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La Administración Trump sale al choque directo con España tras las medidas del Gobierno contra Israel

EE UU acusa a Sánchez de "envalentonar" a los terroristas

El jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la cumbre de la OTAN de 2018. EFE/Horst Wagner
El jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la cumbre de la OTAN de 2018. EFE/Horst WagnerHorst WagnerAgencia EFE

La Administración Trump ha tardado 48 horas en reaccionar a las medidas contra Israel anunciadas por España, que incluyen un embargo de armas y restricciones comerciales y logísticas, pero lo ha hecho con contundencia. EE UU, aliado histórico de Israel y actor clave en la región, manifestó ayer a través de un portavoz del Departamento de Estado que «es profundamente preocupante que España, miembro de la OTAN, haya optado por limitar potencialmente las operaciones estadounidenses y dar la espalda a Israel el mismo día en que seis personas fueron asesinadas en Jerusalén. Estas decisiones envalentonan a los terroristas». Una de las víctimas mortales, por cierto, fue un joven judío y de nacionalidad española.

Las declaraciones reflejan el rechazo de la Casa Blanca a las iniciativas anti Israel tomadas por el Ejecutivo de coalición en los últimos meses y que alcanzaron su cénit este pasado lunes con la aobreactuada intervención de Sánchez ante los medios de comunicación en La Moncloa.

El choque frontal que lleva forzando el presidente del Gobierno con el inefable Trump (por motivos, algunos de ellos, de exclusivo consumo interno) coloca a España en una posición delicada dentro de la OTAN y la Unión Europea, donde la mayoría de los socios no comparten la contundencia de las medidas anunciadas ni de las declaraciones efectuadas. Está por ver la deriva que seguirá La controversia, que abre interrogantes muy serios sobre el futuro de las relaciones entre Madrid y Washington. Aunque Estados Unidos no ha anunciado represalias concretas, la crítica abierta a un socio estratégico como España podría afectar la cooperación en materia de seguridad, defensa y comercio.

Las medidas presentadas por Moncloa buscan consolidar un embargo de armas al Estado judío, al que acusan de llevar a cabo un «genocidio» en Gaza, un término espinoso que se habían cuidado muy mucho de circunscribir, hasta el mes de junio, al ámbito jurídico internacional. Ahora que ya se ha abierto la veda todos los miembros socialistas del Gobierno, imcluido el presidente, lo usan sin parar en cuanto tienen un micrófono o una cámara delante.

Ese paquete de nueve iniciativas incluye la prohibición de comerciar con armamento y municiones, así como restricciones al atraque de barcos y al aterrizaje de aviones que transporten equipo militar con destino a Israel. Sin embargo, horas después del anuncio Moncloa tuvo que rendirse a la evidencia. Y es que La Base de Rota podrá seguir permitiendo el envío de armamento a Israel pese a la prohibición expresa del Gobierno de España de que eso ocurra en puertos y aeropuertos españoles. El vigente convenio de Cooperación para la Defensa firmado por España y Estados Unidos en 1988 así lo estipula. Estados Unidos podrá usar Rota y Morón para hacer escala de buques o aviones que transporten material de defensa para Israel.

EE UU mantiene la misma capacidad en ambas bases, nudos gordianos en el cordón umbilical entre Washington y Tel Aviv y que han seguido funcionando durante toda la guerra en Gaza y la intervención contra el programa nuclear de Irán a finales del mes de junio sin mayor problema. Los aviones norteamericanos han operado con libertad de destino, independientemente de la carga que llevaran a bordo y que sí es comunicada a las autoridades españolas por motivos estrictamente de seguridad. Un registro que, según fuentes militares, nunca se efectúa al aliado americano.