Política

Elecciones generales

¿Sin Gobierno hasta octubre?

No se abrirá una negociación seria hasta después de las autonómicas y municipales para «no suicidarse» políticamente, salvo que hubiera una mayoría clara PSOE y Podemos

Los partidos han empezado ya a echar cuentas para los intereses de sus siglas con la convocatoria exprés de elecciones generales para el 28 de abril / Efe
Los partidos han empezado ya a echar cuentas para los intereses de sus siglas con la convocatoria exprés de elecciones generales para el 28 de abril / Efelarazon

No se abrirá una negociación seria hasta después de las autonómicas y municipales para «no suicidarse» políticamente, salvo que hubiera una mayoría clara PSOE y Podemos.

Los partidos han empezado ya a echar cuentas para los intereses de sus siglas sobre el calendario que ha dispuesto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la convocatoria exprés de elecciones generales para el 28 de abril. Hay bastante acuerdo en que Sánchez se asegura un largo periodo de interinidad, que puede llevar a que estemos sin Gobierno muy posiblemente hasta después del verano. O más, o incluso repetición electoral, ya que todo dependerá de si los resultados coinciden con el empate entre bloques que señalan las encuestas y si dejan margen para que el independentismo siga condicionando la política nacional porque sus votos influyan en la negociación del nuevo Ejecutivo. La experiencia de las elecciones de 2015, y de la negociación que se abrió tras la repetición de junio de 2016, hace que en las sedes nacionales de algunos de los principales partidos estén ya trabajando con la hipótesis de que el «tiempo muerto» se puede prolongar hasta octubre. En el horizonte la prioridad no es la formación inmediata del nuevo Gobierno y sí recolocarse en cuanto pase el examen del 28-A para afrontar con las mejores perspectivas las elecciones del 26 de mayo. Esto lo reconocen en las sedes nacionales de algunos de los principales partidos. A los intereses electorales de Sánchez convenía más esta doble vuelta que el «superdomingo», pero impone que hasta que no pasen las autonómicas y municipales no se abrirá ninguna negociación «seria» sobre la formación del nuevo Gobierno de la Nación. El objetivo es tener todos los «cromos» antes de ver cómo se los pueden repartir. Salvo que hubiera una mayoría clara de PSOE y Podemos, y entonces no habría más que hablar y éste sería el modelo que exportarían a la campaña de mayo. Pero por ahora no hay ningún sondeo que apunte en esta dirección. Al contrario, hay coincidencia en el pronóstico de que el desplome de la formación morada obliga a los socialistas a contar con un tercer aliado si van por esa vía para que la suma les garantice continuar en Moncloa. La campaña puede variar esta radiografía del momento.

Ciudadanos no se señalará en ningún caso antes de que los españoles echen su papeleta en las urnas el 26 de mayo. Bastante difícil les está resultando recolocarse en el tablero político tras el pacto de Andalucía con PP y Vox y después de la foto de Colón contra la negociación de Pedro Sánchez con los independentistas. En la sede de la formación naranja se tientan la ropa ante el coste que puede tener en su «granero» más a la derecha que cale la idea de que sus votos irán dirigidos a sellar un pacto con Sánchez, y esto es lo que les ha llevado a cometer el error técnico de cerrarse «a priori» la puerta a la alianza con los socialistas. Soplar y sorber a la vez es imposible, y este movimiento lleva a dar aire a lo que hasta antes de ayer habían negado, por cálculo también electoral, a la idea de que está escrito que sus votos serán para la alianza con PP y con Vox.

El partido electoral está completamente abierto, por lo que anticipar escenarios es «tanto como jugártelo a la lotería, pero al menos queremos jugar sobre número elegido». La metáfora es de un candidato del PP que sabe que su gobierno está en el bombo que entrará a reparto en la negociación postelectoral tras el 26 de mayo. La intención de los principales actores es negociar todo a la vez, al menos el Gobierno de la Nación y los principales gobiernos autonómicos y municipales. El calendario es absolutamente endemoniado porque no se puede pasar por alto que igual que estamos aquí por Cataluña y no por los Presupuestos, de la misma manera el juicio del «procés», la sentencia y otras elecciones autonómicas catalanas también pueden seguir condicionando la agenda nacional. Salvo que hubiera una mayoría clara del centroderecha o que Ciudadanos se desdiga de su «no» a Sánchez, si suma con el PSOE, con la justificación del interés de Estado.

Hay fechas ya marcadas. Sánchez convocará oficialmente las elecciones el 5 de marzo. El artículo 68 de la Constitución establece en su punto 6 que «el Congreso electo deberá ser convocado dentro de los 25 días siguientes a la elección», y el día concreto se fijará en el decreto de convocatoria. Coincidirá con los partidos ya metidos en la campaña de las autonómicas y municipales subidos en el efecto arrastre de las generales. Esta constitución del Congreso y del Senado dará las primeras señales de por dónde pueden buscarse las alianzas. Las siguientes señales llegarán de los ayuntamientos, ligados en algunos casos a comunidades autónomas, como puede ocurrir en Madrid. La ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) establece en su artículo 198 que deben constituirse en el vigésimo día posterior a la celebración de las elecciones. En las pasadas municipales del 24 de mayo de 2015, se formaron el 13 de junio. Lo lógico es que este año, que son el 26 de mayo, se constituyan el 15 de junio.