Defensa

El submarino «Isaac Peral», inmerso en su última fase de pruebas

El S-81 afronta los últimos test bajo el agua antes de su entrega a la Armada a finales de año. El director del programa de Navantia explica a LA RAZÓN cómo afrontan esta etapa decisiva

Hace algo menos de un año, el submarino «Isaac Peral», el primero de la clase S-80, dejaba atrás todos los retrasos y polémicas que acumulaba y salía por primera vez a mar abierto en la bahía de Cartagena (Murcia). Arrancaban así, tras los test en puerto, sus pruebas más demandantes, en las que se comprueba su funcionamiento y seguridad en el que será su medio habitual. Hoy, unos diez meses después, una vez ha navegado en superficie sin complicaciones, este moderno buque afronta la que es quizás la fase más demandante y exigente de estas pruebas, las inmersiones. Hace una semana superó la primera inmersión estática y de aquí a fin de año, cuando se entregará por fin a la Armada, se sumergirá aún más. En Navantia afrontan esta última etapa con «un enorme grado de exigencia y de motivación», pues no en vano lo consideran la «guinda del Programa», tal y como ha explicado a LA RAZÓN Germán Romero, director del negocio de submarinos de la compañía y Programa S-80.

El camino recorrido hasta ahora por el «Isaac Peral», que no deja de ser, como dice, «un prototipo», no podría ir mejor. «Las pruebas están cumpliendo su función y están permitiendo comprobar el correcto funcionamiento de todos los sistemas», explica Romero confiado, añadiendo que «se ha avanzado mucho en su puesta a punto gracias a la realización de un número muy elevado de pruebas en puerto».

Porque se testa todo, esto es, la «multitud de sistemas» que incorpora el que es uno de los submarinos más modernos del mundo. Por el momento, señala que, si bien «algunos resultados han superado nuestras expectativas», en otros «se ha detectado la necesidad de realizar modificaciones y mejoras». De ahí que su balance sea más que positivo: «Los resultados están siendo mejores de los esperados para tratarse de un prototipo», dice sin querer ser demasiado optimista porque «la función de las pruebas es precisamente verificar lo que funciona correctamente y detectar las mejoras que sea necesario realizar».

"Cumple en su entorno"

En cuanto a estas últimas pruebas de inmersión, Romero explica que se llega a ellas tras confirmar, en puerto, que todos esos sistemas «cumplen los requisitos» y, ya en el mar, «que cumple en su entorno previsto». Así se podrá comprobar que no hay el más mínimo fallo en ningún punto, «desde la plataforma de navegación (propulsión, maniobrabilidad, mástiles, sónar...) hasta el sistema de combate.

«Los resultados están siendo mejores de los esperados para tratarse de un prototipo»

Germán Romero (Navantia)

«Hitos de seguridad que se ha ido cumpliendo» hasta llegar a esa reciente primera inmersión estática, la cual se realizó en «distintas fases, con el fin de medir los calados en el muelle de armamento de Navantia antes de salir a mar abierto», tal y como explicó la compañía en un comunicado.

Y a partir de ahora, ¿qué es lo que le queda por delante hasta su entrega prevista en el último trimestre del año si todo avanza como se espera? Pues más inmersiones, cada vez a más profundidad, poco a poco, para ir comprobando todo, pero principalmente su estanqueidad y seguridad.

De esta forma, el siguiente paso será «la primera inmersión a cota periscópica», el siguiente «hito de seguridad», explica. Según se vayan revisando todos los elementos y sistemas, y confirmando que «cumplen» lo previsto, el «Isaac Peral» irá sumergiéndose cada vez un poco más hasta llegar a la «inmersión a cota máxima operativa». Y mientras se va hundiendo poco a poco se comprobarán las comunicaciones o el lanzamiento de torpedos de ejercicio hasta esa ansiada navegación a máxima profundidad.

No pararán de comprobar y comprobar hasta su entrega definitiva a la Armada, que se ha retrasado aproximadamente hasta el último trimestre del año después de que las últimas estimaciones hablasen de abril o mayo. «Algo lógico», explican desde la compañía, teniendo en cuenta la cantidad de pruebas que se han de hacer.

Resto de la serie

Y mientras las pruebas de esta primera unidad siguen su curso, en las instalaciones de Navantia tampoco paran y continúa también inmersos en la construcción de los otros tres submarinos que completarán la clase. Así, la del S-82 «Narciso Monturiol» está muy avanzada y ha superado con éxito la primera unión del casco resistente. Su entrega está prevista para finales de 2024.

Mientras, el S-83 «Cosme García» y el S-84 «Mateo García de los Reyes» siguen el plan previsto, aunque en su caso la fabricación será diferente, pues estos dos (que se entregarán en 2026 y 2028, respectivamente), incluirán el Sistema de Propulsión Anaerobia (AIP). Un sistema único que dotará a los S-80 de una gran discreción y que le permitirá permanecer sumergido hasta tres semanas. En el S-81 y el S-82 se instalará cuando pasen la primera gran carena.

Hasta entonces, todas las miradas están puestas en el S-81 y en su «camino hacia la plena operatividad».