
El futuro de la legislatura
Zapatero busca ablandar a Junts para salvar el «otoño caliente»
Moncloa asume que no logrará nada a corto plazo pero cuida la relación para estirar la legislatura

José Luis Rodríguez Zapatero intentó este jueves ablandar al expresidente catalán Carles Puigdemont para salvar el "otoño caliente" que prometió el expresident, la época en que Junts revisará su relación con el Gobierno de Pedro Sánchez.
El expresidente socialista se ha convertido en el único interlocutor de confianza para la cúpula posconvergente. Por eso, Pedro Sánchez ha delegado en su antecesor el cauce de comunicación con Waterloo tras el ingreso en prisión provisional de Santos Cerdán, el ex secretario de organización del PSOE.
Fuentes gubernamentales consultadas por LA RAZÓN asumen que la cita de ayer, que se celebró en Suiza, no logrará nada a corto plazo pero sirvió para «cuidar» la relación e intentar estirar la legislatura. El problema es que en Junts empieza a cundir la sensación de que se está llegando a un punto de no retorno.
La formación independentista ve cómo su cercanía a Pedro Sánchez le está perjudicando en su espacio electoral. Por eso, el partido ha adoptado una estrategia de no apoyar ninguna medida del PSOE a menos que haya sido pactada anteriormente con ellos.
Esto se debe, principalmente, a la sensación de que las distintas carpetas abiertas o no avanzan o están resultando ir por caminos muy distintos al previsto. Por ejemplo, la cesión de las competencias migratorias a Cataluña.
Esta fue una cesión del PSOE a cambio de que Junts no obligara a Sánchez a someterse a un debate en el Congreso sobre si era oportuno celebrar o no una cuestión de confianza en su momento de mayor debilidad, acorralado por la corrupción del «caso Cerdán».
Pero esa cesión de competencias no saldrá adelante, porque contará con la oposición de Podemos. Los morados creen que detrás hay elementos xenófobos. Y Junts la quiere, precisamente, porque está compitiendo con Alianza Catalana, un partido de extrema derecha identitario que está creciendo como la espuma con un discurso antimigratorio.
Los posconvergentes esperan que el Gobierno haga un esfuerzo extra para negociar con Ione Belarra y los socialistas sólo esperan que, si la cesión de competencias cae, no les echen la culpa a ellos por incumplir la promesa.
Pero no es la única medida en un cajón. Algo similar pasa con la oficialidad del catalán en la Unión Europea, que no termina de desatascarse a pesar de los esfuerzos del ministro José Manuel Albares.
O con la aplicación efectiva de la amnistía a todos los encausados por el «procés» –es decir, que Carles Puigdemont pueda volver a Cataluña–, un tema que también se está alargando más de lo esperado inicialmente.
En esta lista habría que incluir también una «verdadera» financiación singular para Cataluña y la condonación efectiva de toda la deuda de la comunidad. Todos son asuntos en los que el PSOE se está moviendo y está pagando el precio político de ponerlos encima de la mesa –eso al menos sí se lo reconocen en Junts–.
Pero el martirio para los posconvergentes es que Puigdemont no puede vender logros en Cataluña, porque están a medio camino. Además, la confianza está casi rota. Por eso, el expresidente Zapatero se lanzó a intentar reconducir el asunto.
Encima de la mesa está la carpeta presupuestaria, pero en el Gobierno también asumen que las cuentas son una entelequia. La mayoría parlamentaria es un infierno y todos los partidos operan ya en clave electoral. La cita de ayer, acaso, sirvió para ganar tiempo, porque en Moncloa esperan que todo pueda precipitarse.
Sánchez está en modo preelectoral desde principios de mes. Su estrategia de comunicación ha dado un vuelco radical y su equipo quiere sacarle de la «crisálida» para recordarle a los españoles que, pese al ruido, hay un Gobierno operativo, aunque en verdad sea una ficción, puesto que tiene muy complicado sacar adelante cualquier proyecto de ley.
En cualquier caso, el Ejecutivo tiene intención de presentar un acuerdo dentro del seno de la coalición sobre Presupuestos Generales del Estado. Cuestión distinta es que termine llegando a la Cámara en algún momento de lo que queda de legislatura, si es que queda mucha. 2026 se ve cada vez más como año de urnas.
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