Política exterior
«Tenemos que hacer más para evitar que Al Qaeda llegue al Mediterráneo»
«España y Marruecos tienen, hoy en día, un diálogo político fluido, frecuente, sin fronteras. Además ambos países estamos trabajando conjuntamente en el Mediterráneo y en temas relativos a la seguridad, la estabilidad y la resolución de conflictos, como en Mali y en otros países del mundo». Youssef Amrani, ministro delegado de Asuntos Exteriores de Marruecos, habla con la experiencia de conocer muy bien España –«Hace diez años que llevo el tema bilateral a diario»– y concluye que «las cosas han cambiado muchísimo, para bien, aunque todavía haya asuntos en los que podamos mejorar».
–¿Por ejemplo, en qué cree que todavía podemos mejorar?
–Tanto ustedes como nosotros: en la comunicación. Muchos periodistas marroquíes vienen a España para conocerla y ya no la ven como la antigua potencia colonial. Los españoles, cuando vienen a Marruecos, ven que el país ha cambiado, que es más democrático, que está en movimiento, aunque todavía tengamos algunos problemas, pero eso es normal.
–¿Qué ha cambiado para que en los últimos años ambos países disfruten de esa buena relación?
–España y Marruecos tienen hoy los instrumentos y la confianza mutua para ser buenos socios, y lo son. A veces no se ve esta complicidad que hay entre ambos, pero mantenemos muchas reuniones a nivel ministerial, tenemos patrullas conjuntas... Eso sólo se hace entre dos países socios. Ambos hemos apostado por un futuro común en el que ya no hay competencia ni discrepancias. Y no olvide que en Marruecos tenemos más de seis millones de hispanohablantes. Todo eso tenemos que aprovecharlo.
–¿Este nuevo clima de complicidad se debe a los dos gobiernos actualmente en Rabat y Madrid?
–Es una evolución política normal que se viene reforzando desde Zapatero y ha continuado con Rajoy. Pero hay una constante que es el liderazgo de los dos reyes, que siempre han impulsado la relación. Y, además, hay actores nuevos que han tomado las riendas de esta relación bilateral: la sociedad civil. Hemos trabajado sobre la percepción mutua que tenemos unos de otros y la hemos mejorado.
–En Ceuta y Melilla se está colaborando para evitar los problemas de la emigración, pero da la sensación de que a veces no es suficiente para frenar los asaltos a la verja.
–Estamos haciendo lo máximo posible para evitar esas situaciones. Marruecos hoy está sufriendo la presión migratoria, está haciendo un esfuerzo enorme para controlar las fronteras. Pero es un asunto complicado porque, además, ya no somos un país de tránsito, somos un país de destino de la inmigración subsahariana.
–¿Le preocupa la situación en Mali? ¿Puede servir de caldo de cultivo de Al Qaeda en el Sahara?
–Un ministro de Mali ya habló de la conexión entre los campamentos de Tinduf y Al Qaeda. En Mali hemos hecho la mitad del camino: luchar contra los yihadistas. Y la otra mitad es reconstruir un país destrozado. En Mali hemos de hacer más, política y económicamente. Hay que evitar la amenaza de Al Qaeda, que va más allá del Sahel, hasta el Mediterráneo. Y eso es peligroso para todos los países de la región.
Sahara: realismo y compromiso
Para Amrani ya no caben soluciones «extremas» en el Sahara: «El Consejo de Seguridad busca una solución política sobre dos ejes: compromiso y realismo». Y el ministro marroquí se muestra dispuesto, incluso, a hablar con Argelia, «que es clave, como lo es en la construcción del Magreb». «Fortalecer esa relación nos permitiría resolver muchos problemas en la región».
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