Psicología

Esas personas que odian tomarse vacaciones (pero que existen)

El síndrome de la hamaca es aquél por el cual quién lo padece está nervioso e irritable por no poder estar trabajando

Photo by Jeremy Bishop on Unsplash
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Son personas muy obsesivas, individuos que lo pasan realmente mal cuando no están metidos en sus rutinas laborales... rutinas laborales que conocen y en las que se reconocen, de ahí que lo pasen tan mal cuando las pierden (aunque sea temporalmente y por vacaciones).

Algunos lo llaman elsíndrome de las vacaciones o del tiempo libre. También hay quien habla de la depresión de la tumbona. Playa, sol, descanso, momentos compartidos con familia y amigos... ¿No son estas el tipo de cosas que nos vienen a la cabeza, a casi todos, cuando pensamos en vacaciones? Si, pero, aunque nos cueste creerlo, también hay para quien, la sola idea de tener que pasar unos días sin las obligaciones asociadas al trabajo, se convierte en un verdadero tormento. Vale, es éste un perfil poco frecuente -como todos sabemos, lo que quiere la mayoría de la gente es tener vacaciones- pero, sin embargo, estos casos existen. Se trata, por lo general, de personas muy obsesivas, individuos que lo pasan realmente mal cuando no están metidos en sus rutinas laborales... rutinas laborales que conocen y en las que se reconocen, de ahí que lo pasen tan mal cuando las pierden (aunque sea temporalmente y por vacaciones).

Y es que, a lo largo del año, la rutina laboral se convierte, para estas personas, en una verdadera red de soporte vital que les proporciona un entorno social, les da pautas sobre cómo ordenar su tiempo, les sirve de ayuda para olvidar otras preocupaciones.... Según explica el doctor Sergio Oliveros Calvo, Psiquiatra y Director de Grupo Doctor Oliveros “quien padece el síndrome de las vacaciones lo que hace es adaptar sus horarios laborales a sus obligaciones del día a día. De este modo, establecen ritmos de vida en torno al trabajo y no alrededor de amigos, familia u ocio. Por todo esto, en el caso de las personas que no quieren salir de sus rutinas laborales, se produce una complicación emocional más difícil de vivir, y superar, de lo que parece a simple vista”.

Soy imprescindible en mi trabajo

Una reciente encuesta de la empresa de trabajo temporal, Randstad, aporta datos interesantes: el 34% de los trabajadores españoles creen que su trabajo no saldrá adelante sin ellos; un 15% asegura haber empezado sus vacaciones con agobios por, creer, no haber preparado bien la ausencia vacacional de su puesto de trabajo; y un 8% dice no coger nunca más de una semana de vacaciones. ¿El motivo? El doctor Oliveros lo explica “estos trabajadores piensan que, durante su ausencia, las cosas pueden complicarse en su oficina. En realidad, se trata de un problema cultural, puesto que muchas personas piensan que, en su trabajo son imprescindibles, que no se les puede reemplazar”. Evidentemente, si una empresa tiene una estructura sólida y organizada, capaz de repartir los turnos de trabajo con criterio, este tipo de problemas no tienen por qué producirse. Pero quien padece el síndrome de las vacaciones no atiende a razones.

Sentirse libre en el trabajo

A estas personas no estar en su puesto de trabajo les provoca ansiedad... y de esa ansiedad tan sólo les puede liberar el trabajo. Un circulo vicioso. Patricia Aberturas es psicóloga. Para ella “esto ocurre porque, dentro del cometido de sus tareas profesionales, simplemente no dejan ni tiempo ni espacio para pensar en nada más. Y no es extraño que así suceda, puesto que en estos casos tan sólo hay una rutina de vida consistente en madrugar, trabajar todas las horas que sean posibles, volver a casa tarde y corriendo, dormir... y vuelta a empezar”.

¿Por qué se actúa así? Para el doctor Oliveros “esto pasa porque, en muchos casos, son personas que no son nada felices con la vida que llevan y esto puede deberse a muchas cosas: no les gusta su cuerpo, su círculo de relaciones, las actividades a las que dedican su tiempo. Todo esto les hace sentirse muy mal con ellos mismos y de este malestar se evaden trabajando, única forma de la que consiguen escaparse (o intentarlo) de sus pensamientos negativos”.

Mejor en el trabajo que en casa

Claro, que hay otro tipo de persona a quien también le gustaría poder escapar de las vacaciones. La doctora Patricia Aberturas lo analiza “en este caso, estaríamos hablando de quien se refugia en el trabajo porque tienen problemas con la familia o con la pareja y, por lo tanto, tienden a pensar que es en el trabajo donde mejor están. O puede que, por los muchos incentivos que puedan encontrar en su ámbito laboral, se centren tanto en éste que descuiden otros, como los relacionados con el ocio. De este modo, no resultaría nada extraño que, llegadas las vacaciones, no supieran desconectar de su trabajo”.

Desorientados

El doctor Sergio Oliveros piensa que “en cualquiera de los casos, esta situación de rechazo a las vacaciones, y que afecta tanto a hombres como a mujeres (aunque tenga una mayor incidencia entre los primeros), causa en quien la padece una sensación de desorientación, vacío”. En el caso de empresarios y directivos con puestos de responsabilidad, según el doctor Oliveros, existe una peculiaridad “el no querer desconectar en vacaciones se debe a que son personas que tienen la sensación de que, llevando el timón del barco, están disfrutando. Ejerciendo su mando y poder, dentro de su empresa, hace que se active en ellos una sensación de felicidad. Pero, evidentemente, es una sensación de falsa felicidad. Tarde o temprano, el organismo dirá basta y pasará factura”.

Algo que no esa estar todo el día trabajando

Para superar el síndrome de las vacaciones, lo que se requiere es pasar por un entrenamiento psicológico que, básicamente. enseñe a manejar mejor pensamientos y emociones. De este modo, se podrán encontrar alternativas -que no sean estar todo el día trabajando- para no caer en esa ansiedad... una ansiedad que, según el estudio de Randstad mencionado más arriba, hace que un 24% de los entrevistados para la encuesta digan tener, siempre, antes de las vacaciones, la impresión no haber dejado acabado su trabajo. A este respecto, habría que intentar acabar todo el trabajo antes de irse sin dejar nada pendiente. A partir de aquí, según la doctora Patricia Aberturas “sería bueno reflexionar, en algún momento al comienzo de las vacaciones, sobre cuánto se piensa en el trabajo y luego evaluar si este tiempo resulta rentable y beneficioso para el trabajo mismo, la empresa y nuestra familia. Hecho esto, se debe tomar una decisión sobre cuánto queremos pensar en el trabajo durante las vacaciones. Por último, hay que seguir a rajatabla nuestro propio veredicto”. De este modo, apunta el doctor Sergio Oliveros, “seremos capaces de desconectar con mayor facilidad”.

En suma, además de tener claro que nadie es imprescindible, quien piense que está haciendo mal yéndose de vacaciones debería reflexionar sobra un dato: según todas las estadísticas disponibles, el índice de infartos baja en vacaciones y sube los lunes. Que cada cual tome sus propias conclusiones.