Política

El desafío independentista

Torra burlará al Parlament: ni moción ni elecciones

La CUP dejó en minoría al president al ausentarse de la votación que contó con el «sí» de PSC, PP, Cs y los de Colau.

Pere Aragonès, ayer en el Parlament. Al fondo, Inés Arrimadas / Efe
Pere Aragonès, ayer en el Parlament. Al fondo, Inés Arrimadas / Efelarazon

La CUP dejó en minoría al president al ausentarse de la votación que contó con el «sí» de PSC, PP, Cs y los de Colau.

A lo largo del «procés», el independentismo siempre se ha acogido a su mayoría parlamentaria para darle una pátina de legitimidad a sus desafíos al Estado. A cada paso dado en el proyecto rupturista, los líderes secesionistas han argumentado que asumían un mandato del Parlament. En esa línea, el propio Quim Torra tiene previsto dirigirse al hemiciclo catalán para consultar qué respuesta dar a la posible condena de los presos independentistas. Sin embargo, ahora rechaza de plano atender la moción que se aprobó ayer y que insta al president a convocar elecciones o someterse a una cuestión de confianza.

El president no tiene ninguna intención de respetar ese mandato parlamentario, confirmaron desde su entorno. No está en los planes de Torra tentar a la suerte de un adelanto electoral que pueda entregar el Palau de la Generalitat a ERC ni tampoco someterse a una cuestión de confianza que pueda asestar un nuevo revés a su desgastada presidencia. Para restarle peso a la moción –que no tiene efectos jurídicos, el propio Govern decide si asumirla o no–, recordó que las fuerzas independentistas cuentan ahora con cuatro votos menos, correspondientes a los cuatro diputados suspendidos de JxCat que han rechazado nombrar a un sustituto. «La mayoría parlamentaria escogida el 21-D rechaza la moción de los socialistas. C’s, PSC, 'comunes', PP y el voto de calidad de Llarena suman fuerzas para pedir que convoque elecciones. Continuamos gobernando con toda la ambición republicana intacta», aseguró a través de las redes sociales.

En el horizonte más inmediato de JxCat está ahora evitar un descalabro en el ciclo electoral. Las perspectivas no son halagüeñas y hay mucho en juego, más si cabe cuando los neoconvergentes han hecho grandes apuestas –Elsa Artadi en Barcelona o Carles Puigdemont en las europeas–: una derrota podría ser aún más dañino para el futuro del espacio heredero de la antigua Convergència, de nuevo en fase de renovación bajo el dictado de Puigdemont. Una vez pasen estos comicios, Torra tiene previsto comparecer en junio para hacer balance de su exigua obra de Govern.

Es exigua en gran medida por la parálisis del Govern, pero también por la pérdida de la mayoría debido al distanciamiento de la CUP. Los anticapitalistas ya demostraron su alejamiento en los presupuestos, y ahora lo han vuelto a exhibir en esta moción. La iniciativa, impulsada por el PSC, prosperó gracias a los votos de los socialistas, C’s, PP y «comunes» –62 votos–. La CUP –4 escaños– se ausentó y al independentismo, por tanto, no le bastó con sus actuales 61 escaños para salvar la votación. La moción pedía que Torra se someta a una cuestión de confianza o convoque elecciones ante la «inoperancia» del Govern, la ausencia de presupuestos para el 2019 y la pérdida de la mayoría parlamentaria.

Tanto PSC como PP y «comunes» han sido las formaciones políticas que han reclamado con más ahínco las elecciones a Torra, y en las últimas horas, con alguna duda, C’s también se ha sumado –los naranjas priorizan un 155 a una nueva contienda electoral–. La CUP también da por agotada la legislatura, aunque declinó participar en la votación porque la moción estaba impulsada por los socialistas catalanes, partido que consideran sin «legitimidad» por su papel en la aplicación del 155.

La portavoz del PSC y encargada de exponer la moción, Eva Granados, puso en cuestión la «legitimidad» de este Govern para seguir al frente de la Generalitat y reclamó que «si están convencidos de la capacidad de liderar, presenten una cuestión de confianza y si quieren mirar a la ciudadanía de cara directamente convoquen elecciones». «Ustedes que tanto hablan de legitimidad, ¿qué legitimidad tiene un gobierno que no aprueba sus presupuestos?», se preguntó. La diputada de C's, Lorena Roldán, criticó el «desgobierno» del Govern, pero centró buena parte de su intervención en afear a los socialistas catalanes que le «hayan dado coba» desde el Gobierno a Torra y el «monotema» –en alusión al «procés»–.

El líder del PP, Alejandro Fernández, juzgó que la legislatura «está muerta» porque ninguno de los elementos que necesita un gobierno están: «Ni presupuestos ni mayoría parlamentaria sólida ni plan de gobierno». En este sentido, recordó que el plan que «se pactó con la CUP» en materia de autodeterminación no se ha cumplido: «Entiendo que la CUP se sienta estafada». Asimismo, reprochó al PSC que con Pedro Sánchez en Moncloa se haya generado una «falsa sensación» de que se podía negociar con los separatistas y recordó que el presidente fue aupado por Puigdemont y descabalgado por Puigdemont. Los «comunes» recordaron que Puigdemont ya se sometió en 2016 a una cuestión de confianza y la CUP consideró que este Govern «ha sido un absoluto fracaso»: «Faltan nuevos liderazgos y fecha para unas elecciones».