En la presentación de su último libro

Zapatero defiende su labor como «facilitador» de la salida de Edmundo González de Venezuela

Confirma que ayudó para la salida del opositor y pide respeto a su discreción por su tarea de mediación en el país caribeño

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha confirmado durante la presentación de su último libro, «La democracia y sus derechos», en el Ateneo de Madrid, que participó «en la tarea de facilitación» para que el líder opositor venezolano, Edmundo González, pudiera venir a España y se ha mostrado confiado en que «antes o después» habrá intentos para llegar a una solución pacífica entre el Gobierno de Maduro y la oposición. De ella se ha declarado también partidario y ha llamado al «diálogo» y a entablar puentes políticos.

Ha defendido el exmandatario socialista que desde 2015 su labor de medicación en la política del país caribeño ha ido dirigida a ayudar «a muchos venezolanas y venezolanos» y ha pedido que se entienda su deber de «discreción y respeto» a las personas que le reclamaron que ejerciese esa mediación tras las elecciones presidenciales venezolanas. Asimismo, dijo, por la posibilidad de que pueda seguir en las próximas semanas ejerciendo esta tarea de ayuda.

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha descrito la presentación de este martes de su obra editada por Península, en el Ateneo de Madrid, como uno de los momentos «más emotivos y reconfortantes» porque en él se repasan las leyes en materias de derechos sociales que caracterizaron sus dos mandatos en Moncloa.

Zapatero ha asegurado que la democracia es, «ante todo la reforma, el cambio, la innovación, creatividad» en el impulso de nuevas legislaciones y, simultáneamente, un proceso «abierto y de esperanza».

Que, ha afirmado, distingue a los conservadores, que no se caracterizan por la profundidad en sus políticas de cambio, y los progresistas, que, como él, están empeñados en ensanchar los derechos utilizando la capacidad gubernamental «sin límites» para dotar a los ciudadanos de más igualdad.

En este sentido, las leyes en materia de lucha contra la violencia de género y derechos de las personas LGTBI formaron parte, ha dicho Zapatero, del «hilo conductor» que supuso dar cada vez más derechos a la ciudadanía como parte esencial de su proyecto político como líder del PSOE.

Sobre todo, ha explicado el expresidente, porque tienen como fin último dar la «dignidad completa a los seres humanos y la libertad que muchas minorías han visto cercenada durante años».

Unas leyes, entre las que también enmarcó la del aborto, la de la autodeterminación de género, la reproducción asistida o el divorcio exprés, sin olvidar la de Memoria Histórica. Todas, afirmó, «expandieron la democracia».

Además de los tres coautores del libro que le acompañaron en el Ateneo, también estuvo a su lado el editor, Oriol Alcorta, que presentó la obra como una «que se escribe con el amor y la calma de los hechos del pasado para los que hacen falta perspectiva» a la hora de analizarlos y valorarlos, además de ser una vista atrás «sin ruido y con un contexto mejor de nuestro pasado» que dan los casi 20 años que han pasado desde su llegada a la presidencia.

En cualquier caso, para el expresidente, lo que hicieron durante aquellos años fue una reforma «abierta a las conquistas de derechos ilimitados» porque, argumentó, «siempre que se aprueba una ley, surge un nuevo derecho a reconocer» a la ciudadanía.

Propuso Zapatero como un ejercicio que no sería «una mala idea» que se hiciese una compilación de los recursos jurídicos que presentó «la derecha» contra sus leyes sociales y «las cosas que decían».

Sería «interesante y nada baladí» llevar a cabo esto, aludió, para que «luego haya cierto reconocimiento de quien ha hecho los grandes avances democráticos de los que más orgullosos se sienten los españoles» en la actualidad.

En la presentación formal estuvo presente el ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes Generales, Félix Bolaños.

El primero de los tres coautores de la obra que intervino, el jurista Santiago Rey, elogió la capacidad que demostró Zapatero para poner en marcha políticas no discriminatorias y que son muestra del «patriotismo y amor por la democracia» del que, desveló, «bien sabe quien lo conocen bien».

El que fuera consejero del PP en la Junta de Castilla y León con Juan Vicente Herrera como presidente autonómico destacó que todas estas normas que impulsó en sus casi ochos años al frente de nuestro país fueron después «asumidas por los gobiernos populares que después le siguieron», y «validadas» por todos los tribunales que tuvieron ocasión de analizarlas jurídicamente.

Un periodo, el de sus dos presidencias, que denominó de «igualdad social y ciudadana» dados, apuntó Rey, los «cambios estructurales que llegaron para quedarse» y beneficiaron enormemente a todas las personas que «solían quedarse aisladas y sin voz» en la sociedad española a causa de «los prejuicios arraigados socialmente, como la homofobia, el racismo o el capacitismo».

Marina Echebarría, la primera mujer transexual en ser catedrática de universidad de la historia de este país, hizo un repaso en torno a los largos años de «calvario» que pasaron las personas con diversidad en su orientación o identidad sexual y, aludiendo a los avances en la ley propiciados por Zapatero, lo consideró una «persona necesaria y trascendente para la vida social» de España.

Le costó, no quiso olvidarlo Echebarría, «muchos titulares de escándalo» en el que se preveían y le culpaban de la supuesta «disgregación de la familia y el país» que iba a propiciar las iniciativas sociales que se fueron aprobando en sus dos Ejecutivos.

En definitiva, expresó la profesora universitaria, Zapatero «tuvo que enfrentarse durante su presidencia a tres íes: la ignorancia, la inercia y las injusticias».

Por último, la que puso las palabras en el epílogo de este libro, la socióloga Belén Barreiro, exdirectora del CIS, afirmó que el expresidente socialista «sabía cómo era la sociedad» y desafió la idea de que un «país tan católico», como entonces se dibujaba al nuestro, sería capaz de aceptar el matrimonio homosexual, que él permitió.

La realidad, explicó Barreiro, es que la sociedad española de entonces «ya estaba por delante» de otras análogas y así se pudo «transformar y mejorar» a los ciudadanos, que, en muchos casos, ya habían dado muestras de que España podía ponerse por delante «diez años antes» en estas conquistas que naciones que fueron la cuna de la democracia. «Hasta entonces nunca se había podido presumir de algo parecido», reivindicó.