Política

Funeral de Adolfo Suárez

Un ejemplo de responsabilidad pública y amor por la patria

La Razón
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Uno de los actos que verdaderamente más pueden unir a los españoles en un momento como el actual, es el homenaje, despedida y recuerdo al presidente del Gobierno, Adolfo Suárez. Todos somos conscientes de la importante labor política ejercida por uno de los verdaderos motores del cambio político, económico y social que supuso la Transición española; un auténtico modelo de gestión del paso de una dictadura a una Monarquía parlamentaria, transformando desde la legalidad un sistema autoritario de gobierno en una democracia plural.

El Rey Don Juan Carlos y Adolfo Suárez formaron un tándem perfecto que nos permitió a los españoles ser protagonistas de nuestra propia historia. Así lo reconocía el presidente al recibir en 1996 el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, distinguiendo en su persona «la obra realizada por todo un pueblo, la forma y el talante con el que se llevó a cabo la Transición española a la democracia».

Todos cuantos nos dedicamos a la tarea de la política tenemos en Adolfo Suárez el ejemplo de quien se entregó a su país, jugándose el tipo, dando pasos que nadie se atrevió a dar, sufriendo posteriormente el abandono y la incomprensión de muchos a los que, incluso, él había ayudado. Fue un luchador nato, algo que dice todo de su persona, de sus valores, de su entrega: ejemplo de servidor público.

Como presidenta del Gobierno Castilla-La Mancha y secretaria general del Partido Popular, quiero recordar que gracias a la iniciativa de un Gobierno capitaneado por Adolfo Suárez, se impulsó el espíritu de consenso, la solidaridad territorial y el pluralismo, que se fue concretando en un Estado de Derecho, social y democrático, plasmado en la Constitución de 1978, que tanto nos ha hecho avanzar, del que tan orgullosos debemos estar y al que siempre debemos cuidar y proteger.

Por tanto, en momentos como éstos, en los que España despide a una de sus grandes figuras de nuestra historia contemporánea, hay que agradecer el servicio a los ciudadanos de Adolfo Suárez, a través de una labor ejemplar que siempre perdurará. Su responsabilidad pública, muy por encima de cualquier otro interés, y su amor por la patria, demostrado en incontables ocasiones, es hoy y será siempre un ejemplo para todos nosotros, los que nos dedicamos a la tarea de la Política y los que ejercen la ciudadanía española con orgullo. Su familia y sus amigos, con tantas raíces en Castilla-La Mancha, han de saber que no olvidaremos jamás toda su aportación a la Historia de España, a la paz, al entendimiento y a la prosperidad de nuestra Nación.