Halloween

El desconocido barrio de brujas más terrorífico de Extremadura

Cuando se acerca Halloween, surge interés por lugares más pintorescos, misteriosos y con leyendas oscuras

Vista general de Cambroncino, desde el Barrio de Abajo. Sobresaliendo sobre los tejados, puede observarse la torre de la Iglesia de Santa Catalina
Vista general de Cambroncino, desde el Barrio de Abajo. Sobresaliendo sobre los tejados, puede observarse la torre de la Iglesia de Santa CatalinaElmolin

Cuando se acerca la noche de Halloween, surge interés por lugares más pintorescos, misteriosos y con leyendas oscuras, que los convierten en un reclamo para los amantes de lo paranormal y de las experiencias desconocidas. Son muchos los ejemplos de lugares terroríficos, pero hoy hablaremos de uno situado en Extremadura.

Cambroncino, una alquería pintoresca perteneciente al municipio de Caminomorisco en la comarca de Las Hurdes, es un lugar que invita a la curiosidad. Esta pequeña aldea se estructura en tres núcleos: el centro alrededor de la Iglesia de Santa Catalina, conocida como Las Lástimas, el barrio de Abajo y el ahora abandonado el Teso. Cada uno de estos barrios tiene su propia historia, y el más intrigante es, sin duda, el Teso.

Originalmente, el Teso era un simple conjunto de corrales a las afueras de Cambroncino. Sin embargo, con el paso del tiempo, se convirtió en un asentamiento notoriamente habitado por brujas y hechiceras, especialmente a partir del siglo XVI, cuando las prácticas esotéricas florecieron en la región. Estas figuras eran temidas por la comunidad, que las consideraba responsables de infortunios como la desaparición de recién nacidos y la pérdida de razón de algunos hombres. Esta percepción llevó a que muchos habitantes de otras aldeas, considerados "molestos" por sus prácticas, buscaran refugio en El Teso.

Los relatos de los vecinos de Cambroncino cuentan que, en tiempos pasados, no era raro ver a estas brujas riendo y danzando alrededor de hogueras, mientras el humo envolvía las casas de la alquería. Sin embargo, el destino de el Teso tomó un giro trágico en los años siguientes.

En la década de 1970, el Teso comenzó a experimentar un éxodo imparable. Hoy en día, el barrio es un conjunto de casas en ruinas, rodeadas de un paisaje de escarpadas pizarras y pequeños olivares que todavía son cultivados por los habitantes de Cambroncino. Al caminar por su única calle principal, uno se sumerge en un ambiente de silenciosa melancolía, donde la naturaleza ha comenzado a reclamar lo que una vez fue un hogar.

Las edificaciones, muchas de ellas sin puertas y con techos en mal estado, se encuentran cubiertas de vegetación, lo que hace imposible su entrada. A pesar de su estado de abandono, algunas casas conservan su fachada original, reflejando la arquitectura típica hurdana.

A pesar de su historia oscura y del abandono que lo rodea, visitar El Teso es una experiencia única. El silencio que reina en sus calles invita a la reflexión y al recogimiento. Al recorrer este barrio, los visitantes pueden imaginar el bullicio de antaño, cuando la vida era más vibrante y las hogueras iluminaban la noche.

Cambroncino, y especialmente El Teso, nos recuerda la complejidad de la historia humana, marcada por la superstición, el miedo y la búsqueda de refugio. Este pequeño rincón de Las Hurdes es un testigo silencioso de las creencias y temores de sus antiguos habitantes, y su legado continúa fascinando a quienes se atreven a descubrirlo

Historias para no dormir

La historia de Cambroncino y su entorno está marcada por sucesos inusuales que han perdurado en la memoria colectiva de la comarca. En 1920, cerca de el Teso, ocurrió un trágico suceso: una niña de 12 años, Francisca Sánchez, fue víctima de un horrible crimen. La pequeña cuidaba de un rebaño de cabras y fue brutalmente asesinadas. Su cuerpo apareció abierto en canal y le extrajeron las vísceras. Un pastor relató que un hombre le pidió ayuda a Francisca para cargar una colmena en una caballería a cambio de una barra de pan. La niña se había quedado sin comida y aceptó la proposición y dejó a un joven pastor al cuidado de las cabras. Pero como la niña se demoraba mucho, salió en su busca y se encontró con el cuerpo sin vida y destrozado de la menor.

En otro evento extraño, el 21 de octubre de 1917, el conocido como Tío Colas murió tras ser perseguido por una extraña luminaria, un hecho que dejó a la comunidad desconcertada. Colas no fue el único que vio esa extraña luz. Sion muchos los vecinos que hablaban de haberla visto, pero tuvieron más suerte. Colas regresaba a bordo de su mula de una feria e iba acompañado de dos mujeres, cuando la extraña luz iluminó la zona como si fuera de día. cada vez se aproximaba más y las mujeres prefirieron desviarse. Pero Colas le temía a pocas cosas y siguió adelante. Pero la luz llegó hasta él, tenía el tamaño de una pelota de fútbol. Cuando llegó al pueblo, tenía el cuerpo lleno de extrañas quemaduras, como su fueran producto de radiación. Nadie supo explicar lo sucedido y a día de hoy la muerte sigue siendo un enigma. En el acta de enterramiento ni siquiera se menciona la causa de la muerte.