Perfil

Yolanda Díaz: la gallega implacable que ha acabado con los ministros morados

Al frente de una ensalada de 24 partidos, es una de las grandes triunfadoras de la renovación gubernamental

Yolanda Díaz en la investidura de Pedro Sánchez.
Yolanda Díaz en la investidura de Pedro Sánchez.Gtres

Ambiciosa y adversaria peligrosa a tener en cuenta. Qué se lo digan a su gran mentor, Pablo Iglesias, y a sus dos acólitas, Irene Montero e Ione Belarra. La flamante vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se ha cargado de un plumazo a toda la cúpula de Podemos en la coalición y es una de las grandes triunfadoras de la renovación gubernamental. Ha colocado a cuatro de sus «halcones» en carteras ideológicas, curiosamente ninguno afín a Iglesias, y hasta uno de ellos, Pablo Bustinduy, muy crítico con la dirección podemita, lo que ahora los morados consideran toda una provocación. La lideresa de Sumar, tan locuaz ella, zalamera y besucona, es guante de hierro en puño de seda y ha dejado claro quién manda en esta nuevo espacio a la izquierda del PSOE. Es una gallega implacable y feroz como las olas que golpean los acantilados de su tierra.

En su batalla por el poder se ha movido en un crudo enfrentamiento con sus antiguos amigos de Unidas Podemos, abandera las cesiones a los independentistas, fue la primera en viajar a Bruselas para verse con el fugitivo Carles Puigdemont, le importa un bledo cargarse la Constitución y vocifera esa cantinela de «plurinacional» con una imponente patochada: «Somos un país de países», en una definición de España que suena a broma. Mantiene su Vicepresidencia y la poltrona de su Ministerio de Trabajo sin importar que bajo su gestión los datos del paro en España son los peores de Europa.

Al frente de una ensalada de 24 partidos, Yolanda Díaz se cree más atractiva y menos arisca que Ione Belarra o Irene Montero, despliega sus encantos de zarina roja en guante de seda, melena rubia y modelitos de lujo, sin reparos para traicionar a Pablo Iglesias, quien escogió a esta gallega como heredera sin ser militante de Podemos. Afiliada al PCE y sindicalista de Comisiones Obreras, Iglesias fue su asesor cuando ella trabajaba con el dirigente del BNG, José Manuel Beiras, a quien también luego le dio la espalda.

Desde su militancia en el grupo En Marea llegó como diputada al Congreso, se forjó como portavoz en relaciones laborales y su ascenso fue vertiginoso hasta que Iglesias la propuso ministra de Trabajo en el Gobierno de coalición social-comunista, donde ha estado vigilada de cerca por Belarra y Montero, ahora totalmente destronadas. Pertenece a esa casta comunista con doble vara de medir, roja por fuera, burguesa por dentro. Quienes bien la conocen la definen como «una roja entre algodones», con herencia familiar de comunistas y sindicalistas, que sin embargo nunca sufrieron los rigores de una saga puramente obrera. Puño de hierro en guante de seda, Yolanda Díaz es la nueva musa pancartera del feminismo radical, la amnistía ilegal y el separatismo inconstitucional.