Política

Terrorismo

Sembrar el terror para que los ciudadanos desistan de luchar

Una de las banderas que utiliza Al Qaeda
Una de las banderas que utiliza Al Qaedalarazon

Madrid- «Imitación de los atentados dentro de la estrategia general de Al Qaeda Central (AQC)». Con esta frase resumen expertos antiterroristas, consultados por LA RAZÓN, lo ocurrido, primero en Londres y después en París, en sendos atentados en los que los objetivos eran miembros de las Fuerzas Armadas. Ambas naciones, al igual que España, han estado y están presentes en zonas de conflicto contra el terrorismo «yihadista», en especial en Afganistán y Mali.

Aunque no se puede descartar que pueda existir una «orden general» para cometer este tipo de atentados, las citadas fuentes creen que responden a la consigna de atacar a los «cruzados» allí donde se pueda y con los medios de que se disponga. AQC ha comprobado que, como ocurrió en Francia con Mohamed Mhera, que el año pasado asesinó a siete personas a tiro limpio, las acciones criminales «individualizadas» provocan un gran terror entre los ciudadanos. El mensaje que se transmite a la población es que cualquier persona puede ser objetivo de los pistoleros y, tras los atentados de Londres y París, cualquier militar por el mero hecho de serlo, como han subrayado las autoridades de Reino Unido y Francia, al destacar que las víctimas fueron atacadas por ser uniformados.

Combatir este terrorismo resulta extraordinariamente complicado si no se cuenta con información previa. En cualquier caso, la acción preventiva es la más efectiva, aunque al ser presentados ante la Justicia los detenidos puedan quedar en libertad por falta de evidencias. Por ello, sería importante que los informes de los Servicios de Inteligencia tengan valor de prueba.

AQC, a través de sus «filiales», ha decidido, según los medios consultados, golpear a Occidente sin dejar demasiados espacios de tiempo entre atentado y atentado, con el fin de sembrar el terror entre la población y que sean los propios ciudadanos los que terminen por pedir a sus gobernantes que no se inmiscuyan en «conflictos ajenos».

Se trataría –agregan los expertos– de un gravísimo error, ya que se dejaría el terreno libre al «yihadismo» para que pudiera volver a utilizar determinados territorios, como Afganistán y Mali, y entrenar a los terroristas sin ningún tipo de problema.

A partir de ahí, la amenaza para el mundo occidental sería difícil de combatir.