Obituario
Una huella imborrable
En momentos difíciles como los que ahora vive la Justicia catalana, ser fiscal es un compromiso que exige valentía y entrega. Don José María Romero de Tejada asumió la función de fiscal en una etapa compleja, una situación inédita, cuando la ley es puesta a prueba por quienes no creen en ella. Ser fiscal superior de Cataluña es ejercer un puesto clave, desde el que se coordina a muchos profesionales, y al que también convergen retos, sorpresas y complicaciones.
José María fue fiscal toda su vida. No dejó de serlo ni por la política, ni por el ejercicio de la abogacía, ni por desempeñar otras funciones públicas. Siempre supo defender el interés público, teniendo una especial sagacidad para captar, en un solo instante, aquello que requería la mayor atención.
Hombre de orden y estilo, su imagen es fácilmente evocada por quienes quisieran representarse a un genuino fiscal: era comedido, serio y riguroso. Jamás se permitía una incorrección, ni jurídica ni semántica. En pocas palabras resumía los hechos, algo tan importante para quien debe explicar lo que ha ocurrido, porque la Justicia penal está pensada para solucionar conflictos, pero ante todo está llamada a averiguar la verdad. Fue amante de la verdad en todas sus dimensiones.
Su vocación de servicio lo llevó a participar en la Asociación de Fiscales, desde la que impulsó valores constitucionales y potenció una imagen del fiscal enaltecida, capaz de llegar a sus últimas posibilidades, con tal de alcanzar la defensa de la dignidad. Siempre estuvo rodeado del respeto de quienes debían compartir sus tareas. Su verbo meditado disipaba la duda con argumento certero.
José María Romero de Tejada ha dejado una huella imborrable en la Fiscalía, llamada por circunstancias notorias a innovar en doctrina, a asumir iniciativas, a unir esfuerzos necesarios, a sostener valores de convivencia, a hacer presente al fiscal en ámbitos y momentos decisivos. El involuntario protagonismo que el Ministerio Público alcanzó en los últimos tiempos llevó a José María a los medios, sin pretenderlo pero tampoco sin evitarlo. Su muerte ha causado un impacto inmenso, por la injusticia de su prematura ausencia, por la inquietud que despierta su reemplazo. Pero más impacto han causado sus muchos méritos, la motivación que supo transmitirnos para seguir construyendo un Ministerio Fiscal democrático, justo y respetado.
*Fiscal del Tribunal Supremo
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