Grapo

Un pico enterrado para seguir la pista de Publio Cordón

Un pico enterrado para seguir la pista de Publio Cordón
Un pico enterrado para seguir la pista de Publio Cordónlarazon

«Buscaremos las veces que haga falta». Más de veinte años después, el hallazgo de los restos de Publio Cordón –el empresario zaragozano secuestrado por los Grapo en 1995– sigue siendo una asignatura pendiente para las Fuerzas de Seguridad. En breve, los agentes de la Guardia Civil volverán a intentarlo, por cuarta vez en los últimos años, en las laderas del Mont Ventoux (sureste de Francia), «el gigante de la Provenza». Lo harán, de nuevo, siguiendo las indicaciones del ex dirigente del Grapo Fernando Silva Sande, que el pasado viernes señaló sobre un mapa al juez de la Audiencia Nacional Juan Pablo González y al fiscal Marcelo Azcárraga el lugar donde supuestamente enterraron a Cordón.

No es la primera vez que Silva Sande –ya condenado por estos hechos– recupera súbitamente la memoria sobre lo sucedido en los días posteriores a ese 27 de junio de 1995, cuando la pista del empresario se perdió para siempre mientras hacía footing por la orilla del Canal Imperial de Aragón, en Zaragoza. Desde que, en febrero de 2009, el ex dirigente de la organización terrorista se ofreció a colaborar con la Justicia, tres magistrados de la Audiencia Nacional –Fernando Grande-Marlaska, Javier Gómez Bermúdez y, ahora, Juan Pablo González– han puesto en marcha sucesivas operaciones de búsqueda siguiendo las indicaciones sobre el terreno de Silva Sande. Hasta ahora, sin ningún éxito.

Palabra de Silva Sande

¿Por qué habría que creer ahora a Silva Sande? Fuentes de la investigación ponen esta nueva confesión en cuarentena. «Que él, que siempre ha declarado que enterró el cadáver, venga ahora diciendo que le han contado dónde está el cuerpo...», recelan.

Pero lo cierto es que algunas explicaciones de Silva Sande sí han permitido reconstruir lo que supuestamente sucedió tras el secuestro. Cordón fue trasladado en primer lugar a Vitoria y, desde allí, el ex dirigente del Grapo y sus compañeros Concepción González y el ya fallecido José Ortín (ambos también condenados por detención ilegal) le trasladaron a la localidad francesa de Lyon, donde un cuarto integrante de la organización criminal, José Ramón Teijelo, había alquilado una vivienda para mantener retenido al empresario. Teijelo, que alquiló el chalet con identidad falsa junto a María Victoria Gómez (ambos han sido procesados recientemente por detención ilegal por el juez Juan Pablo González) haciéndose pasar por un matrimonio, fue reconocido dos décadas después por su antigua casera gracias a los datos aportados por su antiguo compañero en los Grapo.

La supuesta huida

El empresario, encerrado en un armario donde iba marcando las muescas de sus días de cautiverio, habría intentado escapar –según la versión facilitada a la Guardia Civil por Silva Sande– dos semanas después. Durante ese desesperado intento, sufrió una caída mortal desde un tejadillo de la vivienda. Las circunstancias concretas se desconocen y, en todo caso, si el ex presidente del Grupo Quirón quedó malherido, lo cierto es que no fue trasladado a ningún centro hospitalario donde, según reseñaba el juez Juan Pablo González en el auto de procesamiento de Teijelo y María Victoria Gómez, «se le pudiera haber prestado asistencia sanitaria».

Tras recibir órdenes de la cúpula de la organización terrorista, los tres secuestradores –Silva Sande, Teijelo y Gómez– trasladaron su cuerpo al Mont Ventoux, donde lo enterraron. Cuando la familia pagó el rescate en París (400 millones de pesetas de la época), Publio Cordón ya estaba muerto.

La dureza del terreno de esta mole calcárea de la Provenza jugó una mala pasada a los terroristas. El pico que utilizaron para cavar la fosa se partió y decidieron dejarlo también enterrado. Ese trozo de metal es una de las esperanzas de los investigadores para hallar los restos de Cordón. Pero hasta ahora, dada la amplitud del terreno a «peinar» (más de 6.000 hectáreas) todos los medios empleados para localizarlo –modernos detectores de metales y georadares– han resultado infructuosos.

¿Dice la verdad Silva Sande? Algunos de los que han tenido un papel relevante en la investigación sobre el paradero del empresario en los últimos años tienen serias dudas. «Creo que lo llevaron vivo al Mont Ventoux y lo mataron allí», asegura una de las fuentes consultadas restando crédito a la nueva confesión del ex dirigente terrorista.

Las tareas de búsqueda se reanudarán en cuanto Francia dé el visto bueno a la comisión rogatoria librada por la Audiencia Nacional para trasladar al Mont Ventoux a los equipos de la Guardia Civil encargados de las tareas de rastreo. Silva Sande saldrá de prisión para, de nuevo, guiar sus pasos por la montaña. Pero el tiempo juega en su contra, pues a partir de finales de noviembre la nieve dificultará la búsqueda. «Con el terreno helado será todavía más complicado», admiten las fuentes consultadas.

Además de aliviar el sufrimiento y la angustia de la familia, el hallazgo del cuerpo tendría relevantes consecuencias jurídicas. El pasado 24 de septiembre, el juez González admitía en su auto de procesamiento que no podía imputar a Teijelo y Gómez un delito de homicidio (en su caso, por omisión, al no haber prestado asistencia sanitaria a Cordón si realmente sufrió una caída intentando huir) al desconocerse «las causas concretas en que se produjo el fallecimiento, cuál fue el mecanismo causal o si hubo posibilidad de trasladar al secuestrado a un centro sanitario y evitar de esta manera el fallecimiento».

Sea como fuere, lo cierto es que la muerte de Cordón precipitó la huida del «comando» del chalet de Lyon. La Guardia Civil ha conseguido reconstruir esa secuencia gracias a un seguro de vivienda que contrató Teijelo y que rescindió precipitadamente en julio de 1995 (en fechas próximas al fallecimiento del empresario), casi un año antes de la conclusión del periodo contratado. Teijelo contrató ese seguro con un DNI falso a nombre de José Luis Monforte y la Policía francesa consiguió hallar una copia del mismo.

Veinte años después, Silva Sande sigue siendo la pista más fiable para dar con el cuerpo. De nuevo, en el Mont Ventoux.