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Sergi Sol, asesor de Junqueras: «Lo de Soraya y el 1-O fue un fracaso estrepitoso, una pésima gestión»

Sergi Sol, asesor de Junqueras: «Lo de Soraya y el 1-O fue un fracaso estrepitoso, una pésima gestión»
Sergi Sol, asesor de Junqueras: «Lo de Soraya y el 1-O fue un fracaso estrepitoso, una pésima gestión»larazon

Mano derecha de Oriol Junqueras en Esquerra, Sergi Sol ha escrito ahora el «Oriol Junqueras. Fins que siguem llibres» (Ara llibres), un relato que repasa lo sucedido en Cataluña desde el año pasado.

¿Por qué ha escrito este libro?

Cuando meten a Oriol Junqueras en prisión, me quedé conmocionado, fue impactante, y me pareció que en aquel momento tenía la necesidad de hacer alguna cosa como reconocimiento, para explicar humanamente quién es y cómo interpreta el país y el independentismo. Yo pensaba que nos quitarían patrimonio y daba por hecho una inhabilitación, pero nunca la prisión.

¿Cómo está recibiendo Junqueras algunas criticas? Por ejemplo, las palabras de Artadi revelando que no había respondido cuatro cartas de Puigdemont.

Siempre me pide que no hagamos caso a este tipo de cosas. A su vez, nos traslada que escuchemos a todo el mundo pero que no nos dejemos intimidar. Lo de Elsa Artadi no es demasiado afortunado por varios motivos: primero, porque es la portavoz de un gobierno plural; segundo, porque no se debe entrar a valorar una cuestión entre dos personas en su ámbito privado desde el Ejecutivo; y tercero, porque hay que ser muy cuidadoso al usar los canales oficiales.

En su libro, deja entrever qué estrategia debe tomar el independentismo.

Siempre decimos que nos debemos dirigir a la mayoría del 3 de octubre. Esto implica asumir contradicciones, porque es evidente que no toda la gente que salió a la calle el 3 de octubre es independentista. Si ves que éste es el grueso del país que estás buscando prioritariamente, debes encontrar puntos de coincidencia. Yo defenderé la república catalana, pero si quiero contar con estos sectores, todos tenemos que transigir un poco. Voy con la «estelada» desde los 13 años. Yo celebro que haya muchos conversos. Todo el mundo es bienvenido pero nos sorprende que haya gente, sobre todo una minoría de conversos, que nos viene a dar lecciones de qué hacer. También resulta sorprendente que haya gente que cuando estamos necesitados de encontrar complicidades, hagan discursos para los que ya están convencidos. Nosotros ahora nos preguntamos por qué Cs, un partido que no condena el franquismo, ha tenido tantos votos. Nos lo debemos preguntar y debemos corregirlo y hacer una propuesta para que no pase.

¿Cuál sería esta propuesta?

Hay que eliminar los elementos identitarios de nuestra propuesta. No se puede ir a confrontar identidades, se debería superar. Has de buscar que una parte del país se sienta interpelada. Debemos apelar al resto que no están. El mensaje debe ser que nuestro proyecto es para que vivamos todos un poco mejor y rehuir cualquier polémica identitaria, que lo único que hace es fraccionar el país.

¿Cómo están con el PSOE?

No sabemos si podemos esperar alguna cosa. Si nosotros estamos dispuestos a asumir contradicciones, ellos también tienen que estar dispuestos si quieren solucionar alguna cosa. Si quieren que esto se eternice, me parece una gran irresponsabilidad. Se debe arriesgar en la vida y asumir el coste que esto tiene.

El libro no aborda la relación entre Junqueras y Soraya Sáenz de Santamaría.

La relación era cordial, muy cordial, pero no se traducía en nada de nada. Yo creo que ella es culpable de haber acentuado la crisis porque no quiso entrar ni a resolver cuestiones que a todo el mundo le parecían de sentido común. Era muy chocante. Lo de Soraya y el 1-O fue un fracaso estrepitoso, estoy sorprendido de la pésima gestión que hizo. Todo el mundo vio que eso fue un desastre.

Sí aborda la relación entre Junqueras y Puigdemont

El entorno debería haber hecho un esfuerzo más grande para entenderse mejor y superar las diferencias. Es una autocrítica. También es verdad que no hay que esperar que todos los dirigentes de un mismo gobierno sean amigos, lo que hace falta es que se respeten y se pongan de acuerdo. En los momentos claves trabajaron juntos. Y hay que decirlo alto y claro: sin el presidente Puigdemont no se hubiera hecho el 1-O. Sin Marta (Rovira) y Oriol (Junqueras), tampoco.

¿Qué cambiaría?

Si dependiera de mí, hubiera hecho una declaración de independencia, pero seguida de una convocatoria electoral para ratificar el resultado. Había gente que decía que debíamos plantarnos en la calle para pedir una negociación con el Estado. Se valoró pero se descartó porque se vio que podía acabar con una violencia que podía ser devastadora. Ellos nos lo hacían llegar, nos hacían llegar que estaban dispuestos a sacar el Ejército a la calle.

¿Quién se lo hacía llegar?

Yo no interlocutaba directamente. Yo llegaba a las reuniones y me hablaban de las informaciones que llegaban desde Madrid. Yo entendía que era desde el Gobierno español. ¿Quién? No lo sé. El Síndic de Greuges, en un momento dado, nos dijo que el Estado estaba dispuesto a ir a por todas. Hubo rumores y ciertos momentos de preocupación. El entorno del president decía que era muy posible que lo detuvieran en cualquier momento y a nosotros nos llegaban rumores similares. De la manera que nos los hacían llegar nos parecía muy creíble y fiable todo lo que nos estaban diciendo. Esta misma historia, el 17 de agosto, cuando Cospedal quería aumentar el nivel terrorista de 4 a 5, que quiere decir sacar el ejército a la calle, es un debate que está y nosotros lo sabemos.