
Marruecos
Las tomaduras de pelo de Rabat con la aduana
Desde Ceuta y Melilla, los empresarios instan al ministro de Exteriores a que acuda allí a explicar qué ha negociado de verdad

Concluida la Operación Paso del Estrecho (OPE) el pasado 15 de septiembre, las autoridades marroquíes parecen dispuestas a permitir de nuevo el funcionamiento de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla más de dos meses y medio después de que Rabat las suspendiera sin previo aviso.
Las autoridades marroquíes, que nunca han ocultado sus nulas simpatías por las aduanas, alegaron la incompatibilidad de su funcionamiento con la OPE tres semanas después del inicio del dispositivo, aunque lo cierto es que la aduana de Melilla –establecida con el Tratado de Fez en 1866– nunca dejó de funcionar los meses de verano.
Además, se da la circunstancia de que este año se ha registrado una notable caída en las entradas de emigrantes marroquíes a su país de origen por Beni Enzar, según se ha hecho eco la prensa local.
Así las cosas, la teórica vuelta a la normalidad en una frontera que ha vivido de todo en los últimos años es aún un gran interrogante en un contexto de enfriamiento en las relaciones hispano-marroquíes, dejando atrás los meses de entusiasmo que sucedieron al giro del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, relativo a la cuestión del Sáhara.
Por el momento no hay una fecha exacta para la reapertura de la histórica aduana melillense ni para la nueva de Ceuta, cuya puesta en marcha fue anunciada por el presidente del Gobierno en un ya lejano encuentro bilateral celebrado en Rabat en el mes de abril de 2022.
Por su parte, desesperados después de años de incertidumbre y promesas incumplidas por parte del Ejecutivo, los empresarios de las dos ciudades autónomas españolas admiten estar a punto de tirar definitivamente la toalla y renunciar a tratar de pasar mercancías al país magrebí. Tanto la patronal de Melilla como la de Ceuta niegan desde hace meses que lo acordado entre Madrid y Rabat sea una aduana comercial homologable.
En ausencia de información procedente del Ministerio de Exteriores –el 14 de julio el ministro Albares prometió que las adunas no se cierran– la última información al respecto se debe a la delegada del Gobierno central en Melilla, Sabrina Moh, quien recientemente confirmaba que los operadores, junto con la aduana, ya están coordinando diferentes actuaciones para ver si hay alguna importación o exportación pendiente de realizar en la ciudad autónoma y que su funcionamiento «siga su cauce, tal y como se había hecho anteriormente».
Asimismo, Moh aseveraba que ya se están produciendo esas comunicaciones, por lo que quienes quisieran llevar a cabo alguna expedición comercial por la aduana comercial podrían hacerlo. Así, la delegada del Ejecutivo central admitía estar a la espera de que algún empresario u operador privado se disponga a hacer alguna importación o exportación. «A partir de ahí, iremos viendo lo que se va produciendo», concluía.
La aduana comercial de Melilla llevó a cabo el 15 de enero de este año su primera exportación desde que Rabat la cerró de forma unilateral el 1 de agosto de 2018, mientras que la primera importación, un camión de pescado, tuvo lugar el 20 de febrero.
Según los medios locales, desde la reapertura parcial de la aduana en Melilla, el pasado mes de enero, se han registrado 19 cruces de mercancías –de los cuales solo siete tenían como destino Marruecos–, mientras que en Ceuta se han contabilizado 42 cruces, pero solo uno con origen en la ciudad autónoma, como confirman a este medio desde la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE).
Tras conocerse la noticia de la supuesta reapertura, el presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME-CEOE), Enrique Alcoba, aseguraba en una entrevista en Cope que lo ocurrido con la aduana «es una tomadura de pelo continua, un paripé y una falta de respeto de Marruecos hacia España», y «el Gobierno lo permite», y reiteraba que las actuales instalaciones «no son las de una aduana comercial normal».
«Lo razonable es que el ministro de Exteriores viniera a Melilla a explicar qué ha negociado con Marruecos, que no quiere abrir las aduanas y solo piensa en sus intereses», pedía.
Además, el máximo responsable de la CEME, que recuerda el cierre de las naves comerciales de la frontera y de unos 60 comercios, reclamaba al Gobierno «una alternativa» a las aduanas con vistas a revitalizar una economía local profundamente castigada en los últimos años. «Esto no irá a mejor», concluía.
Ni un yogurt
Al margen de la incertidumbre al respecto de la entrada en funcionamiento de las aduanas, los empresarios de Melilla y Ceuta se quejan de que Rabat incumple sistemáticamente –no así las autoridades españolas– el régimen de viajeros que permite a las personas, al entrar o salir de estos territorios, transportar una cierta cantidad de mercancías para uso personal, exentas de impuestos siempre que se cumplan los límites establecidos.
Así sigue ocurriendo desde la teórica reapertura de las fronteras durante el mes de mayo de 2022. «Marruecos no permite pasar desde Ceuta y Melilla ni un yogurt», admiten amargamente los empresarios consultados por este medio.
En medio del enfado por la situación de desequilibrio, la semana pasada el digital local «Ceuta Ahora» se hacía eco del rechazo del sector empresarial ceutí a la propuesta elevada al Pleno de la Asamblea de la ciudad autónoma por parte de la formación Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) para que las autoridades fronterizas españolas permitan la entrada de un mayor volumen de productos perecederos procedentes de Marruecos.
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