Familia

“Francia es el país con el índice de natalidad más alto de Europa y paradójicamente con más mujeres trabajando”

Nuestro país vecino tiene una política de protección a la familia muy arraigada

Margarida paseando con su marido e hija
Margarida paseando con su marido e hijalarazon

Margarida es nuestra protagonista hoy de familias españolas en el extranjero. Está casada con un francés, vive en Francia y juntos tienen una niña de cinco años. Se dedica a la traducción en interpretación.

Margarida es nuestra protagonista hoy de familias españolas en el extranjero. Está casada con un francés, vive en Francia y juntos tienen una niña de cinco años.

-¿Cuáles fueron los motivos de su marcha de España?

-Me fui de España hace mucho tiempo. Me marché hace 17 años aunque hice un paréntesis de 2 años en Madrid. Yo estaba cursando la licenciatura de Filología Francesa en Barcelona y poco después de empezar, el segundo año, una de las profesoras me propuso seguir un “Cursus de Estudios Integrados”, un programa que la Universidad de Barcelona tenía por aquél entonces con la Universidad Paul Valéry, Montpellier III, un acuerdo que existía desde antes del Erasmus. Me marché con todas las asignaturas obligatorias hechas y, además, una vez en la Paul Valéry tuve que cursar, en un año, todas las obligatorias de la Licence ès Lettres Modernes. Dije que sí, encantada. Pensaba que era incongruente estudiar una lengua extranjera, su cultura, su historia y no conocerla de primera mano. Llegué en 2001 y pronto sentí que quería quedarme más tiempo. Fue entonces cuando pedí la beca de auxiliar de conversación de español en un instituto. Me la concedieron y me mandaron a Lorient, una pequeña ciudad de la Bretaña francesa. Pero yo seguía teniendo el gusanillo de estudiar traducción e interpretación. Cuando yo empecé los estudios superiores, la carrera de Traducción la daban únicamente en algunas privadas y era muy reciente en las públicas. Durante mi año en Lorient, busqué un Master de TeI, y encontré la combinación perfecta para mí: una Escuela francesa con una sucursal en Madrid. Pasé las pruebas de ingreso, me aceptaron y allí me fui. Dos años más tarde y a punto de acabar el Master, mandé mi candidatura para trabajar en Bruselas en la Delegación de las Islas Baleares ante la UE, me aceptaron y fue así como empecé mi carrera profesional. Estuve viviendo tres años en Bélgica, de 2005 a 2008, dos años en el organismo público y luego entré de responsable editorial web en una empresa francesa. Hasta el día que me dijeron que cerraban las oficinas de Bruselas y se lo llevaban todo a París. Encima de la mesa me pusieron un contrato fijo si les seguía y así fue como aterricé de nuevo en Francia.

-¿Ha tenido que dejar su profesión? ¿Trabaja en ese país al que se ha ido? ¿En qué?

- No, porque yo siempre he trabajado en el extranjero. Me he movido alentada por las posibilidades de estudios o de trabajo. Digamos que durante unos diez años fue lo que me movió. Pero sí hay una vez en la que tuve que renunciar a mi puesto. Trabajando yo en París, conocí al que hoy es mi marido y cuando empezamos a pensar en una relación seria, decidimos que formar una familia en París no nos apetecía. Él ya vivía en Nantes, o sea que yo lo dejé todo y me fui. Bueno, en realidad, tuve también suerte porque durante seis meses estuve haciendo teletrabajo, tuve unos jefes muy compresivos. El hecho de cambiar una vez más de ciudad y renunciar a un contrato fijo fue en realidad una oportunidad muy buena para mí. Me reinventé, como dicen ahora. Aunque yo prefiero decir que, por fin, me atreví a hacer lo que siempre quise: trabajar por mi cuenta en lo que de verdad me gusta: la traducción, la escritura y la comunicación. Y así fue como monté mi propia empresa (“micro-entrepreneur” lo llaman en Francia) de servicios lingüísticos, artilingua.eu

-¿A qué colegio va su hija?

-Mi hija va a un colegio francés normal. Además vivimos ahora en las afueras de Nantes, en un pueblo de unos 6 000 habitantes, a 15 minutos de la ciudad. Va a un colegio privado concertado. Lo pensamos mucho, esa es la verdad. Considero que “elegimos” escuela, no la metimos en uno “porque es el que nos toca por sector”. Aunque mis búsquedas me frustraron, había poco donde elegir. Escuelas con pedagogía Montessori o alternativas no hay en las cercanías, y privados estrictamente privados tampoco, que no digo que la hubiéramos llevado ahí, pero al menos para comparar. Tanto mi marido como yo, él en un país y yo en otro, fuimos a colegios privados concertados y tenemos un buen recuerdo. Además, debo decir, aunque no me extenderé, que hay algo en la visión actual del laicismo que me “molesta” de las escuelas públicas en Francia. En definitiva, elegimos una escuela privada concertada por dos razones básicamente: el tamaño, algo más pequeña que las dos escuelas públicas que hay en el pueblo y porque, sin ser católicos practicantes, sabemos de donde venimos y consideramos que se debe enseñar el hecho religioso, por lo menos, no ignorarlo.

-¿Cómo es el día a día en ese país? ¿Y la situación de la mujer?

-Nosotros tenemos un día a día muy tranquilito. Dejo a la niña en la escuela por la mañana, vuelvo a casa para trabajar y la recojo entre las 16 h y las 17 h, menos los miércoles que solo tiene cole hasta las 12 h. Por la tarde estamos en casa, jugando, haciendo tareas y ya luego, el baño y la cena. Nosotros cenamos sobre las 20 h, aunque la gente aquí suele cenar más entre las 19 h y las 19 h 30. Y nos acostamos pronto porque nos levantamos temprano. Llevamos una vida muy tranquila. Los fines de semana siempre solemos ver a amigos, aquí la gente se reúne en las casas, anda que no llevo años en este país y creo que puedo contar con los dedos de las manos la veces que he ido al restaurante con amigos. Incluso el otro día, la niña me hizo reír mucho: le estaba diciendo yo que durante sus vacaciones escolares iríamos en tranvía a Nantes y que nos tomaríamos un té o algo en un bar y me mira y me dice, “mamá, aquí no hay bares”, “¿ah, no?”, contesté yo, y va y me suelta, “¡no, bares hay en casa de la yaya pero aquí no!”, o sea que con apenas 5 años ya relaciona España con los bares. Francia no es un país inseguro pero ahora sí hay más controles de seguridad cuando accedes a eventos, centros comerciales, etc. debido a los últimos atentados.

-¿Cómo es la vida para los niños?

-En los pueblos llevamos una vida muy tranquila. Un pueblo francés no tiene nada que ver con un pueblo español, ahí está la diferencia. El urbanismo es completamente distinto, las casas están dispersas por todo el territorio del municipio, aunque ahora las autoridades empiezan a darse cuenta de que esto puede ocasionar problemas de aislamiento. En fin, aquí tenemos que coger el coche para todo, ¡incluso para comprar la barra de pan! Tenemos todos nuestra casita con jardín pero en invierno (que es largo) casi no ves a nadie. Sales de casa y coges el coche que está aparcado en tu parcela y te vas. O sea que los niños pasan mucho tiempo en las casas, con nosotros, los padres. También tienen menos actividades extraescolares que en España, o eso pienso yo. Creo que empiezan más tarde. La mayoría de extraescolares empiezan a partir de los cinco-seis años. Aquí también usamos mucho lo de la “caja para los días de lluvia”, quizá por la región donde vivo pero con la niña estamos mucho en casa, haciendo manualidades y “bricolajes” como dice ella.

-¿Cómo se percibe ahí la maternidad? ¿Ayudas? ¿bajas maternales?

-Francia es el país con el índice de natalidad más alto de Europa, aunque ahora esté bajando. Paradójicamente, también es uno de los países europeos, junto con otros de Europa del norte, donde el número de mujeres trabajando es más alto. Eso se debe a las políticas de ayuda familiares y sociales. Francia siempre ha sido uno de los lugares con políticas sociales más arraigadas. Aquí existe una prima de nacimiento, unas ayudas hasta los tres años del niño que sirven para pagar las guarderías o assistantes maternelles (algo así como las madres de día, que funciona muy bien desde hace muchos años), a partir del segundo hijo, tienes otras ayudas... en fin, en función del cociente familiar (en base al sueldo que entra y al número de habitantes de un hogar) cada familia tiene derecho a una cantidad. Aunque hay una ayuda de base que es la misma para todas las familias, cualquiera que sea el cociente familiar.

Pero por otro lado, por ejemplo, en Francia la baja maternal es de 16 semanas (para el primer hijo) repartidas de la siguiente manera: 6 semanas antes (de las cuales estás obligada a tomar al menos las 2 anteriores a la fecha prevista de parto) y 10 semanas después (de las cuales 6 son obligatorias. Si esperas el segundo, tienes derecho a 26, 8 antes y 16 después. Lo que significa que cuando tienes el primer hijo, lo dejas en la guardería o con la señora que lo cuida a los dos meses y medio.

El Código del Trabajo también permite a las madres o padres que así lo desean, pedir una reducción del tiempo de trabajo. Por ejemplo, hay muchas madres que no trabajan los miércoles porque en muchos centros escolares los miércoles no hay cole o muy pocas horas.

-¿Qué ventajas supone vivir así y qué inconvenientes?

-Yo nunca me planteé vivir en el extranjero, surgió así y punto. Claro, casándome con un francés y viviendo en Francia, diría que el inconveniente más grande es tener a mi familia lejos. Por lo demás, pienso que en Francia estamos bien, el marco jurídico a nivel laboral, las condiciones y las maneras de hacer me corresponden bastante bien. A veces, puedo tener la sensación de que todo tiene que pasar por la casilla del papeleo, aquí lo de que te digan algo de palabra, no sirve, todo tiene que estar por escrito, puede ser cansino, los trámites más largos, etc. pero al final ves que si se hace así es para que todas las partes estén cubiertas, y no está nada mal cuando uno sabe cómo van las cosas en este mundo en el que vivimos.

-¿Qué echa de menos de España?

-Como ya he dicho antes, la familia. Eso es lo primero que echo de menos y, luego, el cielo azul y mi clima mediterráneo. ¡Cuánto más envejezco, más echo de menos el brillo de un cielo azul y despejado!

-¿Qué importaría de ese país al nuestro?

-Creo que lo importaría es parte del carácter de la gente, que suele tener aquí menos tendencia a fijarse en los demás, a compararse menos los unos con los otros.

-¿Cómo se percibe España en ese país? ¿Es conocido? ¿Por qué razones?

¡Para muchos franceses, España es un destino turístico ideal! Creo que tienen una buena imagen de España, han visto la evolución de un país que en treinta años se ha desarrollado, que tiene ahora unas infraestructuras que nada tienen que envidiar a las de los otros países europeos, las ciudades están limpias, y en temas servicios, la gente sabe acoger muy bien, cuando vas a restaurantes y comercios siempre suele haber un buen trato. Para ellos, los españoles somos gente sonriente y feliz.