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La columna de Carla de la Lá

Antes que feminista, antes que mujer, soy una persona

La ira nos presenta ante nuestra capacidad destructiva y la reconstrucción nos permite conocer nuestra potencial inteligencia

Imagen de la película Persona, de Igmar Bergman
Imagen de la película Persona, de Igmar Bergmanlarazon

Todos somos feministas, ojo, desde la autenticidad y el sentido común que siempre van unidos. A los que dicen que no lo son (con paciencia y respeto) hay que preguntarles qué problema tienen con la igualdad de derechos y oportunidades para la mujer, normalmente ninguno, de manera que también son feministas.

Cada día me convenzo más, el sufrimiento, en general, es directamente proporcional a lo gilipollas que uno es. Me explico: exceptuando casos de enfermedad, uno es más feliz en la medida en la que se adapta al medio y comprende y lo es menos en la medida en la que se siente superior y, como tal, merecedor de gracias, exenciones, ventajas y prerrogativas particulares: el niño mimado que todos conocemos y que al crecer se transforma inevitablemente en gilipollas. Y lo siento, pero no hay otra palabra que lo defina mejor.

Todos somos feministas, ojo, desde la autenticidad y el sentido común que siempre van unidos. A los que dicen que no lo son (con paciencia y respeto) hay que preguntarles qué problema tienen con la igualdad de derechos y oportunidades para la mujer, normalmente ninguno, de manera que también son feministas.

Es tan simple y tan justo como la defensa de la igualdad en las condiciones legales, profesionales etc... de las mujeres... eso es el feminismo (por favor, el feminismo, no es lo mismo que el machismo a la inversa, la “P” con la “A”, PA...). El feminismo no son unas brutas en camisa de cuadros (o sin camisa), iracundas, resentidas y desinhibidas que quieren acabar con la familia y desmembrar a los hombres (o literalmente sajarles el miembro); el feminismo tampoco reside en las redes sociales, ni en pseudointelectualidades insatisfechas y encolerizadas por no haber sabido canalizar sus vivencias más complejas sanamente (como hacemos los demás)... No.

Sólo una confesión: Prefiero que mi marido me pegue con una silla (hipérbole*) antes que tragarme la soflama trasnochada y rabiosa de muchas de mis congéneres aunque no las juzgo; las recojo con cariño entre mis brazos, del mismo modo que las he acogido muchas veces en mi casa.

La rabia, amigas, nos enfrenta al idiota que todos llevamos dentro pero afortunadamente, la memoria nos permite saber la clase de individuos que en realidad somos todos. La ira nos presenta ante nuestra capacidad destructiva y la reconstrucción nos permite conocer nuestra potencial inteligencia. De cualquier manera, todas estas experiencias son necesarias para el conocimiento del yo, del mundo y la formación de la personalidad.

Y esta, su más querida cronista, trae hoy para las feministas profesionales, tanto para las ingenuas (que hay muchísimas) como para las radicales (que también son muy ingenuas, bien mirado); para las que viven de su feminismo (conozco un buen ramillete de feministas de instagram) y parece ser lo único que les confiere identidad; y en general, para todas las mujeres que se dicen feministas antes de levantarse, antes de beber agua, antes de abrir los ojos y mirar hacia este mundo cargado de belleza, intensidad, tribulaciones y padecimientos.

Desde el amor y la consideración que me merecen les voy a dar la razón: que sí... que la mujer de hoy también se enfrenta a muchas dificultades, están ustedes en lo cierto. Lo que quizá se les escapa entre manifa y arenga, entre cartelito y pintada, entre discurso y perorata es que las mujeres sufrimos, como todos, porque aquí todos sufrimos, amigas, la vida es dura (excepto para mi perro); grábenselo en el cortex: hasta los hijos malcriados del primer mundo sufren y desdramatizar es la clave, la madurez: el ¡Bingo! Se toman, señoras, demasiado en serio, me temo.

En mi opinión, una persona (hombre, mujer, o párvulo) sufre en la medida en la que es ególatra, narcisista y piensa que lo merece todo...

Del mismo modo una persona es feliz, contemporiza y se encuentra satisfecha en la medida en la que es generosa, humilde, observadora y conocedora de la realidad del entorno natural y de sus coetáneos.

Y ya que son tan infelices, y están tan desavenidas, discrepantes, decepcionadas, quejosas, dolientes y cabreadas, les recomiendo unas pautas que les harán mejorar rápidamente, aliviarán esas ansiedades desorejadas y confortarán sus maltrechos corazones. Son naturales, ecológicas, asequibles, bio, orgánicas, healthy, homemade y lo más importante, unisex: Amor, paciencia, benignidad, bondad, confianza, mansedumbre, templanza, indulgencia...

Me crié en la tormenta nacionalista del País Vasco en los 80 donde mi padre nos leía a Montesquieu: “Si yo supiese algo que me fuese útil y que fuese perjudicial a mi familia, lo expulsaría de mi espíritu. Si yo supiese algo útil para mi familia y que no lo fuese para mi patria, intentaría olvidarlo. Si yo supiese algo útil para mi patria y que fuese perjudicial para Europa, o bien que fuese útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo consideraría como un crimen, porque soy necesariamente hombre mientras que no soy francés más que por casualidad.”

Este fragmento me ha acompañado e inspirado hasta en los asuntos más intrascendentes (padres, no desdeñen el inmenso poder de lo que cuentan a sus hijos). Lo cierto es que nacionalismos, fanatismos y extremismos en cualquiera de sus formas, colores y sabores me resultan idénticos: agresividad contenida mal traída y peor llevada. Frustración, envidia, primitivismo, delirio, puerilidad. Búsqueda desesperada de identidad...

Yo no necesito que me vendan una identidad, ni ustedes, apreciadas lectoras, que ya tenemos: antes que feministas, antes que mujeres, antes que españolas, (antes que rubias y buenorras, incluso...) somos personas.

*La hipérbole es un recurso poético que consiste en exagerar. Es utilizado con frecuencia, además de en el ámbito literario, en el lenguaje coloquial y también en textos humorísticos. Miren por donde, algunos se llevan con esta columna, gratis, minicurso de literatura.