Elecciones en Estados Unidos

Trinitario Casanova, ¿es el Donald Trump español?

Trinitario Casanova, ¿es el Donald Trump español?
Trinitario Casanova, ¿es el Donald Trump español?larazon

Sólo el perfil del empresario murciano, nuevo propietario del edificio España, puede compararse al del presidente electo de EE UU. Con un estilo más moderado y discreto que el del americano, sus coqueteos políticos se han limitado a definirse próximo a Ciudadanos.

La victoria del millonario Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha vuelto a revivir el sueño americano. Ya no hay imposibles y muchos empresarios ven cómo pueden llegar a ser presidentes de una nación como la americana. Pero... ¿existe un Trump español?

Trinitario Casanova, se hizo famoso tras comprar la torre del edificio de Plaza de España, después de que el grupo Wanda, propiedad de Wang Jianlin, el hombre más rico de China, tuviera el plan de convertirlo en un hotel y en un centro comercial, planes que chocaron con el Gobierno de la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que decidió revisar todos los grandes proyectos aprobados por el anterior gobierno. Ante la imposibilidad de llevar a cabo estos proyectos, Wanda lo vendió a la compañía Baraka Global Investment. De esta manera, Trinitario Casanova saltó a los medios nacionales e internacionales y convirtió el edificio España en su posible «Torre Trump».

Aunque no se sabe si quiere o no dar el salto a la política, en una entrevista llegó a asegurar que él no ha hecho amigos políticos, aunque sí tiene alguno que se dedique a ello es de antes. «No soy político, nunca he estado afiliado a ningún partido» porque, subrayaba, «yo soy empresario». Su ideología es más moderada que la del nuevo presidente de los Estados Unidos y los que han tratado con él destacan que estaría más cercano a Ciudadanos, de quien ha dicho incluso públicamente que le gustaba su programa electoral.

Donald Trump conoció el mundo de los negocios a través de su padre Fred Trump, propietario de una inmobiliaria, y quien le enseñó las reglas de oro de un aspirante a millonario. Su familia fue comprando edificios en la ciudad de los rascacielos para luego venderlos una vez que se habían revalorizado. Por su parte, Trinitario Casanova es un hombre que se ha hecho así mismo. Comenzó trabajando a los 16 años, junto a su padre, que tenía un negocio de exportación de frutas y hortalizas en Orihuela. Al igual que el nuevo presidente de los EE UU, considera a su padre como su mentor. Aunque carece de estudios, eso no le ha impedido desarrollar un agudo olfato para los negocios y amasar una fortuna de 500 millones de euros, según fuentes del sector.

En sus negocios también existen algunos parecidos razonables. A principios de los años 90 la suerte de Trump se vino abajo. Tras algunos proyectos inmobiliarios fallidos, sus empresas llegaron al borde de la bancarrota con deudas por 3.500 millones de dólares. Mientras, en el año 90 Trinitario Casanova hacía su primera gran operación al comprar una parcela en la localidad murciana de Molina de Segura, en la que invirtió en el desarrollo del terreno y poco después lo vendió a Eroski por unos 1.000 millones de pesetas. Suele comprar a bajo precio, aportar valor y vender rápidamente con importantes beneficios. Aunque su empresa se llama Baraka (afortunado en árabe), no siempre le sonrió la suerte. En Murcia todavía recuerdan sus problemas con la Justicia cuando, en 2008, fue condenado a un año de prisión por inflar el valor de las acciones del Banco Popular por alterar con rumores una oferta de compra que nunca llegó a producirse; o de La Zerrichera, una finca que compró, vio multiplicado su valor por 15 al ser recalificada, que vendió y en la que su posterior dueño, la Kutxa vasca, nunca pudo urbanizar porque se revocó la recalificación por motivos medioambientales. El propio Casanova, en una entrevista a eldiario.es de la región de Murcia se refirió a este asunto asegurando que «no todas las cosas salen bien» y que la Justicia le había dado la razón, ya que «fue el Gobierno –de Murcia– quien después de estar todo aprobado, incumplió». También compró el ya desaparecido diario «El Faro» de Murcia.

Del edificio de plaza España tiene la idea de crear un hotel y un centro comercial, aunque tampoco se puede descartar que cuando finalmente firme su adquisición en tiempo récord lo venda. Entre sus amuletos tiene al Tío Gilito, el pato de Disney que simboliza la riqueza y que tiene encima de la mesa de su despacho. Las oficinas del magnate americano están rodeadas de lujo, las del millonario murciano son minimalistas, con despachos acristalados y estilo «cool».

Al igual que Donald Trump, Casanova está casado en segundas nupcias con una mujer más joven, colombiana, con la que contrajo matrimonio en la Manga del Mar Menor (Murcia), según cuentan los que le conocen. Según destacaba «El Español», en alguna ocasión, el empresario murciano ha bromeado alguna vez sobre el significado de su apellido: Casanova. Y es que cuando lo dice la gente piensa que va de ligón o que está de broma e incluso que es descendiente directo de Giacomo Casanova.

A diferencia de Trump que suele exponer a su familia, en los medios, Casanova es muy celoso de su intimidad y discreto. De hecho, en su vida tiene dos prioridades: sus negocios y la familia de la que se siente orgulloso. Tiene dos hijos de su primer matrimonio: Fuensanta y Trinitario, y al igual que el nuevo presidente de EE UU, sus vástagos trabajan en su gran holding empresarial.

Donald Trump cuenta con una flota de aeronaves y Trinitario Casanova también tiene un avión privado «Baraka» con 42 plazas de los que remodeló 12 para habilitarlo a su gusto. En alguna ocasión, incluso lo ha alquilado al Barça para los desplazamientos del jugador Leo Messi. También lo ha compartido con algunos de sus clientes siempre respetando la confidencialidad de los mismos, como hace el presidente americano. Eso sí, que nadie se confunda, porque en su círculo de amigos todos saben que, si es de algún equipo de fútbol, ése es el Real Madrid. Además, cuenta con varios coches de lujo y una casa con piscina, jacuzzi...

A Trinitario Casanova le gusta cantar. Cuentan los que le conocen que el día de su último matrimonio, a modo de recuerdo, obsequió a sus invitados con un CD con algunas de las canciones que él mismo había entonado junto a su actual mujer. El presidente de EE UU, sin embargo más que cantar prefiere dar el cante y entre sus aficiones culturales destaca la literatura, de hecho cuenta con varios libros como «The America We Deserve», la primera autobiografía de Trump, «The Art of the Deal», que se ha convertido en uno de los más exitosos «best sellers» con más de tres millones de copias.

«El Trino», como le llaman en su región es amigo de sus amigos, de los de siempre y no le suelen gustar las entrevistas ni la publicidad. El año pasado adquirió la antigua sede de Peugeot en Madrid, en la avenida de los Toreros, para rehabilitarla, en Barcelona las instalaciones de Alston, y el edificio internacional en la Gran Vía de Murcia para rehabilitarlo. También se hizo con más de 10 millones de metros cuadrados en Valdebebas por un importe que ronda los 75 millones de euros. En cuanto a la ocupación de sus hijos también tienen alguna similitud. El tercer hijo del nuevo presidente de Estados Unidos, Eric Trump creó la fundación que lleva su nombre y que se dedica a recaudar dinero para el hospital de investigación St. Jude Children’s Research. El hijo de Trinitario preside una fundación que también, bajo su propio nombre, se dedica a fines caritativos y culturales. Mientras los Trump invirtieron en el certamen de Miss Universo, la familia Casanova tiene una firma textil en Murcia.

Hay quien dice que dirigir un país es como gestionar una gran empresa, tal vez otros empresarios se lo estén pensando...