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La importancia de hablar del dolor que la madre siente cuando pierde al bebé estando embarazada

Hoy se celebra el día Mundial del duelo Gestacional perinatal

Cuando el feto muere se rompen todas la ilusiones de futuro que habíamos depositado en él/Pexels
Cuando el feto muere se rompen todas la ilusiones de futuro que habíamos depositado en él/Pexelslarazon

El duelo que una mujer (y el resto de su familia) siente por perder un bebé no nacido es enorme y no siempre entendido. Es importantísimo entender cuánto puedo llegar a ser ese sufrimiento y ayudarla a superar un duelo absolutamente legítimo.

Para entender ciertas situaciones vitales, la vivencia es una parte necesaria e irreemplazable. Esto ocurre tanto con la maternidad como con otras cosas y, por mi vivencia personal y por mi trabajo, puedo decir que la no-maternidad, o lo que es lo mismo, la pérdida perinatal, es una de esas situaciones. Siendo psicóloga Perinatal, puedo decir que se trata de una de las partes de mi trabajo más dura, pero también de las que más satisfacciones me puede proporcionar. No siempre es así, no siempre podemos/sabemos ayudar las profesionales que hemos elegido este campo de trabajo. Es fundamental además tener conciencia de lo importante que es el autocuidado. En ocasiones las mujeres debemos elegir, y saber que hay ciertos momentos vitales en los que tenemos que hacerlo. Uno de ellos es el propio embarazo, y otro el puerperio, “período posterior al nacimiento del bebé hasta las 6-8 semanas posteriores” (según las definiciones más clínicas), aunque desde el punto de vista psicológico, podría decirse que se alarga mucho más tiempo.

El Duelo Perinatal es sin duda uno de los acontecimientos vitales más estresantes y traumáticos que puede vivir una familia. Aunque según ciertas definiciones y para registros epidemiológicos abarca desde la semana 26 de gestación hasta los 2 días posteriores al nacimiento, de nuevo la psicología no hace esta distinción, el dolor por la pérdida puede ser igual desde las primeras semanas, puesto que todo va a depender de multitud de factores personales que hacen de cada caso un suceso único. No hay semanas en la pérdida de un bebé. Es así como lo viven muchas madres, independientemente de las semanas de gestación, las madres se vivencian como tal a veces incluso desde la concepción, desde el mismo deseo de maternidad. Cuando se pierde un bebé, se pierden muchas ilusiones, sueños, proyectos de futuro... Y como decía cada caso es único, incluso para una misma familia, el suceso se puede vivir de diferente manera en función de particularidades de cada pérdida.

Es obvio que en nuestro país nacen pocos niños, y además tenemos el primer hijo cada vez más tarde, esto conlleva que en muchas ocasiones haya que recurrir a costosos procesos de fertilidad. En dichos procesos las pérdidas perinatales conllevan también un alto desgaste durante el camino, si añadimos a esto que en ocasiones hay un límite físico, económico o emocional, podemos entender como las pérdidas gestacionales aunque sean de pocas semanas, son duras y dolorosas.

A todo lo anterior, tenemos que añadir además el hecho de que en multitud de ocasiones a nivel social no existe un reconocimiento de dicha pérdida, y no sólo por amigos y conocidos, la misma familia cercana en ocasiones no va a entender el duelo que dicha pérdida produce, y aunque con buena intención sus palabras pueden añadir más dolor, frases como “mejor ahora que más adelante”, “no te preocupes, tendrás otro”. No hace más que añadir dolor, y sobre todo pueden provocar que las familias dolientes, dejen de hablar sobre el tema, por temor a dicha incomprensión, lo que hace que el duelo se viva en soledad.

Otra de las situaciones que pueden darse es la falta de empatía en el profesional sanitario, o la falta de un protocolo adecuado de atención a dichas pérdidas para las mujeres. Y aunque puedo constatar en consulta que ha habido grandes progresos en los últimos 10 años, cada vez hay más profesionales formados, y concienciados, también se dispone de más información e investigación, puesto que se seguían protocolos anticuados que provenían de prácticas de los años 60/70, como la de no dejar a la madre ver a su bebé y despedirse. Ahora cada vez en más hospitales se promueve que la familia pueda despedirse del bebé fallecido, puesto que si así lo desean, será duro pero también es una forma de facilitar el proceso de duelo y que no se convierta en un duelo patológico.

Si la familia lo desea, también es conveniente conservar algún recuerdo, en forma de fotografías, ropa o lo que considere oportuno, e incluso se puede realizar un ritual de despedida cuando se sientan preparados. Todas estas recomendaciones están basadas en evidencias y prácticas que llevan realizándose en otros países como Bélgica, Holanda y EEUU desde hace más de 20 años. Y los resultados son satisfactorios, puesto que lo mismo que ocurre cuando perdemos un ser querido, por ejemplo en una catástrofe, o accidente, el poder hacer una despedida facilita iniciar la travesía del Duelo dentro de la normalidad.

La pérdida perinatal es una gran realidad, seguramente no lo sepas, pero en tu entorno seguro que hay alguien que ha tenido un aborto, o una pérdida en un proceso de fertilidad...

La comprensión, el no enjuiciar, no decir frases inoportunas restando importancia a su dolor y simplemente estar disponible a escuchar, puede ser la forma más sencilla pero a la vez efectiva de ayudar. En ocasiones te puedes enterar cuando ha pasado un tiempo de ello, a veces no nos lo comunican hasta que no lo vivimos en primera persona, y yo siempre digo que para que esto no ocurra, hay que hablar de ello, hay que darle visibilidad a estas pérdidas que en ocasiones son un tabú.

Con respecto al resto de la familia, es importante tener en cuenta a los hermanos y hermanas, grandes olvidados. Puede parecer que los niños no comprenden, que no saben qué es la muerte, pero la tristeza de una pérdida, incluso aunque aún no hubiesen sabido que esperaban un hermanito, afecta a sus progenitores. Explicárselo es ayudarlos a comprender, con información adecuada a su edad, sencilla y clara. Hacerles partícipes de los rituales en caso que ellos quieran también es positivo.

Si conseguimos que estas pérdidas sean visibles, ayudaremos a miles de familias que viven este suceso traumático cada año. Miles de familias os lo van a agradecer.

Diana Sánchez es Psicóloga Perinatal y Sexóloga y ayuda a las mujeres en su consulta a pasar por estos tragos difíciles que ocurren muchas veces de las que imaginamos.

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