasta que mañana se reúna el comité ejecutivo nacional en Barcelona, en el primer encuentro que presidirá Casado y en el que dará a conocer las personas que le acompañarán en esta nueva etapa.El equipo de Casado asegura tener cerrada ya la incorporación a la dirección de Alberto Nadal, que ocupará la secretaría de Economía y Empleo, y Sergio Ramos, Yolanda Bel, Marimar Blanco, Iñaki Oyarzábal y Sofía Acedo, todos ellos personas que apoyaron la candidatura de Santamaría.

Y dice que mientras el equipo de Sáenz de Santamaría pretende negociar en bloque los nombres, ellos han contactado individualmente con personas cercanas a la ex vicepresidenta y que al menos los seis citados han aceptado incorporarse al comité ejecutivo.

Otros tres lo han rechazado: Fátima Báñez, José Luis Ayllón e Íñigo de la Serna.

Casado rechaza la tesis del reparto proporcional en la nueva dirección del PP con arreglo a los resultados del congreso porque entiende que es él, como nuevo presidente del partido, el que tiene derecho a pilotar la formación de los equipos.

Soraya, como diputada rasa

La ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría se queda, de momento, de diputada rasa en el Congreso de los Diputados. Los planes de dar el paso a la iniciativa privada y dejar la política a un lado quedan en «suspenso», y no hay que pasar por alto que tiene dos años de incompatibilidad por el cargo que ha ejercido en el Ejecutivo de Mariano Rajoy, donde fue responsable o tocó al menos prácticamente todos los temas. Aunque le ofrecieron la portavocía parlamentaria, sólo se queda con el escaño de diputada. El movimiento es algo estrictamente coyuntural y afecta también a la negociación de los nuevos equilibrios en el Partido Popular. Todo lo que ha ido pasando en el desarrollo del proceso sucesorio ha estado completamente condicionado por el descarnado duelo entre María Dolores de Cospedal y Sáenz de Santamaría, tanto entre ellas como entre sus entornos. Y en las últimas horas el pulso entre los dos equipos de confianza para tomar posición en el nuevo Partido Popular ha estado en plena ebullición.

La integración es la presentación políticamente correcta de una batalla que se libra en el partido y en la que el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, se juega su fortaleza, la capacidad del partido de mantenerse unido e incluso su propia resistencia si la investigación de su máster le coloca nuevas piedras en el camino. Ayer ya había quien incluso se maliciaba que Sáenz de Santamaría no se retiraba del tablero político a la espera de ver qué pasa con esa investigación judicial que está en curso y que podría ser crucial.

Así, Casado llegará hoy al Comité Ejecutivo convocado en Barcelona después de haber tenido que hacer frente a las presiones de Cospedal por cobrarse su apoyo en el Congreso en el reparto de poder, pese a que su lista se quedó fuera de juego en la primera vuelta. La Secretaría General ha sido en esta segunda parte de la «guerra» el gran objeto de deseo. Cospedal ha dado a entender a lo largo de las últimas semanas, desde que perdió en la votación de la militancia, que no aspira a cargo alguno, otra cosa son sus «notables», los dirigentes que se han significado por apoyarla en las primarias. Y estas presiones han dado más razones a la ex vicepresidenta para mantener las espadas en alto para que su equipo no se quede tirado y «ganen los perdedores».

Fuentes del entorno de Casado explicaron que ayer Sáenz de Santamaría le «recomendó» que su «número dos» fuera alguien de su confianza, no un impuesto por otra de las candidaturas «perdedoras» en el cónclave. De la lista de la ex vicepresidenta no podía salir, en ningún caso, porque tiene que ser uno de los 35 vocales al Comité Ejecutivo que presentó Casado al Congreso y que votaron los compromisarios.

La decisión de mantenerse como diputada rasa, que Sáenz de Santamaría confirmó al nuevo presidente del Partido Popular, responde también a las presiones de algunos de los que respaldaron públicamente su candidatura y que hoy se resisten a no encontrar acomodo en el nuevo equipo. Desde la ex ministra Fátima Báñez, pasando por el ex secretario de Relaciones con las Cortes José Luis Ayllón o el propio Javier Arenas. Su candidatura perdió el Congreso con casi el 43 por ciento de los apoyos, y a ese nivel exigió ayer que se ajuste la integración. Un listón alto que juega con las debilidades del nuevo líder del PP, necesitado de un partido unido. Desde el primer momento el líder popular ha enarbolado la bandera de que cuenta con todos, ahora bien la reunión, que no llegó a media hora, que ayer celebraron en el Congreso Casado y Sáenz de Santamaría reflejó las tensiones que el PP necesita apaciguar.

Casado le ofreció ser vocal de libre designación en el Comité Ejecutivo, le queda un puesto vacante, pero ella lo rechazó porque aseguró que no necesita «ningún puesto». Casado, por su parte, indicó: «No se puede pasar de exigir por encima de todo el respeto a la lista más votada a pedir la proporcionalidad en apenas dos días». Aludía, de esta manera, a la campaña de las primarias en la que la ex vicepresidenta reivindicó de manera insistente que se respetara el resultado de la votación de las bases, es decir, la lista más votada que ella representaba y que fuera a ésta a la que se uniera la de Pablo Casado.

La réplica de la ex vicepresidenta fue que su voluntad es trabajar por la unidad de verdad, y que esa unidad debía reflejarse en las estructuras locales, provinciales y autonómicas en la elaboración de las listas electorales. Casado contestó que estaba dispuesto a hacerlo. Él dice que quiere mantener unido el partido, y Sáenz de Santamaría y su equipo «facilitar la transición».