Familia
Cómo afrontar la llegada de un hijo prematuro
El 17 de febrero se celebra el Día internacional de los niños prematuros.
Dafne Cataluña, psicóloga en el Instituto Europeo de Psicología Positiva, aporta claves sobre cómo afrontarlos.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud publicado en el año 2016, el número de niños nacidos antes de término ronda ya los 15 millones en el mundo y sigue en aumento. Este 17 de noviembre se conmemora el Día Internacional dedicado a ellos. Una fecha muy dolorosa para muchos padres que han tenido que pasar o pasan por dicho trance. Se considera un parto prematuro aquél que se produce antes de la semana 35.
Además de la parte médica en esta situación, sin duda muy importante para su supervivencia, está la parte emocional. Dafne Cataluña es psicóloga en el prestigioso Instituto Europeo de Psicología Positiva. En este artículo desgranará algunos consejos que pueden resultar más útiles para aquéllos que pasan verdaderos momentos de calvario ante una situación bastante triste.
Ser lo más realistas posible
Una de las emociones que más le cuesta gestionar al ser humano es la incertidumbre, y un parto prematuro está plagado de ella. ‘Nuestro cerebro está diseñado para sentirnos preparados para lo que nos venga, por eso nuestro cortex prefrontal se encarga de situarnos en posibles futuros, anticipar consecuencias y de esa forma generar una expectativa sobre cómo van a ser las cosas para sentirnos tranquilos’, comienza la experta.
‘Cuando vamos a ser padres o madres no solemos contemplar como una posibilidad que tengamos un parto antes de tiempo. Las preocupaciones más frecuentes están relacionadas con que el bebé no tenga ninguna malformación o discapacidad, que le lata el corazón, notar que se mueve… Pero no solemos prepararnos para esta situación. Por supuesto es sano poner límites a nuestro cortex prefrontal y no dejarle vagar a sus anchas generando decenas de posibles amenazas, eso nos mantiene más centrados en reaccionar al momento presente’, recomienda la psicóloga.
Pero la mente tiene sus trampas, y las expectativas son una de ellas. ‘Cuando nos imaginamos una película de cómo va a ser la llegada del bebé suelen ser imágenes llenas de amor y de ternura, momentos tranquilos donde lo abrazamos sentados en un sillón mientras nos mira dulce y tranquilamente. Solemos crear una expectativa excesivamente positiva, que cuando llega el momento nos pasa factura, y mucho más si el bebé nace con problemas o antes de tiempo’, reconoce Dafne Cataluña.
Porque ‘lo que nos encontramos cuando nace un bebé prematuro está cargado de momentos de ansiedad, de no saber lo que va a ocurrir, de no saber si vamos a saber cuidarlo, de no saber lo que es mejor para él o ella’, explica.
Uno de los momentos delicados es ‘cómo nos vinculamos con el bebé cuando está en la incubadora. Existen innumerables estudios que demuestran que el contacto con el bebé tiene muchos beneficios, entre ellos está la mejora el desarrollo emocional y neurosensorial del recién nacido, disminuye la ansiedad y el estrés de los padres, permite una mayor interacción e incluso disminuye los días de estancia en el hospital y reduce los errores médicos’, recuerda.
En la Asamblea general de UNICEF en 1989 se aprobó el texto completo de la Convención sobre los Derechos del Niño. En el artículo noveno de este documento se hace referencia a que el niño tiene derecho a estar siempre acompañado por sus padres salvo que las autoridades, de acuerdo con las leyes vigentes, decidan que, por interés del niño, este debe estar separado de los padres.
En una formación realizada del equipo de NIDCAP del Hospital del 12 de Octubre, mostró cómo se sentían las madres que podían tomar contacto físico con los bebés que estaban en incubadora y cómo se sentían las madres que no podían tocarlos. Las madres que no podían ‘Tienes que pedir permiso a la enfermera para tocarlo... No parecen tuyos, parecen más de ellas. Te sientes mal’, ‘el miedo a las infecciones se convierte en una obsesión”, “en el hospital tienes un sentimiento raro, ¿mi hijo es mi hijo?’. Mientras que las madres que sí podían tocarles decían: ‘la única alegría es tocarla, verla y después cogerla, besarla, cuando salgo no me lavo las manos para poder olerlas’, la primera vez que cogí al niño, sentí su calor, su respiración, su olor, vi que era mío’.
‘Tienes derecho a tocar y sentir a tu bebé, a transmitirle tu calor, tu olor, a reconoceros mutuamente mediante el contacto piel con piel’ recuerda la psicóloga.
La llegada a casa
Este es otro de los momentos clave, llegar a casa con el bebé. En ocasiones un bebé prematuro requiere de uno cuidados adicionales, que incluyen manejar aparatos o administrar medicación.
‘Como si ya adaptarte a la llegada de una nueva personita a tu vida fuera poco ahora tienes que hacerlo con el añadido de los cuidados médicos, para los que a veces no nos sentimos preparados y que nos generan miedo y ansiedad por si no lo estamos haciendo bien’, relata la experta.
‘En este momento es muy importante que no te exijas de más, que no te castigues por no saber cómo funciona algo, donde se enganchaba una gomita o tener que releer las indicaciones de la medicación varias veces para enterarte de lo que le toca. No eres médico, y si lo fueras antes que médico eres madre y ese momento está lleno de emociones primarias de alerta que hacen que tu cerebro segregue cortisol, la hormona del estrés, que hace que tu memoria y tu atención no sean las de siempre. En estos momentos es útil contar con el apoyo de familiares o amigos que te permitan no sentirte responsable de absolutamente todo y tener momentos o tareas que puedas delegar. Si no tienes apoyos cercanos en tu entorno puedes apuntarte a grupos de maternidad en tu centro de salud, donde podrás resolver muchas dudas y sentirte acompañada’, aconseja la psicóloga.
La parte positiva
Un bebé prematuro tiene sus ventajas, aunque en un inicio cueste encontrarlas. ‘En mi experiencia como psicóloga y como madre he observado que cuando nos encontramos frente a una dificultad y activamos una respuesta de afrontamiento y no de huida, desarrollamos nuestra resiliencia, la capacidad para salir fortalecidos de situaciones difíciles y crecer a pesar de la adversidad. Un bebé prematuro nos pone a prueba, cualquier bebé lo hace. Esta experiencia es capaz de sacar lo mejor y en ocasiones lo que menos nos gusta de nosotros. Eso sí, la lectura que nos queda tras afrontar una situación como esta es que si he podido con esto, puedo con casi cualquier cosa, este es un pensamiento resiliente’, reflexiona Dafne Cataluña.
Los hijos son un maravilloso interruptor de la capacidad de lucha y superación. ‘Si ves esta experiencia como una etapa que pasará y que, tras hacerlo os hará más fuertes y más agradecidos por estar sanos, es muy probable que saques la parte positiva de tener un bebé prematuro.
✕
Accede a tu cuenta para comentar