Jorge Vilches
Triquiñuela en el BOE
El PSOE no es ya una pirámide, sino un timo piramidal
Seduce, Félix, que es una orden de Sánchez, y las órdenes de Sánchez son sagradas. Todos sabemos que si una pieza no cumple, se sustituye, porque el PSOE tiene que funcionar como una máquina de precisión. Si hace falta que no se publique en el BOE la anulación del nombramiento de fiscal de sala de Dolores Delgado para que vote que Puigdemont es amnistiable, pues se gripan las rotativas el tiempo que el faraón ordena.
Pero el PSOE no es ya una pirámide, sino un timo piramidal. La financiación singular que ofrecen ahora a ERC para que Salvador Illa presida la Generalitat de Cataluña ya estaba en el acuerdo de investidura de noviembre de 2023, en su anexo dos.
En el primer párrafo de ese acuerdo que firmaron Félix Bolaños, el seductor, y Oriol Junqueras, el seducido, se lee que Cataluña es la «tercera comunidad que más recursos aporta al Estado» y que debe recibir más, mucho más, porque ellos lo valen y porque –¿no oyen los violines?– son víctimas de la dejación y el olvido del Gobierno central, el cual ha «infradotado» a esa región, lastrando así su progreso. A esto, y penetrando en la seducción, Bolaños se comprometió entonces a condonar todo lo que hiciera falta.
Contra este Junqueras, el seducido condonado, se ha levantado una parte de ERC culpando de la debacle electoral a su colaboración con Sánchez. El pasado 16 de junio, unos 300 militantes y cargos importantes de la formación republicana publicaron un manifiesto para, en expresión del exdiputado Joan Tarda, «tirar a la basura» a Junqueras. Esto significa que Bolaños no va a seducir a toda Esquerra con la misma oferta que en noviembre de 2023.
Los republicanos que no quieren ser otra vez el pagafantas de Sánchez se van a negar a una componenda económica. De hecho, si a ERC le bastara con la financiación singular ya se habría presentado Illa a la investidura.
Carles Puigdemont, el más listo en la ecuación, sabe que la situación hace daño a ERC y al PSC, por eso dijo que ese acuerdo económico era un «chantaje», un timo, porque era de «justicia» y «moral» para el «pueblo de Cataluña», no un miserable pacto para investir a un acólito de Sánchez. De nuevo, el jefe de Junts convirtió a ERC en un títere del «sanchismo».
El panorama anuncia que la seducción que practicará Bolaños será prometer en el calendario un referéndum de autodeterminación, con su itinerario legislativo y judicial, como la amnistía. Si ERC no exige la consulta, está muerta y dividida, y un político piensa primero con el estómago.
Los republicanos tendrán la cara rota si al final hay repetición electoral el próximo otoño, con un Junqueras vuelto a la dirección de ERC a la fuerza y con oposición interna, y una Marta Rovira encantada de su vida en Suiza.
Bolaños, además, tiene que seducir a Josep Rull, el presidente del Parlamento de Cataluña. Es un trago, pero lo ha mandado Sánchez. Rull tiene entre sus poderes la convocatoria de una sesión de investidura, y si recibe la orden de Puigdemont de no escuchar a Salvador Illa, no habrá mejor sordo.
Bolaños, ministro para todo, se guardaba en la manga la decisión del Consejo de Fiscales de Sala de que la malversación entrara en la Ley de Amnistía para convencer al expresidente catalán fugado de que su amor va en serio. Logrado esto con un triquiñuela editorial –no sacar el BOE– poco más puede ofrecer a Junts que no pase por un referéndum.
Pero es que Bolaños debe seducir también a Podemos, Compromís y a la Chunta Aragonesista, miembros todos de la «mayoría Frankenstein» que se han negado a votar ese sistema de financiación singular para Cataluña si no se hace también para Valencia y Aragón o para todos. Si estas formaciones se niegan a ello, Bolaños se quedará sin encantos para seducir a ERC. Pero no se preocupen por el ministro para todo. Culpará de su seducción fracasada al PP o a Ayuso.
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