Entrevista
Ximo Puig: «En las elecciones de mayo no se tiene que votar en clave nacional»
Aunque el presidente de la Comunidad Valenciana marca distancias con las posiciones más radicales de los socios de investidura de Sánchez, asegura que estará en su campaña: «Esto no va de esconder a nadie»
El presidente de la Comunidad Valenciana recibe a LA RAZÓN en plena celebración de Las Fallas, fiesta grande de la tierra y que este domingo salía incluso en portada de «The Economist». Ximo Puig está intentado ocupar la centralidad ante las elecciones de mayo, marcando distancias con los planteamientos más radicales de los socios de investidura de Pedro Sánchez. Pero con un discurso tranquilo y que evita ponerse a la altura del choque dialéctico que se escucha en Madrid.
A nivel nacional se está dando tanta importancia al resultado electoral en mayo en la Comunidad Valenciana que parece que se decide quién se quedará con La Moncloa en diciembre.
Me parece una falta de respeto a los valencianos que estas elecciones de mayo se presenten como una especie de primarias de las generales. Habrá generales cuando toquen, y ahora hay elecciones autonómicas y locales, en las que se vota lo que se vota, la gestión autonómica y la gestión municipal. Los ciudadanos votan en cada momento en función de aquello que piensan que mejor se ajusta a sus intereses, por más que algunos intenten hacer ruido y confundir.
¿Está llamando a que en las elecciones de mayo no se vote en clave nacional?
Por supuesto que no se tiene que votar en clave nacional. El Partido Popular está ansioso por llegar al poder, y por eso vive en una carrera preelectoral permanente. Esto no es bueno para el funcionamiento democrático. Por ejemplo, no es aceptable que desde la investidura del Gobierno de Sánchez la oposición esté cuestionando continuamente su legitimidad. Primero lo hizo Casado, y ahora lo está haciendo Feijóo.
¿Con qué? Porque cuando se le ha preguntado, su respuesta, que yo recuerde, siempre ha sido negar que éste sea un Gobierno ilegítimo.
Lo hacen todos los días con la crítica en la que sostienen su labor de oposición.
¿Qué piensa de los barones socialistas, como Page, que creen que la gestión de Sánchez les perjudica en sus elecciones?
El Gobierno de España ha sido capaz de gestionar un momento tan difícil como éste con una política social muy ambiciosa. Yo me identifico plenamente con una gestión que ha sido buena para España y para la Comunitat Valenciana, y sobre la que creo que tenemos razones para sentirnos orgullosos como partido. Nuestra gestión de la crisis ha ido en la dirección contraria a lo que hizo la derecha: esto nadie puede negarlo.
¿Hace también suya la derogación de la sedición y la rebaja del delito de malversación?
Ya he dicho que la corrupción hay que tratarla toda igual, sin distinciones en función del componente ideológico del corrupto. En el terreno político siempre he defendido el reencuentro con Cataluña y la solución política para un problema político. Pero en todo lo que tiene que ver con el Código Penal hay que ser muy prudentes porque afecta a la convivencia.
Volviendo a la campaña, ¿usted no va a esconder al presidente del Gobierno?
Esto no va de esconder a nadie, sino de que cada uno asuma su responsabilidad. Y yo debo asumir mi responsabilidad ante la ciudadanía de la Comunitat Valenciana. Pero, desde luego, no se trata de ocultar nada, todo lo contrario.
¿Sánchez estará en su campaña? Le insisto porque hay otros barones socialistas que parece que no saben qué hacer para tapar la marca nacional y la figura del presidente del Gobierno.
El presidente del Gobierno estará en mi campaña, por supuesto.
¿Le preocupa la caída de Compromís que detectan algunas encuestas?
Confío en que Compromís mantendrá un porcentaje importante de sus votos. Pero, en todo caso, nosotros no estamos pendientes de los demás, sino trabajando para conseguir, desde la propuesta política que representamos, una mayoría social que nos apoye.
Pero preferiría no tener que repetir el «pacto del Botanic», ¿no es así?
En cada elección se reparten de nuevo las cartas. Y, por tanto, son los ciudadanos los que van a decidir qué tipo de gobierno quieren. Yo creo que en la Comunitat Valenciana se ha producido una mejora sustancial en todos los indicadores desde 2015. Tenemos aún grandes retos, tenemos grandes dificultades, pero todos los indicadores económicos y sociales han mejorado, muy especialmente el empleo, con cuatrocientos mil nuevos puestos de trabajo. También ha habido avances en políticas sociales, en Sanidad y en Educación, a pesar de haber vivido una pandemia y los efectos de una guerra. Hemos tenido estabilidad, hemos generado confianza y desde el diálogo social hemos conseguido generar muchas alternativas de futuro.
Leía este fin de semana que Volkswagen aumentará un 50 por ciento la capacidad de la gigafactoría de Sagunto tras pactar con Ford.
Esas decisiones afectan a la empresa, pero lo que sí puedo decirle es que la inversión ya aprobada, de más de 3.500 millones de euros, es la más grande que se ha ejecutado en España y servirá de palanca para la transformación del modelo productivo. Este proyecto nos coloca en un momento histórico porque nos dirige hacia un futuro más próspero y con más oportunidades para los valencianos.
Volviendo a las alianzas, hay encuestas cualitativas, que están en la mesa de dirigentes nacionales de su partido, que advierten de que el principal riesgo para el PSOE en este ciclo electoral es que los votantes vean su pacto con Podemos y, sobre todo, con ERC y Bildu, como estructural.
No percibo esa alianza estructural. El PSOE tiene la obligación de dedicarse a gestionar la diversidad y lo que los ciudadanos deciden con su voto. Pero nosotros aspiramos a tener la mayor representación posible y trabajamos para conseguirla.
No hay ninguna encuesta electoral que diga que el PSOE puede seguir gobernando sin la alianza que hoy le sostiene, y, además, la mayoría les dan menos escaños. De ahí que se hable del carácter estructural de pacto.
Nuestros pactos son coyunturales y atendiendo a gestionar, de la mejor manera posible, aquello que han decidido los ciudadanos. Pero nosotros tenemos que aspirar a tener una mayoría suficiente para gobernar. Otra cosa es que la pluralidad de los ciudadanos sea la que es, y hacer oídos sordos a lo que dicen los ciudadanos sería suicida.
¿Podemos les suma?
Somos dos partidos distintos, capaces de llegar a acuerdos si así lo deciden los ciudadanos en las urnas.
¿Qué piensa de la posición de Podemos respecto a la Ley del «solo sí es sí»?
Entiendo que si de una ley surgen consecuencias no deseadas, hay que actuar. Lo dije desde el primer momento y eso es lo que finalmente se ha hecho.
Han tenido que hacerlo sin apoyo de sus socios de coalición en Madrid.
El PSOE ha hecho lo que tenia que hacer. Y eso es lo que importa.
¿Tienen algo de razón compañeros suyos que piensan que Moncloa está dando demasiado protagonismo y espacio a Yolanda Díaz? Temen que votos socialistas se vayan hacia Sumar y el PSOE acabe siendo más débil ante sus socios.
Yo respeto a Yolanda Díaz, pero el PSOE tiene que dedicarse a hacer lo que está haciendo, que es defender un proyecto nítidamente socialdemócrata y una salida de la crisis que no abandone a los segmentos sociales que están padeciendo más la inflación. Basándolo todo en un elemento para mí fundamental, que es la institucionalidad y la defensa de los valores constitucionales.
¿Cree que Pablo Iglesias trabaja por la reedición de la coalición con Yolanda Díaz como referente de la parte morada?
Él tomó la decisión de dejar la política y todos tenemos que ser coherentes con nuestras decisiones. Veo actitudes que, sin duda, no ayudan mucho a sumar fuerzas.
¿Entiende las críticas al empresario valenciano Juan Roig, presidente de Mercadona?
Uno puede discrepar del funcionamiento del mercado, que tiene importantes fallos en la asignación y distribución de recursos, pero el ataque a las empresas es innecesario. Y convertirlas en objeto de campaña electoral tampoco aporta nada. El ataque a Mercadona es, además, muy injusto y poco inteligente.
¿La moción de censura que se debate esta semana en el Congreso hay que tomársela en serio?
Es un instrumento que tiene la oposición y, por tanto, hay que actuar en consecuencia. Me parece que aunque algunos no tengan ningún respeto a la Constitución ni al Estado de las Autonomías, como es el caso de quienes proponen esta moción, lo que no se puede es faltar el respeto a las instituciones y, por tanto, sí se tiene que tomar en serio.
¿Por qué le parece menos aceptable pactar con Vox que con ERC o Bildu?
En la Comunitat Valenciana Vox quiere acabar con el Estado autonómico y con el autogobierno. Por tanto, la derecha está ligada a quien quiere liquidar el autogobierno de los valencianos.
ERC y Bildu quieren liquidar a España.
Pero el Gobierno catalán no está en eso en estos momentos. Ni tampoco hemos pactado con ellos en el Congreso acabar con España. En Valencia, además, el PP se está apoyando en un señor condenado por maltrato. Es decir, no estamos sólo hablando del Estado de las autonomías, sino también de la igualdad entre hombres y mujeres.
¿A qué se refiere con lo de que se está «apoyando»? Porque no gobiernan juntos.
Los dos partidos siguen la misma estrategia para llegar al poder.
Decía antes que el Gobierno no ha pactado con ERC acabar con España, y tampoco ha pactado el PP con Vox, en el Gobierno de Castilla y León, suprimir el Estado autonómico. Pero ERC sí tiene ya detrás los antecedentes de promover un «golpe» contra la Constitución y el actual modelo autonómico.
No fue un «golpe», como dice usted, fue otra cosa, aunque también muy grave. Que ya ha tenido consecuencias muy negativas para ellos y también para Cataluña. Mi opinión es que hay que saber aceptar a España como es, diversa y plural, y eso es lo que hace el PSOE.
¿Es partidario de que se reconozcan aún más las singularidades territoriales? La nación de naciones de la que habla Tamames.
Hay que respetar las singularidades, pero también hay que garantizar la igualdad. Por eso exigimos un modelo de financiación justo. Por eso exigimos una corresponsabilidad federal. La Constitución habla de nacionalidades y regiones y dibuja perfectamente un Estado que nos permite convivir dentro de un marco de solidaridad e igualdad entre territorios.
¿El «caso Tito Berni» es sólo un garbanzo negro que con sacarlo de la «olla» se acaba el problema?
Cuando hay un escándalo hay que llegar hasta el final y depurar todas las responsabilidades que correspondan. Ahora y siempre. También le digo, de todos los escándalos recientes el más grave es el que afecta a la utilización del Estado directamente para atacar a periodistas, fiscales y jueces. Eso es lo que quiebra la confianza en el Estado.
¿Sería bueno para España que el PSOE y el PP volvieran a entenderse al menos en los principales temas?
Los grandes acuerdos son más necesarios que nunca porque vivimos una década en la que está cambiando el mundo. Pero aquí no cabe la equidistancia, desde el minuto cero el PP ha considerado ilegítimo al Gobierno de España y se ha embarcado en una política de confrontación de la mano, además, de la extrema derecha. La principal responsabilidad de que no haya ningún acuerdo es de ellos. Y esta política de confrontación también la estamos padeciendo aquí, donde han roto la negociación haciendo imposible lo que pudimos conseguir hace cuatro años.
¿
Qué nota le pone al Gobierno en la gestión de problema del agua?
Discrepamos de algunas de las decisiones y aplaudimos otras. No es una enmienda a la totalidad. Desde luego, vamos a defender el trasvase del Tajo-Segura por lo que implica en términos socioeconómicos, en términos de trabajo, de empleo, de riqueza y de prosperidad. Y, por otra parte, también somos conscientes de que hay que proteger un caudal ecológico, pero hay que hacer las cosas con un proceso de transición.
Desde Valencia, ¿cómo ve el escándalo que afecta al Barcelona por el «caso Negreira»?
Lo veo con preocupación porque todos sabemos la importancia que tiene el fútbol, no sólo en términos deportivos, sino también económicos y sociales. Pero también me preocupan otras cosas que están pasando, como que se esté cediendo a celebrar fuera de España algunas competiciones: deberíamos intentar que los valores deportivos fueran más importantes que los puramente económicos, sobre todo por respeto a las aficiones.
Si fuera otro equipo, y no el Barcelona, el que estuviera afectado por esta polémica, ¿cree que el trato sería más duro y esto ya habría tenido consecuencias?
En este caso, como en todos, hay que llegar hasta el final y adoptar las decisiones que correspondan. Pero también creo que utilizar esto en el ámbito político no da ningún beneficio a la sociedad española.
De lo que ya conocemos, ¿diría que el Barcelona se merece una dura sanción, incluso bajar a segunda?
El proceso está ya judicializado. No tengo más información que lo que han trasladado los medios de comunicación y creo que hay que esperar a ver por dónde avanza la investigación.
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