Ahorro

De la cuna a la universidad: cómo ahorrar para la carrera de tu hijo

¿Podríamos planificarnos para que cuando llegara ese momento tuviéramos ya ahorrado el dinero que nuestro hijo va a necesitar, y así elegir sin restricciones la mejor universidad para su proyecto de vida?
¿Podríamos planificarnos para que cuando llegara ese momento tuviéramos ya ahorrado el dinero que nuestro hijo va a necesitar, y así elegir sin restricciones la mejor universidad para su proyecto de vida?larazon

Tener un hijo es una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida, ¡pero también una de las más caras! Desde antes de nacer ya es necesario hacer ciertos desembolsos para preparar su llegada, y a partir de ese momento el grifo ya no se cierra hasta que se convierte en un adulto económicamente independiente. Y ese es, precisamente, uno de los principales objetivos que nos marcamos como padres: darles una educación y formación de calidad para que, además de ser buenas personas, se conviertan en buenos profesionales que el día de mañana puedan entrar con paso firme en el mercado laboral, y dedicarse a algo que les guste y con lo que puedan ganarse la vida.

Y con ese fin elegimos -y vamos pagando- la guardería, el colegio, el instituto… Hasta que llega el momento de comenzar la formación superior y entonces son ellos quienes eligen, dependiendo de lo que hayan decidido estudiar. Algunos se decantarán por un módulo o la formación profesional, y otros decidirán ir a la universidad. En este último caso, los gastos de la ‘cuenta hijo’ se elevan considerablemente, lo que lo convierte en un hito económico para muchos padres, que tienen que hacer serios esfuerzos para costearles la carrera.

Las familias con una situación económica más desahogada permitirán a sus hijos elegir la mejor universidad, la más prestigiosa en su especialidad, aunque esté en otra ciudad o incluso en otro país, con los costes adicionales que esto representa; mientras que aquellas que anden más apuradas y no puedan asumir un gran desembolso recurrirán a la universidad de la ciudad en la que viven que mejor se ajuste a la decisión de su hijo y a sus propias posibilidades.

De este modo, no todos los padres pueden permitirse darles a sus hijos las mismas oportunidades formativas de cara a su futuro profesional. Pero, ¿qué pasaría si empezáramos a pensar en esto desde el minuto 1? ¿Podríamos planificarnos para que cuando llegara ese momento tuviéramos ya ahorrado el dinero que nuestro hijo va a necesitar, y así elegir sin restricciones la mejor universidad para su proyecto de vida?

“Sin ninguna duda, la respuesta es sí”, asegura Miguel Camiña, cofundador de Micappital. “Si desde que nace empezamos a ahorrar una pequeña cantidad, y recurrimos a los mercados financieros para hacer que esa cantidad crezca exponencialmente -aprovechando las ventajas que en el largo plazo nos proporciona el interés compuesto-, cuando tenga 18 años no tendremos problemas para que, incluso, pueda cursar su carrera en el extranjero”, sostiene.

Invertir en oportunidades

Esta empresa del sector fintech se dedica, precisamente, a diseñar planes de ahorro e inversión a medida para pequeños y medianos ahorradores, y a concienciar a la sociedad -particularmente a los más jóvenes- de la importancia de planificar nuestros objetivos con el margen de tiempo suficiente para poder hacerlos realidad a través del ahorro y la inversión.

“Tradicionalmente ha existido la creencia popular de que para invertir hace falta tener mucho dinero, pero no es así, es justo lo contrario: el truco está en empezar pronto, cuando tenemos poco, fijando una cantidad mensual con la que nos sintamos cómodos, y más adelante, si vemos que podemos, ir aumentándola. El largo plazo siempre es un aliado de los inversores, y la magia del interés compuesto nos va a permitir obtener más rentabilidad, que nuestro esfuerzo nos luzca más y que realmente el día de mañana tengamos un dinero con el que, de otro modo, no habríamos podido contar”, explica el experto.

Muchos de los clientes de Micappital son millennials que se marcan como objetivo de inversión comprarse un coche, ahorrar para la entrada de una casa, hacer un viaje… ¿Por qué no, entonces, definir el objetivo de ahorrar para la carrera de tu hijo? De hecho, muchos padres, cuando nace su bebé, le abren una cuenta corriente y van traspasando mensualmente una pequeña cantidad, ingresando en ella la hucha que los niños van acumulando entre propina y propina cuando se van haciendo más mayores, y así poco a poco se hacen con unos ahorros para el día de mañana.

Pero para Miguel Camiña, la ‘cuenta bebé’ está anticuada: “Hoy día tener el dinero parado en el banco es estar perdiendo dinero, y gracias a la tecnología, que ha democratizado el asesoramiento financiero, cualquiera puede tener un plan de inversión personalizado, adaptado a sus posibilidades y circunstancias, que haga crecer más sus ahorros”, apunta.

Estudiar en el extranjero es viable

Lo importante es la planificación. Por eso, desde Micappital han hecho una estimación basada en los costes universitarios para saber cuánto tendríamos que ahorrar cada mes para que el dinero no fuera un problema a la hora de elegir la carrera de nuestro hijo. Obviamente, se trata de una estimación aproximada, pues es imposible saber lo que costará una carrera dentro de 18 años, pero es perfectamente válida como ejemplo.

Según datos consultados del sector educativo, un curso en una universidad pública en España puede salir, de media, por unos 1.500€. Pongamos que la carrera elegida dura cuatro años (que es lo más frecuente): entonces estaríamos hablando de que su coste total sería de 6.000€. Si cada mes desde que el niño nace ahorramos en una cuenta corriente 23,78€, cuando cumpliera su mayoría de edad habríamos acumulado exactamente esa cantidad.

Ahora bien, si ese mismo ahorro mensual, en lugar de dejarlo parado en el banco, lo ponemos a trabajar en un plan de inversión agresivo a largo plazo -que es lo que recomendaría Micappital en este caso-, podríamos obtener una rentabilidad media del 10% anual, y entonces, cuando el niño cumpliera 18 años tendríamos 16.719€, es decir, nos llegaría apenas para pagar la mitad de la carrera en una universidad privada, que de media cuesta unos 9.500€ por curso. Tendríamos que aumentar la cantidad ahorrada al mes a 175,93€ para que, guardándola simplemente en el banco, en esos 18 años tuviéramos los 38.000€ que necesitaríamos para pagar los cuatro años de carrera en un centro universitario privado.

Pero, ¿y si ese mismo importe lo destinamos a la inversión? En ese caso, en el año 18 de nuestro plan habríamos acumulado 105.891€, y teniendo en cuenta que estudiar una carrera en el extranjero tiene un coste medio estimado de 26.200€ por curso, quiere decir que estaríamos en condiciones de sufragar su coste total por cuatro cursos.

Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, y queda demostrado que merece la pena planificarse con tiempo, porque con el mismo esfuerzo ahorrador que nos supondría pagarle una universidad privada podríamos, con el plan de inversión adecuado, costearle una carrera en el extranjero y aumentar al máximo sus oportunidades de futuro. ¿Cuándo empezamos?