Ciencia

El autismo podría estar vinculado a la rápida evolución del cerebro humano, según un estudio científico

El estudio compara el cerebro humano con el de otros mamíferos y descubre diferencias clave en la actividad genética

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Niño jugandoEuropa Press

Un nuevo estudio publicado en la revista Molecular Biology and Evolution sugiere que los trastornos del espectro autista (TEA) podrían ser consecuencia indirecta de la rápida evolución del cerebro humano. Esta investigación plantea que la complejidad y el desarrollo acelerado del cerebro de nuestra especie podrían haber incrementado la probabilidad de que aparezcan este tipo de trastornos.

El cerebro humano destaca por sus capacidades únicas, esenciales para el éxito evolutivo de nuestra especie. Según investigaciones previas, las diferencias con otros mamíferos no radican tanto en la cantidad o especialización de nuestras células, sino en cómo se conectan entre sí y en la expresión genética que ocurre en ellas, es decir, la producción de proteínas que influyen en su funcionamiento.

Durante la evolución, los cambios en las proteínas han sido clave. Las mutaciones en genes de proteínas comunes suelen ser menos frecuentes porque alteran muchos sistemas vitales. Sin embargo, las mutaciones en genes menos comunes pueden transmitirse más fácilmente, incluso si inicialmente no son beneficiosas. Con base en esta premisa, los científicos se propusieron analizar si las mutaciones en células cerebrales poco frecuentes pudieron impulsar la evolución del cerebro humano y, al mismo tiempo, estar relacionadas con el origen del autismo.

El vínculo entre evolución genética y autismo

Los investigadores centraron su atención en los genes ubicados en las regiones aceleradas del genoma humano (HARs, por sus siglas en inglés). Estas áreas del ADN evolucionaron rápidamente en nuestra especie y podrían contener las claves de las diferencias cognitivas entre humanos y otros mamíferos. Curiosamente, muchos genes asociados al autismo se encuentran precisamente en estas regiones.

Para comprobarlo, los científicos compararon datos de secuenciación de ARN nuclear en tres regiones de la corteza cerebral de distintas especies de mamíferos. Los resultados mostraron que, mientras las células cerebrales más comunes mantenían una actividad genética similar entre especies, las menos frecuentes presentaban diferencias notables.

Además, se observó que los genes vinculados al autismo mostraban una menor actividad en humanos en comparación con otros animales, lo que sugiere una posible relación entre la evolución del cerebro y la aparición de los TEA.

Implicaciones terapéuticas y futuras investigaciones

Aunque esta teoría aún no ha sido comprobada de forma concluyente, abre nuevas perspectivas sobre el origen evolutivo del autismo. Los autores destacan que se trata de correlaciones y no de pruebas definitivas, pero los resultados podrían guiar futuras investigaciones sobre prevención y tratamientos genéticos.

Más allá de su valor teórico, el estudio aporta información valiosa sobre el funcionamiento de los genes y las células cerebrales involucradas en el autismo. Esto podría traducirse en avances en estrategias terapéuticas que mejoren la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.