Navidad
Cómo deberían ser las navidades este año
Si la incertidumbre, el cambio de normas cada día, el no saber qué hacer que es una de las cosas que más desata el miedo y el descontrol emocional, estas Navidades parece que se van a llevar el premio final de año.
Si la incertidumbre, el cambio de normas cada día, el no saber qué hacer que es una de las cosas que más desata el miedo y el descontrol emocional, estas Navidades parece que se van a llevar el premio final de año.
Y es que resulta que todo el mundo deseaba una Navidad “normal” con sus familiares, pero el dejarlo a criterio personal supone en muchas ocasiones un difícil ejercicio entre razón y corazón. Y en otras ocasiones sentir prohibiciones parece un gesto antihumano y poco empático.
Y la pregunta de la gran mayoría es ¿qué puedo hacer? Y ¿qué debo hacer?
Cuantas personas ya con mucha tristeza han llamado a sus familiares a decirles que este año el encuentro tendrá que esperar, y cuantas otras se están haciendo test para asegurar que nadie pone en riesgo a nadie en este país…
El hecho de imponer y realizar prohibiciones en unas fechas tan señaladas como es la navidad resulta muy doloroso y difícil para la mayoría de las personas.
Tenemos un chip muy emocional asociado a la navidad, desde las creencias religiosas a las costumbres culturales del abrazo, las cenas, el compartir, el momento del año donde se celebra la unión, la bondad y los buenos deseos.
Todo eso parece que se ha quedado o se tienen que quedar en un según plano cuando pensamos en estas navidades de 2020 y en donde tenemos la sensación de que será la última navidad de nuestra vida.
Pero yo propongo un cambio de paradigma, y ya lo dijo Darwin que aquellos que se adaptaban al medio eran los que sobrevivían, dicho de otra manera, si conseguimos cambiar el chip mental de esta navidad y realizar otras acciones, otras costumbres u otros hábitos evitaremos caer en los pensamientos de “dejar solo”, “abandonar”, “No celebrar”, “tristeza” ….
Y las cambiaremos por capacidad de adaptación, flexibilidad, creatividad, responsabilidad, madurez, amor por la humanidad, colaboración y paciencia: Valores sin duda alguna que nos quedarán para siempre y que sembrarán un futuro más esperanzador.
En ocasiones lo que estamos viviendo con esta pandemia y estas navidades, además de la confusión de los mensajes de los líderes, que no sabemos muchas veces a qué atenernos, mensajes que se resuelven la tarde de antes de un evento, el tener que improvisar, el no poder planificar, son aspectos a los que ya nos vamos a costumbrando, y aunque no es lo mejor para una sociedad el improvisar. Si lo es personalmente el adaptarse, y ser flexible.
Por lo tanto, esto me sugiere que nos preparemos con diferentes planes, posibilidades A, B y C:
Por poner un ejemplo podría ser: el me muevo de comunidad a ver a mis padres, o él nos juntamos en la calle aunque nos desplacemos de comunidad, pero no nos vemos en casa, o desde quedamos en casa a pasar la tarde, pero con mascarillas y durante un ratito…así no se queda sólo nadie, ya que este año más que nunca es importante recordar que estos pensamientos de “No Hay Navidad” son un constructo mental fruto de nuestra cultura y nuestras costumbres hasta ahora, y ahora es el momento, o este es el año de poder aplicar flexibilidad, ser responsables y adaptarnos, que no quiere decir no vernos y no celebrar tanto a la familia, como la esencia en sí de la Navidad, esa es la gran diferencia.
¿Qué no brindamos?, pues ya lo haremos otro año, ¿qué no nos sentamos todo a la mesa juntos? Pues nos veremos dando un paseo o tomando el aperitivo en pequeños grupos familiares y hacemos combinatoria de elementos, un día con los hermanos, otro día con los padres, otro día con los cuñados…en espacios abiertos, con mascarilla y con responsabilidad…
Unas navidades diferentes, sí, pero con responsabilidad para pronto poder tener un precioso verano.
Y tener muy en cuenta a quien lo vive de primera mano y opina desde la ciencia, conocimiento, experiencia y la perspectiva de todos estos meses, ellos son Los sanitarios, que nos están diciendo claramente que los espacios cerrados, los grupos grandes y no convivientes puede suponer sembrar en una tercera ola…y yo pregunto emocionalmente y a nivel de salud, de economía, y de pilares muy importantes de nuestra vida que están haciendo tambalear los cimientos de nuestras vidas, ¿queremos realmente esto?
Sólo es sentir responsabilidad un poco más, para en unos meses comenzar a ver la luz.
Como posibles sugerencias hay muchas en base a lo que sabemos que es saludable:
- Quedar con los abuelos en espacios abiertos, en parques, con mascarillas, donde celebremos el amor y el día de navidad y los que queramos, pero protegiendo la salud.
- Las cenas cambiarlas por ratos sin comida, o por aperitivos o meriendas en el exterior.
- Podemos hacernos PCR para poder visitar en una residencia a nuestros mayores, y vivir estos días a modo visita.
- Si nos trasladamos de comunidad, en lugar de quedarnos en la casa de visita, buscar un alojamiento en un hotel previa PCR…
- O si es posible hacer viajes de ida y vuelta en el día si la comunidad no es muy lejana
- La cabalgata, estática, con aforos controlados, con mascarillas…esto no implica perder la ilusión, ni la magia, implica vivir este año con madurez y capacidad de adaptación.
- Usar toda la creatividad posible para adaptarnos a vivir una navidad diferente, pero no por ello menos emotiva y amorosa.
Ana Asensio
Doctora en Neurociencia, Psicóloga y Autora de Vidas en Positivo
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