El personaje
La tutora de la Princesa Leonor: un ejemplo de valores castrenses
Es experta en misiones de gran calado en Mali, Afganistán y Macedonia
Es una elección plenamente acertada. La decisión del Rey Felipe VI de escoger a Margarita Pardo de Santayana como tutora oficial de su hija la Princesa Leonor cierra la formación excepcional de la Heredera de la Corona. Una mujer pionera en las Fuerzas Armadas, pues fue la primera en asumir la jefatura de un batallón de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, perteneciente a una saga familiar de prestigiosos militares, hija del antiguo Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), Alfonso Pardo de Santayana, experta en pilotar helicópteros y en misiones de gran calado en Mali, Afganistán y Macedonia, actualmente destinada en el Cuarto Militar de la Casa del Rey, en La Zarzuela, de quien depende directamente. Una mujer también formada en la Academia de Zaragoza, donde la Princesa Leonor ha iniciado su instrucción militar, defensora de los más puros valores castrense: honor, disciplina y lealtad. Algo que don Felipe, buen conocedor de las FAS, ha querido inculcar a su hija la Princesa de Asturias, como futura Jefa Suprema de los Tres Ejércitos.
La importancia de la tutoría es esencial en la formación de la dama cadete Leonor de Borbón, dado que por su condición tendrá todas las miradas en ella puestas, y esto bien lo sabe su padre el Rey. Como periodista de la Agencia EFE viví en primera persona el papel destacado del tutor del entonces Príncipe de Asturias, el teniente coronel Juan Antonio Alcina, un marino recio, sobrio y curtido en la Armada a quien don Juan Carlos encargó la vigilancia de su hijo, entonces asediado por los medios de comunicación en todas sus salidas. Ello se agudizó durante el viaje a bordo del Buque-Escuela Juan Sebastián Elcano y sus escalas americanas, donde don Felipe era recibido como un ídolo. Con enorme prudencia y un tacto exquisito, Alcina protegió al Príncipe de Asturias del efecto exterior, centrándole exclusivamente en sus estudios y su formación castrense. Ahora, a buen seguro que la teniente coronel Pardo de Santayana realizará la misma misión con Leonor y regresará a la que fue también su casa, la Academia Militar de Zaragoza, de donde salió como teniente el 13 de julio de 1998. Era la número dos de la LIII promoción y aquel día su padre, el general Pardo de Santayana, le entregó el despacho a su hija.
«Eres el tercer hijo que sigue mis pasos, lo que supone todo un orgullo en mi carrera», le dijo entonces el antiguo JEME a una emocionada Margarita, paradigma de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas. «Bajo mi mando no tengo hombres ni mujeres, solo soldados», decía la tutora de Leonor cuando al frente de sus misiones en Mali, Afganistán o el Cuartel General de la OTAN en Macedonia, algunos de sus destinos.
Con una fuerte vocación castrense, hija y hermana de militares, Margarita es mujer de profundas convicciones religiosas, casada y madre de cinco hijos representa como nadie los valores de la familia, el orden y la hermandad que rigen en el Ejército. Su brillante y condecorado currículum demuestra que su designación como tutora es correcta. Primera mujer en dirigir un batallón, alférez de Artillería en la Academia de Arma de Segovia, alcanzó el empleo de capitán en 2001 y el grado de comandante en 2009. Actualmente es la única fémina en el Cuarto Militar del Rey, lo que la convierte en una persona de total confianza del Rey Felipe VI para la formación de su hija.
La teniente coronel es pionera a la hora de romper techos de cristal en el Ejército y siempre ha sido partidaria de la incorporación plena de las mujeres a las Fuerzas Armadas, así como de su modernización y adaptación a los nuevos tiempos. «Aprendí de mi padre los grandes valores castrenses», dice la flamante tutora de la Princesa de Asturias, a quien acompañará durante toda su formación. La importancia de sus destinos en el exterior no le ha impedido conciliar su vida familiar y educar a sus cinco hijos en principios de igualdad, disciplina y creencias religiosas. Experta en pilotar helicópteros, le apasiona volar, hacer senderismo y el mar, pasear por las costas de Cantabria siempre que puede. Ahora volverá a la que fue su casa, la Academia Militar de Zaragoza donde, según fuentes del Centro, ocupará una habitación y vigilará la formación de Leonor. Quienes la conocen destacan su carácter firme, pero afable. Cercano, pero en siempre en su sitio. Similar al del coronel Juan Antonio Alcina que tan buena influencia ejerció en don Felipe, como él ahora desea para su hija.
En el verano de 2020, en plena pandemia, la Familia Real vivió un mes de agosto atípico en Mallorca y quisieron visitar el barrio palmesano de Son Roca, uno de los más humildes de la isla. Aquel día, una niña se acercó a Leonor y le preguntó que le gustaría ser de mayor. De inmediato su madre, la Reina Letizia apostilló: «Lo que quiera no, lo que deba ser». Prueba palpable del destino que ya tiene marcado la Princesa de Asturias como Heredera de la Corona. Y en su camino hacia el mando supremo de las Fuerzas Armadas estarán la mano y el consejo de la teniente coronel Margarita Pardo de Santayana, como adecuada y excelente tutora real.
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