Política

Caso Pujol

Un refugio independentista

Los vecinos de la Cerdaña, donde se «esconde» el ex «Molt Honorable», son condescendientes: «Todos roban, pero él ha hecho cosas buenas por nuestro país»Queralbs, situado en la comarca de Ripollés, es el pueblo de la familia de Marta Ferrusola, esposa de puJOL

Queralbs, situado en la comarca de Ripollés, es el pueblo de la familia de Marta Ferrusola, esposa de Pujol
Queralbs, situado en la comarca de Ripollés, es el pueblo de la familia de Marta Ferrusola, esposa de Pujollarazon

Los Pujol juegan al escondite. La época dorada del pujolismo tuvo su punto y final hace más de una semana, con la confesión del ya no tan «Molt Honorable» Jordi Pujol. En Cataluña reina la conmoción. Y es que es una situación harto complicada para la ola independentista. En apenas unos días han pasado del «España nos roba» al «Pujol nos roba». La familia Pujol posee varias fincas en la Cerdaña, un territorio pirenaico de algo más de 25.000 habitantes repartidos en un amplio terreno. Desde el pasado 25 de julio se recluyen en esta zona. Lo han convertido en su búnker. Casas a donde ir en la zona no les faltan. Aunque sería más correcto hablar de mansiones.

Su primera parada fue La Tor de Querol. Se trata de un pequeño pueblo de 400 habitantes. Pertenece a Francia, pese a que en la plaza del pueblo ondee la bandera de Cataluña, al igual que en la finca de los Pujol. Durante la Guerra Civil se convirtió en un refugio. Hoy lo es para los Pujol, a los que les persigue el dedo acusador. La mansión, de 2.000 metros cuadrados y valorada en 2 millones de euros, es propiedad de Josep, el tercer hijo del ex president. «No suelen venir en verano, de hecho nos extrañó verlos el pasado fin de semana», comentó un vecino a LA RAZÓN. Asimismo, añadió: «La casa amarilla –como la conocen en el pueblo– permanece siempre cerrada desde Semana Santa hasta noviembre, que es cuando comienza la temporada de esquí». Ellos fueron testigos de su visita durante el pasado fin de semana. Josep Pujol compró varias barras de pan como cada fin de semana de invierno que pasa en el pueblo. A la casa acudieron casi todos los hijos, que hicieron piña en torno al patriarca.

Jordi Pujol es un desconocido para los querolans. «No lo hemos visto nunca, a los hijos sí los conocemos, pero él no se deja ver», afirmó el dueño de la panadería del pueblo. Él mismo apunta que son «muy simpáticos». Incluso presumen de su padre –o presumían–. «Somos los hijos de Jordi Pujol, el ex presidente de la Generalitat», decían. Los hijos de Pujol tienen fama de discretos. Y guardar a buen recaudo su intimidad no les es nada complicado, ya que para acceder a la vivienda hay que pasar una valla y caminar unos 100 metros. La realidad es que no tienen ninguna vinculación familiar con el pueblo. «Han comprado aquí porque cuando pasas Cataluña es mucho más barato», indica una vecina. Los pocos habitantes del pueblo que entienden el castellano también han sabido sacarle humor al asunto. «Ha enseñado bien a los hijos, porque conseguir que los siete sean millonarios es complicado», dijo un señor entre risas. Menos gracia hizo el anuncio del ya no tan «Molt Honorable» Jordi Pujol en Queralbs, el pueblo de su mujer, Marta Ferrusola.

Los Pujol son muy queridos en Queralbs, otro de los muchos pueblos de la Cerdaña, que cuenta con menos de 200 habitantes. A los vecinos les cuesta hablar. Máxime si no hablas la lengua oficial de su país –Cataluña–. El silencio reina ante las preguntas sobre el sentir general tras conocer los datos sobre el dinero oculto del ex presidente, al que todos adoran. Pero hay algunos que no tienen pelos en la lengua. Para sorpresa de todos, justifican la actuación de Pujol. «Todos roban, pero él, al menos, ha hecho cosas buenas por nuestro país –refiriéndose a Cataluña–, otros son incapaces de hacer nada bien», dice el propietario de uno de los dos bares del pueblo, al que tantas veces ha acudido la familia Pujol a tomarse el vermut. Los vecinos presumen con cierta frecuencia de ser el pueblo donde el ex presidente pasa 15 días todos los meses de agosto. Y es que es el protagonista único de sus veranos. Aunque este año, tras el escándalo, no creen que les visite.

A Queralbs acude siempre con «La Marta», como llaman los vecinos a la matriarca del clan. Los hijos no suelen acompañarles. «Jordi Pujol es un fanático del montañismo. Pese a su edad, continúa saliendo a caminar por las montañas pirenaicas», comentó Imma Constans, alcaldesa de Queralbs. La mansión, la más grande del pueblo y alejada del resto de viviendas, pertenece a la familia Ferrusola. Sin embargo, Jordi Pujol estaba muy integrado en el pueblo. «Si coincidía que estábamos en fiestas, venía y bailaba la sardana como un vecino más». La alcaldesa, en un acto de total honestidad, dice que «es la Justicia la que debe hablar. Pero me da mucha pena, porque ha sido siempre un referente político. Ojalá esto no hubiera ocurrido nunca». Ella recuerda que la última vez que visitaron el pueblo fue en el puente de mayo. Quién sabe si volverán.