Familia

Hablemos de amor

Dafne Cataluña, fundadora del Instituto Europeo de Psicología Positiva, reflexiona sobre el amor romántico

Tengas o no celebración, apuesta por el amor, primero por el amor hacia uno mismo, quiérete, valórate, cuídate y después que viva el amor sano, ese que suma, que te convierte en mejor persona, que te hace brillar y que si te hace llorar, que sean lágrimas de alegría.
Tengas o no celebración, apuesta por el amor, primero por el amor hacia uno mismo, quiérete, valórate, cuídate y después que viva el amor sano, ese que suma, que te convierte en mejor persona, que te hace brillar y que si te hace llorar, que sean lágrimas de alegría.larazon

Una fecha que a la mayoría de los mortales no se nos olvida y que (sobre todo si tenemos pareja estable) solemos marcar como día clave en calendarios y agendas es el día 14 de Febrero, tradicionalmente llamado día de los enamorados o día de San Valentín.

Muchísimo se ha escrito sobre el amor, tema universal y atractivo donde los haya y que en las últimas semanas se ha colado de manera mucho más intensa y frecuente en conversaciones y grupos de WhatsApp por culpa de un reality de televisión en el que varias parejas de enamorados ponen a prueba la estabilidad de sus relaciones sentimentales, tratando de no caer en suculentas y apetecibles tentaciones.

Corrillos, cotilleos y prensa rosa aparte, en este artículo vamos a profundizar en cómo puede influir la educación que hemos recibido de cara a cómo vivimos el amor y a fomentar que se viva el amor de una manera libre y que los cimientos sobre los que se sustente sean la confianza y el respeto, para que se vivan relaciones sanas y sin sufrimiento, alejándonos así de las relaciones tóxicas y de la tan incapacitante y perjudicial dependencia emocional.

Todos coincidimos en que cada persona y cada pareja a de vivir sus relaciones sentimentales y sexuales de una forma libre y desde esa libertad poder marcar y pautar ciertas normas, límites, metas y objetivos a corto, medio y largo plazo.

En psicología, una de las teorías que más utilizamos cuando hablamos del amor es la teoría triangular de Sternberg, que concluye que podemos, según la presencia o la no presencia de los componentes intimidad, pasión y compromiso, identificar 7 tipos diferentes de amor: cariño, encaprichamiento, amor vacío, amor romántico, amor fatuo, amor de compañeros y amor completo.

Pero la actitud que una persona tome hacia el amor, y la forma en cómo se relacione y cómo sean esas relaciones sentimentales puede venir marcada por un montón de factores educacionales, culturales, experiencias del pasado y en muchas ocasiones por falsos mitos y creencias irracionales, que mucho distan de la verdadera realidad del amor.

En relación a los factores educacionales, un estudio científico que examinó la correlación entre la educación de los padres y las actitudes de los estudiantes universitarios hacia el amor y sus mecanismos formativos, finalmente concluyó que las ventajas económicas y culturales y la educación de los padres, sí aumenta la probabilidad de que los hijos adultos tengan después unas actitudes hacia el amor realistas y no románticas.

Sobre la confianza también se ha estudiado mucho, y es que no sólo la confianza ha de ser la base de las relaciones sentimentales, desde el IEEP creemos que lo ha de ser en todo tipo de relaciones que establezcamos: de amistad, laboral, familiares… pero hoy hablamos de amor, y existen estudios que demuestran que confiar en la pareja, mejor aún, la confianza mutua, es el fundamento, y condición de estabilidad de la relación amorosa y, por lo tanto, elemento central de uno de los vínculos básicos de la vida social.

¿Y qué ocurre entonces cuando la confianza se pierde y la relación de pareja se sustenta en otras variables muy diferentes a la confianza y al respeto? Pues que la desconfianza y la toxicidad entran en juego, inundando de dudas, miedo, celos, dependencia… y un montón de ingredientes negativos la relación y que la convierten en todo menos en una relación sana.

No sé si tú que nos lees tienes o no pareja, y de tenerla, no sé si eres de los que sí aprovechan el día de San Valentín para hacer algo diferente y tener un detalle con la otra persona, o de lo contario vives este día como si fuese otro más, sin hacer nada especial. Aquí cada uno decide, que nadie te juzgue, para gustos los colores.

Tengas o no celebración, apuesta por el amor, primero por el amor hacia uno mismo, quiérete, valórate, cuídate y después que viva el amor sano, ese que suma, que te convierte en mejor persona, que te hace brillar y que si te hace llorar, que sean lágrimas de alegría.

¡Feliz día del amor!